XIV

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Mientras miraba ese espacio bañado con la luz escapada de una pequeña ranura del techo, me encontré como un alma solitaria sentada sobre el suelo. La falda se aferraba a mis piernas regordetas y mis medias acariciaban el piso de liso concreto.

Intenté desesperada bañarme con los recuerdos que se deslizaban uno tras otro sobre las tuberías apegadas a una de las columnas color beige, vi varías siluetas que creí conocer una vez y con las que ahora no hablaba en lo absoluto, estaba sola.

Pensé que el tiempo era un poco malvado a la vista de todos, quizá había sido yo quien no supo utilizarlo. Un fragmento de segundo bastó aquella vez para destruir una confianza que tardo años en construirse, lo sabía, mas era obstinación.

Cerraba mis ojos ante la luz y apegaba mi cabeza a la pared con suavidad, pensando, no me importaba que no estuviera a mi lado nadie de antes, irónicamente todo lo que observé con temeridad se hizo realidad... Hoy podía aborrecer un poco el ahora, quejarme un poco de él y mañana estaría añorando ese pasado.

Parece que viajo en el tiempo...Mis premoniciones son ciertas, o, en el fondo, me conozco demasiado.


Drayos y Centenas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora