Deborah salió del baño algo pálida y mareada, los síntomas de embarazo eran mucho más fuertes que en el embarazo anterior y el médico que la atendía le había dicho que sus hormonas estaban trabajando perfectamente.
El embrión estaba creciendo perfectamente y se estaba desarrollando en tiempo y forma conforme a los valores normales, eso le trajo a Debie un gran alivio.
No iba a poder operarse hasta que naciera el bebé, su corazón estaba en perfecto estado y le recomendaron hacer una terapia para poder liberarse del pasado para enfrentar una nueva vida junto a la familia que iba a formar. Las sesiones le estaban costando mucho, pero a medida que pasaba el tiempo, no le dolía tanto hablar de su familia. En las primeras tres semanas la doctora le había dejado en claro que lo que había sucedido no era culpa suya, que solamente había sido una víctima de las malas decisiones y el destino, pero quisiera o no iba a tener que cargar con eso porque era parte de la vida.
Se puso loción con doble vitamina A en los pechos porque se le estaban hinchando y eso le causaba comezón, las cicatrices seguían siendo muy visibles y todavía no sabía si iba a poder alimentar a su bebé, lo cual era algo que anhelaba con el alma.
-Te odio Miracle -no pudo evitar decirlo al mirar sus pechos y lo colorados que se habían puesto producto de la misma hinchazón.
Benjamin entró a la habitación y le besó el hombro.
-¿Qué sucede? -preguntó acariciando sus hombros.
-Mira lo rojos que se han puesto mis pechos. Me pican mucho -dijo con preocupación.
-¿Te duele? -preguntó acariciándolos para ver si con eso podía aliviar, aunque sea solo un poco, la incesante picazón.
-No, solo me pican.
Benjamin estaba muy afligido al no saber si su mujer iba a poder amamantar a su hijo y no quería decir que odiaba a su cuñada, pero el recordar el accidente en el Hilton le hacía ver que si lo hacía, que odiaba lo que esa mujer le había hecho a su esposa.
Cuando le prestó atención al cuerpo de su esposa miró el lunar que tenía entre sus clavículas. Era un lunar que había besado miles de veces mientras le hacía el amor, pero le llamaba mucho la atención, porque lo había visto en otro lado.
Su esposa se cerró la camisa de seda lila que se había puesto y luego se puso una chaqueta de ante de color gris.-No estaré mucho tiempo en la oficina -le dijo ella- ¿Nos vemos en el Golden Dinner?
-Prefiero ir al Il piccolo Panino. Yo mismo te pasaré a buscar. No me gusta el Golden Dinner tú y mi pequeño se tienen que alimentar bien... a propósito de alimentar -dijo besando su barbilla- Me encanta esa barriguita.
-¿Este vientre de Buda? -preguntó ella con una sonrisa.
-Si -dijo rodeándola con sus brazos- es sexy sentir ese vientre de Buda cada vez que empujo sobre ti. Saber que yo mismo te he dejado mi semilla ahí dentro... es muy sexy.
Ella se sonrojó y lo empujó.
-Cállate. Este vientre es de comida.
Al salir de la habitación se encontraron con Paul que la miró de la misma manera que la primera vez que se habían visto, una mirada que la ponía muy incómoda por la forma en la que esos ojos verdes la hacían sentir.
-Me temo que no son buenas noticias -dijo mirando a Benjamin, luego bajó los ojos y miró a Deborah-. Deb, Christiana está en la sala.
Debie suspiró y miró a su marido con los ojos completamente cristalizados.
-¿Qué quiere aquí? -preguntó con la voz temblorosa, apretando los puños con impotencia-. Ya me ha dicho todo lo que pensaba y ahora me viene a buscar aquí ¡¿Cómo sabe donde vivo?!
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Hermanos Hurtman #1 "Pecado de seducción".
Storie d'amoreDeborah Phillips abrió los ojos lentamente, estaba muy mareada aún y le costaba enfocar la vista en un punto exacto, quiso sentarse pero una voz brusca la detuvo. -Quédate quieta. Te han anestesiado -Deb tragó saliva al oír a Sebastián hablarle en l...