Nunca te conté — como muchas otras cosas—que atesoro un recuerdo como si fuera mi única reserva durante una noche de invierno. Ese día estábamos en casa, solos, como algunas veces, y quizá estabas de mejor humor que otros días.
El Cd de aquella telenovela que solía gustarte estaba frente a nosotros, y al mirar arriba, recuerdo tu rostro eufórico, no se de qué. Entonces pensé que se trataba de un estímulo debido a la canción.
—"Allá en el rancho grande"
Te miraba sentada desde la cama, nuestras alturas diferían por la edad, apoyé mi codo en mi rodilla y te observé sonreír. Me sorprendí cuando tomaste mi mano, si hubiese sido mayor, sentiría el bochorno de aquella insinuación vergonzosa, sin embargo, la tomé, mientras la emoción avibaba en mi interior un festival de alegría y vivos colores.
Reímos, sujetaste mis dos manos entre las tuyas, éramos dos chicos que cantaban.
— "Allá donde vivíííaaaa"
Las risas se hicieron mas fuertes frente a nuestra pronunciación aguda de las "íes", y aunque no entendía el porqué de tu felicidad, me vi reflejada en ella. Tus manos siempre lejanas parecían un sueño rozando las mías, tu sonrisa risueña y mejillas eronjecidas por la actividad, me hacían pensar en aquel momento como algo encantador.
Y deseé, deseé lo que fuera que nos rodeaba, que todos los días fueran como ese instante.
La mujer del video ondeaba su falda pomposa y colorida, mientras otro hombre sobre el escenario la cortejaba, ella era blanca y su labial carmín delineaba cada una de sus alegres palabras.
— Había una rancherita, que alegre me decía ¡Que alegre me decíííaaaaaaa!
En el presente dejo salir esas notas con los ojos cerrados, y mi pequeña expresión impávida reproduce los recuerdos uno tras otro.
Las voces agitadas, las risas, las mejillas sonrosadas, la cama desastrosa, el volumen a tope y nuestros cuerpos girando alrededor, todo aparece como si hubiera sido ayer.
Pero siempre esa canción me trae un pensamiento lleno de duda ¿y si solo fue un sueño para aclarar nuestra relación? Jamás te vi sonreír como cuando grité:
— "Te voy haceeeer los calzoneeees, como los suuusa el rancheroooo"
Y mi mente viaja a tu indiferencia. Ya no pregunto el porqué de todo aquello, de hecho, jamás tuve el valor de preguntarte directamente. Pero al cerrar los ojos, tengo curiosidad, y me gustaría aliviar ese capricho infantil, descubriendo si aquella sonrisa era genuina.
Te he escuchado diciendo que no has sido feliz, por un lado me siento culpable, y por el otro, me es lastimoso. ¿Tu sonrisa era sincera? ¿Recuerdas como yo, esa escena como la pura definición de la felicidad fraternal?
Mientras se escurre entre mis ojos el descenlace atropellado de esos recuerdos, observo que no terminó del todo bien, y terminé arruinandolo todo.
Y recupero mi visión infantil de la situación y me pregunto si me perdonarás, si volveremos a sonreír, y me siento torpe, muy torpe.
Mientras escribo este desfile atropellado de ridículos pensamientos que jamás leerás, me llega el pensamiento de que hay una gran diversidad de amores, y el tuyo, ha sido el primero de varios. Y creo verte darme la espalda entre la bruma, mientras grito tu nombre, pero te vas, y sigues tu camino.
Esa aberrante pesadilla me despierta, y encuentro que es real, no estás, de hecho, no has estado nunca, tan lejos y tan cerca, tan eterno y tan efímero, tan dulce y tan amargo.
Y el recuerdo se va, mientras las palabras se afincan como puas.
— "¡Que los comieeenzo de lanaaaa y los ACÁBO dee CUERO!"
Y me veo, corriendo a otros brazos falsos, llamándolos como debí llamarte a tí.
"Hermano".

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Drayos y Centenas.
PoesieLas palabras son un puente hacia los sentimientos. Y hay oportunidades en donde aquel puente desemboca en una brumosa neblina de dudoso significado. Porque las palabras no significan lo que significan, en muchas ocasiones se traba la lengua, se ator...