c i n c o

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El frio cala de manera punzante en mis costados. Por más que intento mantener el calor, sigo tiritando con violencia. No sé cómo se me ocurrió que esperar a Kook en un banco de la plaza de la universidad era la mejor idea con este clima, más aún que no tengo aún mis medias térmicas, ni mucho menos ropa que soporte estas temperaturas. Mis dientes castañean y solo no puede parar de pensar en lo calentito que deber estar el auto de Jungkook con la calefacción ya encendida.

Golpeo el piso ansiosamente con mi pie. Sacudo la pierna para evitar que esta también se congele. Vamos Kook, llega pronto antes de que muera de hipotermia en este banco.

Definitivamente, lo primero que tengo que hacer este fin de semana es sacar toda la ropa de invierno. Lo he estado corriendo hasta el punto que en mi guardarropa solo queda la camisa floreada, que compramos en nuestro viaje familiar a Hawái, solo para hacerme una idea del calor.

Por mero reflejo, mi atención viaja a la zona de parqueo de los profesores. Mi corazón da un brinco cuando me percato que la camioneta blanca del doctor Min está a tan solo unas filas de distancia de donde me encuentro. Realmente espero que aún no venga, no luego de esa incómoda conversación.

De pronto, un par de manos me toman de los hombros. Me exalto por la sorpresa, por lo que me giro de golpe por completo. Soy capaz de soltar el aire al ver que es Kook. ¿Quién esperaba que fuera si no?

Él no pierde la oportunidad de burlarse de mi reacción. Tonto.

Rodeo el banco, para llegar a su lado y rodearlo en un abrazo. La calidez de su cuerpo ayuda a que el frio deje de atacarme tan brutalmente.

—Sungnie, estás temblando— musita Kook. Rodea mi cuerpo con sus brazos y me atrae más hacia él—. Ven, vamos al auto antes de que te enfermes— hace una pausa. Bate sus ojos con nerviosismo, y, de la manera más torpe existente, se quita su chaqueta y me la da.

Sé que aún está incómodo con todo este sube y baja de emociones entre nosotros. Pero, el hecho de que siga teniendo sus gestos genuinos conmigo pese a todo, me hace sonreír.

Pero... ¿por qué la culpabilidad sigue siendo el sentimiento más latente?

Mantengo mis manos adheridas a su espalda, dentro de su camisa, Jungkook levanta su mirada, intentando reprimir una sonrisa, mientras mira a nuestro alrededor. Se queda mirando fijamente hacia un punto por encima de mi cabeza, sin dejar de sonreír.

—Aunque sé que deberías sacar tu ropa de invierno, no me molesta que me necesites para entrar en calor— musita bajito, acercando sus labios a mi cabello.

¿A dónde está mirando?

Intento girarme, pero él me mantiene aferrada en la misma postura.

—Me pregunto si...— masculla para sí mismo.

De pronto, deshace un poco su agarre, buscando mis labios. Su beso es tan repentino como toda su actitud extraña del momento. Siquiera puedo cerrar mis ojos en una reacción natural a besarle. Pues, tal es mi sorpresa que me cuesta un poco seguirle el ritmo del beso.

—Este ha sido el beso más raro, en nuestra escala de besos raros, Kook—señalo, al apartarme de él—. ¿Por qué?

Sin embargo, no responde de manera directa. En su lugar, sonríe divertido, mirando de nuevo en esa dirección por encima de mi cabeza. Esta vez no me quedo tranquila, así que, como puedo, intento seguir el rumbo de su mirada.

Con solo ver la blanca carrocería de la familiar camioneta arrancar segundos después mi mirada se fijó en la misma, todo cobra un poco más de sentido.

Extrema Obsesión, Min Yoongi.[REESCRITA] [TERMINADA] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora