Capítulo 21 / CAMPESINO

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Laila pensó que nunca llegarían a Desembarco del Rey

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Laila pensó que nunca llegarían a Desembarco del Rey. Entraron por las puertas del Nido de Pulgas, ya que era un camino más rápido. Laila caminaba junto a Jaime, mientras que Brienne, Qyburn y los hombres Bolton les seguían. La vista del poblado Desembarco del Rey era como una bocanada de aire fresco para Jaime, aunque nunca había visitado mucho el Nido de Pulgas. Laila se dio cuenta de que pasaban como pueblerinos, con las ropas rotas y las caras sucias.

Jaime estaba en medio del camino, asimilando la familiar vista que le envolvía. Laila se dio cuenta que había un perro callejero a sus pies, y se agachó para acariciarle el pelaje. Un pueblerino intentó pasar por el lado de Jaime con su carretilla, diciendo, "Fuera del camino." Cuando Jaime levantó la mirada confundido, el hombre continuó, "Échate a un lado, campesino. Hay gente trabajando aquí."

Jaime se movió y el señor pasó. Laila le miró cuando preguntó, "¿De verdad estoy tan diferente?"

"Comparándote a la primera vez que te vi en Invernalia," contestó ella, empezando a caminar, "yo diría que sí."

***

Una vez entraron en la Fortaleza Roja, Jaime fue escoltado por la Guardia del Rey para limpiarse. A Laila y a Brienne no se les permitió despedirse. A ellas, por otro lado, las llevaron a hablar con Tywin Lannister, la Mano del Rey y el padre de Jaime. Otro grupo de la Guardia del Rey las guió hacia la habitación donde estaba, aun cuando estaban muy sucias.

Cuando llegaron, las dos se quedaron en la puerta sin saber muy bien qué hacer. Tywin se dio la vuelta en su escritorio, mirándolas con sospecha. Pensó que parecía que pertenecían al Nido de Pulgas, pero no lo dijo en voz alta. En su lugar, dijo, "Señoras, por favor siéntense."

Brienne y Laila se miraron dudosas antes de sentarse tentativamente en las sillas al final de la mesa. Tywin se sentaba a la cabeza, mirándolas como si fueran un trozo de carne. Levantó una mano y le ordenó a un criado que les trajera vino. El crido lo sirvió en dos copas frente las damas, lo cual Laila encontró demasiado extraño y amable de alguien como Tywin Lannister.

Tywin tomó un sorbo de su vino. "Parece que necesitáis una copa."

"Disculpadnos, mi señor," empezó Brienne. "No nos han dado la oportunidad de... refrescarnos."

"Eso es porque quería veros inmediatamente."

Laila cogió la copa llena de vino y tomó un sorbo. Se sentía incomoda, no solo por la tensión, sino por el lugar en el que estaba. Todo estaba tan... limpio, y adecuado. Todo lo que el Norte no era. Nunca se imaginó que estaría en el Sud.

"He sabido que mi hijo fue escoltado desde el campamento de Robb Stark hasta Desembarco del Rey por vosotras dos." Las miró sospechoso. "¿Por qué?"

Laila miró a Brienne antes de exhalar suavemente. "Fue bajo las órdenes de Catelyn Stark, mi señor," contestó. "Ella creía que esta sería la forma de acabar la guerra, o de recuperar a sus hijos. Que si le devolvíamos a Jaime vos le devolveríais a sus hijas. Nosotras solo éramos dos personas en las que ella confiaba."

"Bueno, hay algunos problemas con su orden," dijo Tywin, levantando la mano. "Una de sus hijas, Arya Stark, ya no está en Desembarco del Rey. Lady Sansa aun está aquí, y casada con Lord Tyrion. Y, también lamento informaros que Catelyn Stark ha muerto recientemente." Sus labios se apretaron en una fina línea. "Ambas sois libres de vuestras órdenes."

Los ojos de Laila se abrieron con la noticia. Su Señora estaba... ¿muerta? ¿Qué haría ahora? ¿Qué pasaba con los otros Starks? ¿Estaban todos... muertos? Sintió como su garganta se oprimía. La única familia que le había dado esperanzas estaba muerta. Sus manos se cerraron en puños y tenía lágrimas en los ojos, pero no se atrevía a dejarlas salir.

"¿Qué hay de Robb Stark?" preguntó Brienne. "¿Y su mujer? ¿Su ejército?"

"Muertos," respondió Tywin rápidamente. "Fueron asesinados en la boda de Edmure Tully a Roslin Frey. Lord Bolton es el nuevo Guardián en el Norte."

Los ojos de Laila fueron al suelo. ¿Dónde iría ahora? Su única opción era aceptar la propuesta de Jaime de quedarse como una dama de la corte. "¿Y qué se supone que debemos hacer?" preguntó Laila, su voz más gruesa. Le dolía la garganta al hablar, y miró a Tywin con furia en sus ojos oscuros. "¿También vamos a morir?"

Tywin estrechó su mirada. "¿Estás sugiriendo que yo tuve algo que ver con el asesinato de los Starks?"

Laila no respondió. Brienne le puso una mano sobre el brazo.

"¿Qué erais para Catelyn Stark?" preguntó Tywin, rompiendo el silencio.

Brienne frunció los labios antes de responder, "Yo soy Brienne de Tarth. Yo era la espada jurada de Lady Stark. Juré mi lealtad a ella cuando mi propio Rey, Renly Baratheon, fue asesinado."

Tywin miró a Laila, quien dijo, "Mi nombre es Laila Ryswell. Yo he sido la criada de Catelyn Stark desde que tenía diecisiete años. Mi padre y yo nos escapamos de los Riachuelos cuando nuestra familia original lo desheredó, y los Starks fueron muy amables de aceptarnos y darnos trabajos."

"¿Una Tarth y una Ryswell?" rió suavemente Tywin. "Casas pequeñas, pero conocidas."

Las miraba como si deseara que se fueran, pero Laila sabía que no se iría hasta que le dieran una compensación, ya fuera en propiedades o en monedas. Laila quería una habitación en la Fortaleza Roja. Era el único sitio al que podía ir, así que tenía que aprovechar la oportunidad mientras la tuviera, a pesar de las probables sospechas de Cersei Lannister.

Tywin aun estaba en silencio, así que Laila habló. "Vuestro hijo nos ofreció habitaciones en la Fortaleza Roja, mi señor, como... compensación por el viaje en que le acompañamos."

"¿Qué viaje?" se rió Tywin. "Caminasteis hasta Desembarco del Rey. ¿Qué hazaña es esa?"

Laila miró a Brienne, instándola a hablar con sus ojos. Brienne aun estaba confundida por el comentario de Laila, pero siguió con sus pensamientos. "Mi señor, no solo caminamos hasta Desembarco del Rey. Tuvimos que escapar del campamento de Robb Stark en medio de la noche y desobedecer sus órdenes. Estábamos cometiendo traición. No solo eso, pero no pudimos ir por el Camino del Rey para que nadie nos viera. Fuimos capturadas por los soldados Bolton, quienes cortaron la mano de vuestro hijo, pero Jaime consiguió sacarnos. Nuestro viaje ha sido largo y difícil, mi señor. Debéis saberlo."

Tywin miraba a Laila de nuevo. "¿Por qué enviaría Catelyn Stark a su criada a tal viaje?"

"Os sorprenderíais de lo que una criada sabe," respondió Laila, tomando un sorbo de vino. "Se sabe que soy muy buena debatiendo, y manteniendo la paz."

"Parece verdad," asintió, reclinándose en su silla. Se dio golpecitos en la sien, mirándolas unos segundos. "Os concederé habitaciones a ambas en la Fortaleza Roja, con algunas condiciones. Brienne de Tarth, deberás ser leal a vuestro nuevo Rey. Laila Ryswell, seréis una dama de compañía de Sansa Stark. La asistiréis en cualquier momento. ¿Accedéis a estos términos?"

Las dos damas asintieron lentamente con la cabeza. Se miraron la una a la otra, preguntándose si habían tomado la decisión correcta. Laila creía que sí, aunque sabía que tendría consecuencias drásticas. Brienne, por el otro lado, sabía que esto no estaría bien desde el principio.

"Bien," dijo Tywin, acabando su vino. Se limpió la boca. "Y gracias por... devolverme a mi hijo. Ambas parecéis muy leales a él."

Laila suspiró. "No tenéis ni idea, mi señor."

FINAL DEL LIBRO II

PECADOR / Jaime LannisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora