Solo siéntate, no es necesario que digas nada. Tampoco será demasiado difícil intentarlo, los dos hemos muerto callados. Sin decir nada. Quizás es eso lo que poco a poco nos ha ido destruyendo.
Todos dicen que un silencio vale más que mil palabras, pero yo necesitaba oírlas. Necesitaba oír que alguien estaría allí para cuando me cayera. No pedía que también cayeras tu, solo que me ayudaras a levantarme. Ser ese pilar que necesitaba en mi castillo, ese tan importante.
Me resultaba necesario oírte decir que me querías, pero de esos te quiero sinceros, de los cuales cuando los escuchas se te congela el alma. Un te quiero susurrado en mi oreja era todo lo necesario para seguir adelante.
Necesitaba que me dijeras que todo iba bien, aunque fuese por el mal camino. Necesitaba esas mentiras, no otras.
Se me encallaban las palabras cuando te veía, un sentimiento de querer y no poder me invadía por dentro.
Tendría que haberme atrevido, a hablarte, a contestarte y a decir todo lo que sentía, porqué ahora todo esas emociones se escapan cada vez que siento tu nombre y me hubiese gustado compartirlas cuando hubieses estado a mi lado.
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Cartas Que Vuelan.
PuisiUn libro lleno de textos de los cuales te sentirás muy indentificados en alguno de ellos. Risas, lágrimas, fúria... Todas las emociones estampadas en una simple hoja de papel.