La guerra había dejado a Laila Ryswell sintiéndose entumecida.
Había visto mucho; demasiado, dirían algunos. Estar siempre al lado de Catelyn Stark durante la guerra de los cinco reyes había dejado a Laila con recuerdos que raramente olvidaría. ¿Por qué era castigada con ellos? Había sido una criada durante años, y eso no era necesariamente su castigo, si no el hecho que siempre sería perseguida por las memorias de la guerra debida a la persistencia de los Starks. De alguna forma, ella lo admiraba.
Algunas veces, pensaba en su pasado, o en todo lo que había visto en esta guerra mientras se trenzaba el pelo. Ella pasaría sus dedos con piel aceitunada entre los mechones, intentando ocultar las inseguridades que su grueso pelo daba. Sus rizos, largos y oscuros, se enredaban pero, de alguna forma, eso era lo que la guerra le hacía a Laila Ryswell. La dejó sintiéndose enredada y su estomago revuelto.
Laila normalmente residía con las otras criadas en el campamento. A ella no le gustaba mucho escucharlas, pero si le empezó a gustar hablar con una mujer llamada Selene. Estaba bien hablar con alguien que compartiera sus mismos intereses, y que, además, trabajara con alguien cercano a los Starks. Laila recordó que era la criada de la nueva Reina en el Norte.
Era difícil hablar con las otras criadas. Laila creía que eran muy egocéntricas, o idiotas, si vamos al caso. Había sido una gran victoria de los Starks el capturar a Jaime Lannister y mantenerlo como prisionero de guerra, pero las otras criadas parecía que pensaban que era un trozo de carne. "Un hombre con substancia", oía que decían. Hacía que Laila quisiera poner los ojos en blanco.
Ella pasaba frente su jaula a menudo, en gran parte cuando tenía que llevar cubos de agua para el baño de Lady Stark. Algunas veces sus ojos se encontraban, pero la mayor parte del tiempo Laila le miraba con miedo. Barro y moratones le cubrían la cara. No se había bañado en mucho tiempo, y apestaba a desesperación. A Laila le parecía difícil de creer que las otras criadas pensaran que era atractivo. Ambos, su apariencia y su personalidad, eran feos.
También decían lo mismo acerca de Robb Stark, lo cual Laila encontraba aun más repulsivo. Dioses, ese hombre estaba ahora casado, y ellas seguían cuchicheando sobre su figura masculina. Laila no sabía si su mujer, Freya Greyjoy, le amaba de la forma en que una mujer debería amar a su marido, pero sin embargo él estaba atado a ella por ley. Ninguna otra mujer tenía el derecho de hablar de él de una manera tan atrevida.
Sacar a Laila de sus propios pensamientos era difícil, pero ella encontraba consuelo al pasear alrededor del campo de batalla. Había soldados caminando ansiosamente de izquierda a derecha, pero era mejor que caminar por un campo lleno de cadáveres. El olor de madera quemándose era cercano, y Laila lo respiró como si fuese aire fresco. Más adelante, Laila vio a Lady Brienne sentada frente una fogata. Su armadura colgaba pesadamente de su cuerpo, y Brienne la llevaba a pesar de la temperatura a su alrededor. A Laila le gustaba eso de ella, así como muchas otras cosas, razón por la cual ella estaba feliz que Catelyn la hubiera invitado a unirse al dejar la Tierra de Tormentas.
Tenía una expresión taciturna en su cara cuando Laila se acercó. Miró las llamas con una extraña tensión en el aire. Laila se sentó a su lado sobre la hierba mojada y preguntó "¿En qué piensas?"
Brienne dudó. Entonces contestó "¿En qué me he metido?" Ella miró sus manos enguantadas. "No conozco a ninguno de vosotros, y aun así siento una sensación abrumadora de confianza."
"Juraste lealtad a Lady Catelyn. Debes confiar en nosotros de alguna forma." Dijo Laila, dándole un suave codazo. Brienne no lo sintió a través de la armadura. "Si te sientes como una extraña, ¿qué te gustaría saber?"
No recibió una respuesta.
