Capítulo 4 / UN DÍA

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Robb Stark caminaba por su campamento con furia en sus ojos

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Robb Stark caminaba por su campamento con furia en sus ojos. Cualquiera podía verlo en su mirada. Su mujer, Freya, le estaba esperando en la tienda de su madre, y – dioses, no sabía que le diría a Catelyn. Estaba tan... enfadado. Estaba tan enfadado que podría tirarse del pelo y no le importaría. Sus pies pisoteaban el suelo con cada paso, y Lord Karstark le seguía a su lado.

"Inservible, vieja mujer." Murmuró Karstark. "¿Qué sabe ella de los problemas de la guerra? ¿Quién se cree que es?"

Robb intentó mantener su concentración al frente mientras respondía, "No lo sé."

"Dioses." Espetó el Lord, "Esto es por lo que las mujeres no deberían involucrarse con la guerra."

Robb dejó de andar. Se dio la vuelta para enfrentar el lord a su lado y puso una mano sobre su hombro. "¿Disculpadme?" arqueó una ceja. "¿Por qué decís eso? Puede que este enfadado con mi madre, pero usted, mi lord, no tiene ningún derecho a estarlo."

"Lo digo porque es verdad."

"Sabéis muy bien lo mucho que Freya está involucrada en esta guerra." Argumentó Robb. "Lucha a mi lado en la batalla y dirige nuestras estrategias. Las mujeres pertenecen a la guerra, y que mi madre haya tomado una decisión equivocada no cambia eso."

Lord Karstark no contestó, Robb siguió andando. "Ahora, encontremos a mi madre."

Karstark siguió a su Rey, pero eso no le detuvo de seguir murmurando. "Lo dice el hombre que no ama a su propia mujer."

***

Sacaron a los caballos del campamento de Robb Stark en medio de la noche. En poco tiempo, Laila, Brienne, y el Matareyes dieron con un bosque. Laila cabalgaba sobre su propio caballo, mientras que Brienne tenía que cabalgar con el Matareyes atado a su espalda. Se extrañó por la elección.

Laila no sabía cómo se sentía. Estaba un poco enfadada por el hecho que se encontraban en tal situación por culpa de Catelyn, pero su señora prometió que no sufrirían daño alguno. Laila no lo creyó, y predijo que los soldados de Robb probablemente ya las estarían buscando en ese mismo instante. Él nunca dejaría que su prisionero escapara. Ella estaba en medio de su camino, obviamente, pero como siempre, confiaba en Catelyn. Eso no significaba que no llevaría su daga encima.

Una vez alcanzaron un claro entre los bosques, Brienne dijo que harían lo que quedaba de trayecto a pie. Laila accedió, pensando que de esa forma serían más difíciles de encontrar. La sirvienta acarició la crin de su caballo antes de darle un fuerte golpe en el lomo, lo que hizo que el caballo saliera corriendo. Brienne saltó de su caballo, dejando que Jaime se cayera de cara al suelo. Y también obligó a su caballo a alejarse.

Jaime gruñó cuando golpeó el suelo. Se dio la vuelta, con un saco tapándole la visión. Brienne puso los ojos en blanco y Laila le dio una patada a la bota del Matareyes. "Levanta" le dijo, pero Jaime respondió con otro gruñido.

PECADOR / Jaime LannisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora