Porque sé que lo estaban deseando, ya que el final de esta historia era abierto y tenían ganas de más.Disfruten de este hermoso capítulo llamado.
-Perdonar por amor-
Esperanza miró la carta y sintió que el cuerpo le temblaba. Había pasado tiempo y alguna de sus heridas habian sanado. No sabía con lo que se iba a encontrar en ese papel, pero dado con los últimos acontecimientos tenía fe de que fuera algo bueno.
Al abrir el sobre vio una carta con fecha del dia de la boda de una de sus medias hermanas; Miracle.
Hola Debie, soy Mili, lo siento hermana, lo siento por todo, te herí, te odie y te lastimé. Espero que me sepas perdonar porque ni yo puedo perdonarme a mí misma por todo lo que he hecho y dicho. Ese dolor nadie se lo merece y mucho menos tú. Te quiero...
El tiempo y la distancia si curaban las heridas y no era egoista dejarlo pasar para recuperarse de un daño grande. Todos necesitabamos tiempo y distancia para sanar y las personas que la rodeaban entendieron que debian darle ese capricho para recuperarse, entendieron que se lo debían por todo lo que había pasado mientras ella crecía siendo dejada de lado con esa crueldad que tristemente no se merecía.
En ese momento recordó una conversación que tuvo con Ben mientras le daba el pecho a su bebé al que finalmente llamó Eric.
-No te pido que las perdones, porque es dificil perdonar esa clase de maltrato, te pido que lo pienses o que al menos las escuches.
Le habia llevado tiempo y algunas sesiones con su psicólogo que le recomendó cerrar el círculo para llevar una nueva vida con su familia.
Tomó el teléfono y le marcó a su papá que vivía en Nueva York, ya que ahí hacía negocios con muchos empresarios -incluyendo los Marshall- eso le facilitaría encontrar la información que necesitaba recabar.
-Hola papá ¿Cómo estás? -preguntó con cierta timidez por la hora que era allá, esperaba no haber interrumpido nada.
-Bien. Cerramos un negocio con una empresa de Sidney y lo más probable es que esté fuera unas semanas, pero volveré para el cumpleaños de mi yerno.
Esperanza sonrió. Le encantaba la relación que tenía con su papá y la verdad deseaba que esa complicidad fuera también con su mamá. Christiana queria hablar con ella y no sabía como llegar hasta la mujer ya que hania bloqueado todo tipo de contacto con ella.
-Necesito que me ayudes. quiero... -se aclaró la garganta, pues no era fácil decir lo que estaba por decir-. Necesito los datos de Alfredo Otero.
Hubo silencio al otro lado de la linea. Tragó saliva, estaba muy segura de lo que iba a hacer y se sentía con la fuerza suficiente para enfrentar la verdad de todo lo que habia pasado mientras ella crecía.
-Supongo que has hablado con Ben de esto ¿No? -Preguntó con preocupación.
-Yo... ah... La desicion es mía, papá. Necesito cerrar este círculo y me siento con la fuerza suficiente para hablar con ella y que me expliquen... quiero escucharlas. Esperé demasiado.
-Recuerda tu corazón, Esperanza. Ese día tuviste un paro cardíaco y se te diagnosticó el síndrome. Me preocupa tu salud, me preocupo por ti, hija mía.
Esperaza suspiró con una gran sonrisa. Nada pasaría. Ya no. Tenia a su familia, su salvavidas y su roca ¿Que malo podía pasar cuando se era lo suficientemente fuerte? Ya no había rastros de nada, no tenia sindrome del corazón roto y había sido revertida la angioplastia retirando el balón de su corazón.
-Estoy lista, papá. Quiero verlas. A todas.
-*-*-
¡¡Hola amores bellos!!
Bueno esto queria hacerlo desde que escribí el capitulo final de la historia.
Se que piensan que el final fue egoista, pero, Esperanza necesitaba sanar para poder perdonar a su madre y a sus hermanas de lo que había pasado en su infancia y parte de su adultez.
Crecer para Esperanza implicaba conocer a su marido, crear un vínculo con su padre y cuidar su corazón mientras veía los dos primeros años de su hijo, pero ese tiempo pasó y ha reunido la fuerza suficiente para volver a ver a su madre y hermanas.
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Hermanos Hurtman #1 "Pecado de seducción".
RomanceDeborah Phillips abrió los ojos lentamente, estaba muy mareada aún y le costaba enfocar la vista en un punto exacto, quiso sentarse pero una voz brusca la detuvo. -Quédate quieta. Te han anestesiado -Deb tragó saliva al oír a Sebastián hablarle en l...