"Muy bien, empezaré yo." Dio un suspiro y junto sus manos. "Como ya sabes, my nombre es Laila Ryswell. Nací y me crie en Los Riachuelos, que delimita con la Costa Rocosa i el Bosque de lobos. Aunque mi padre y yo nos fuimos debido a-"
"Creo que ya he oído suficiente."
Laila miró la fogata frente a ellas. "¿No te gusta hablar de tus sentimientos?"
Las dos miraron unos soldados pasar y Brienne preguntó "¿Es tan obvio?"
Laila sonrió suavemente. Dejó de mirar al fuego para centrarse en Brienne. "¿Estás triste por lo de Renly? arecías muy leal a él."
"Todo el mundo parece saber mucho sobre Renly," dijo Brienne "pero no saben nada. Yo le conocía y él a mí."
Laila se removió incomoda. "Fue difícil ver lo que vimos," contestó. "No sé mucho acerca de magia, o religión, pero ¿lo que vimos? Eso era sacado de un cuento de hadas. Vimos a Renly Baratheon ser asesinado por... una sombra. Alguien le quería muerto, ¿no deberíamos hacer algo sobre eso?"
"Estamos en medio de una guerra. No hay tiempo para lamentarse por..." La voz de Brienne se fue apagando, Laila arqueó una ceja.
"¿Lamentarse por qué?"
Brienne no dijo nada.
"¿Por qué no dices nada?"
Bajó la mirada, cerca de donde Laila estaba sentada. "Porque si lo digo, significa que realmente pasó."
Laila se levantó y puso su mano sobre el hombro armado de Brienne. No continuó con la conversación. Esta guerra los estaba destrozando a todos, y todos necesitaban sobrevivirla. ¿Por qué no podían ser los tiempos más fáciles, como cuando estaban en Invernalia?
***
Cersei Lannister miraba cómo su primo se encogía de miedo frente a ella. Alton Lannister le entregó los términos de Robb Stark. Estaban de pie fuera de las puertas de la Fortaleza Roja, y Cersei miró a Alton atentamente. Sostenía un vaso de vino medio vacío y tenía algunos guardias Lannister a su alrededor. La hoja de papel con los términos era vieja y estaba maltrecha.
Los términos de Robb Stark eran... bueno, ¿qué podía decir? Parecían el tipo de términos que haría un chico muy joven para una guerra. Si creía que la guerra iba a acabar con sus hermanas sanas y salvas en sus brazos, entonces era realmente inocente.
"Bueno," dijo Cersei "admiro su espíritu."
Alton la miró a los ojos, preocupado.
Cersei volvió a mirar al papel. De repente se acordó de Jaime – su gemelo, su vida – y lo mal que esa guerra iba a acabar. ¿Volvería a tener a su amante junto a ella algún día? Ira hervía en su alma, y se podía notar cuando miró a su primo.
Jaime iba a volver a su lado – sin importar como. Mataría hasta el último de sus enemigos para conseguirlo de vuelta. Mataría cada Stark, cada Umber – dioses, incluso mataría a esa zorra Greyjoy para volver a tener a Jaime. Sabía que estar sola mientras él estaba en la guerra sería difícil, pero no sabía que tendría que esperar tanto.
¿Robb Stark quería paz? Que le den a la paz. Que le den al reino. Que le den al ejército. Ella tendría guerra. El Norte podía tener su libertad tanto como quisieran, pero no podrían tener a su jodido hermano.
"¿Aceptas sus términos?" Preguntó Alton después de una breve pausa. "Debo hacer que reciba su respuesta."
Ella se rió. Que inocente había hecho la guerra a su primo. Como se atrevía siquiera a pensar que denigrar su dignidad tan fácilmente. No, no aceptaría los malditos términos. Lo que aceptaría era la devolución de su hermano.
Y fue entonces cuando Cersei Lannister rompió el papel con los términos por la mitad.
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PECADOR / Jaime Lannister
Fanfiction"Los leones Lannister no sois más que pecadores" JUEGO DE TRONOS - TEMPORADAS 2 Y 3 Premiado como Mejor Fanfic de Jaime Lannister Esto es solo una traducción, la autora oficial es @stxrmborn