H DE HAMBRE

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 Un sonoro rugido suena repentinamente.

- Dime que esas han sido tus tripas -se apresura a decir un asustado Gerard.

- Esas han sido mis tripas -le contesta Mikey, para su alivio-. Tío, es como si  me estuviese devorando por dentro...

- ¿Quién?

- ¿Quién va a ser? ¡Mi propio estómago! 

- Eso suena a thriller... -sonríe el otro, con cara de circunstancias.

- Menos bromas, que no estoy de humor para eso. ¿Cómo es que a ti no te duele el estómago?

Gerard desdibuja la sonrisa de su rostro. No ha dicho nada sobre el tema en ningún momento del trayecto, pero lo cierto es que ahora está tan hambriento como su hermano. O más. Tal vez no haya sido buena idea, ahora que lo piensa mejor...

Lo que pasa es que ya no hay marcha atrás, y tiene que parecer fuerte, por lo menos para alentar a Mikey hasta el final. Después de todo, se lo ha traído a rastras.

- ¡No tendrás una bolsa de Cheetos escondida en la mochila! -exclama el otro en un súbito delirio.

- ¿Qué? ¡Claro que no! Y aunque la tuviera, ya me la habría comido.

- ¡Ajá, así que tú también estás igual! -vitorea con aires detectivescos

- Es como si no hubiese  probado bocado en toda mi vida -confiesa, frotándose el abdomen con angustia.

- Pues estamos buenos; perdidos, cansados, sin lugar al que ir y ahora hambrientos. Se acabó, nos vamos a morir, Gee -lamenta el pequeño, sentándose sobre la arena-. Voy a ir escribiendo el testamento...

- ¡No te pongas así! ¡Venga, sigamos! -insiste el mayor, tirando de su brazo con insistencia- ¡Tenemos que conseguirlo!

- ¿Conseguir el qué, Gee? -pregunta Mikey en un tono enfadado-. Admítelo, no tienes ni un mísero plan. No te bastaba con acusar a BL/ind de ser unos farsantes, no. ¡Teníamos que huir de Battery City para "estar a salvo"!

- Entonces me parecía un buen plan... -murmura, agachando la cabeza.

Aunque ahora que lo recapacita....

- Un suicidio, eso es lo que hemos hecho ¡Encima ahora no podremos volver a la ciudad, porque nos pillarán, nos matarán por traidores, Gee! ¡Yo nunca he sido un criminal! -exclama, sujetándolo desesperadamente por el cuello de la chaqueta de Dead Pegasus- ¡Si hasta me desmayo cada vez que me preguntan mi nombre!

- ¡Vale, contrólate! -pide el otro, soltándose de su agarre-. Confía en mí. Encontraremos la solución, te lo prometo. 

"O moriremos en el intento", le falta decir.

Pero tal vez no sea el momento más apropiado.

***

Otras dos horas de intenso camino.

Los pies duelen, seguramente sangren, los hombros no se mueven, las rodillas flojean, los pulmones se encojen. Van a caer rendidos sobre el suelo de un momento a otro.
Y encima anocheciendo.

Cojonudo.

- Espera... -se detiene Gerard, alzando la cabeza sin apenas aliento- ¿Hueles eso? -le pregunta a Mikey con un hilillo de exaltación.

- ¿Qué si lo huelo? -responde retóricamente el otro- ¡Tío, eso es comida!

Y como si se hubiesen tomado droga de la buena, echan a correr como si nada hacia el frente, hasta que divisan a no mucha distancia un viejo restaurante de carretera. Con las jodidas luces encendidas.

KILLJOYS empieza por...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora