Capítulo 3
La joven periodista Deborah Anne Phillips, se estiró en su silla y se rascó la nuca. Acababa de publicar su columna del "Famously Post", el ambicioso periódico de media tirada para el que trabajaba desde que se había recibido de periodista siete años atrás tras momentos de duros estudios y soledad.
Tras años difíciles.
Se sentía muy orgullosa de su profesión, su trabajo la completaba, la hacía feliz, aunque su familia opinaba lo contrario y pensaba que trabajaba de eso porque era lo único que podía hacer.
Tener una periodista en la familia hacia que su padre, el embajador de España Claudio Philips, le diera más que un dolor de cabeza, eso hacía que participase menos en las actividades sociales que tenía su padre y, en ocasiones, no invitada por la embajada para evitar que salga al aire información que consideraban valiosa y que podría filtrarse a través de ella.
A causa de eso la chica hacía bastante tiempo que no veía a su familia y no había tenido oportunidad de llamarlos en ese último tiempo, pero a la que si había llamado y no había obtenido respuesta era de su hermana Miracle.
Estaba muy emocionada por la maternidad de Mili, ya que se la veía emocionada, feliz y bonita junto a su pareja, un hombre que le cayó muy bien al instante y sabía que la iba a cuidar hasta el final de sus días.
Eso la emocionaba.
La emocionaba mucho porque era eso lo que quería para sus hermanas. Verlas felices, sanas, acompañadas... todo lo contrario a ella.
De reojo vio la revista en la que la maldita Ofelia Pichard, una colega que parecía más una diva que una periodista profesional, la criticaba y no pudo evitar poner los ojos en blanco ante las mediocres y snobs palabras de aquella rubia estirada le dedicaba en un apartado de la nota.
—Inepta y envidiosa ¡Con el favor que te hice! —masculló masticando un caramelo, pero se tragó sus palabras al mismo tiempo que su caramelo, cuando la llamaron de la revista. Eso significaba trabajo en fin de semana— Se fue la tranquilidad, When —le dijo a su perrita—. Nos llaman y es Big Gabe.
Tomó el celular de trabajo y tras esperar tres timbres más, suspiró y tocó la pantalla, en donde su jefe era identificado con un emoji de diablo violeta sonriendo
—Te necesito —Sip, ese era su jefe. Tan educado como siempre—. Te necesito, te necesito.... Te—Tu dirás Big Gabe —interrumpió ella con una sonrisa cansada mientras le tiraba a su mascota una pelota que ella buscaba y dejaba en sus muslos, moviendo la cola y esperando a que se la volvieran a arrojar—. ¿Big Gabe?
—Aquí estoy.
Al otro lado de la línea se sintió un portazo y el posterior suspiro de Gabe. Seguro Ofelia se había marchado discretamente. Por supuesto haciendo una gran salida espectacular, agitando su largo cabello para que todo el mundo viera lo largo y perfecto que era. Si, se lo podía imaginar.
—Bueno —se aclaró la garganta— ¿Sabías que se abrirá un hotel cinco estrellas en Nueva York...?
Si, Debie sabía eso ya que ella misma había escrito una nota de lo que pensaban hacer con una gran mansión ubicada en el centro de la cuidad.
—Ya lo sé. La obra es de hace años y el grupo Gold está a cargo, ellos esperan superar al Hilton y al Hard Rock con una opción múltiples de tiendas dentro del hotel —recordó, arrojando la pelota a su perra—. Se dice que serán tiendas de diseñadores tanto locales como internacionales —se encogió de hombros—. En realidad es lo mismo de siempre, solo esperan superarse los unos a los otros con la misma idea.
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Hermanos Hurtman #1 "Pecado de seducción".
RomanceDeborah Phillips abrió los ojos lentamente, estaba muy mareada aún y le costaba enfocar la vista en un punto exacto, quiso sentarse pero una voz brusca la detuvo. -Quédate quieta. Te han anestesiado -Deb tragó saliva al oír a Sebastián hablarle en l...