- ¿Órdenes, señora?
Sus ojos se deslizan sobre las tintineantes pantallas de la habitación, analizando cada uno de los recovecos que su posición puede alcanzar, siguiéndoles la pista a través de la mirada que le ofrecen las cámaras de vigilancia.
Pero, para variar, su rostro no realiza ni un solo aspaviento. Sólo sus ojos, furtivos, llorosos por la luminosidad de la pared, parecen moverse con intranquilidad.
- Mátalos.
***
- ¿Alguna vez te habías sentido así de viva?
Sunshine gira la cabeza, brillante, los cabellos ligeramente sudorosos, empapados por la llovizna que cae sobre la ciudad. El ambiente fresco les hace seguir adelante a pesar del esfuerzo, las calles luminosas por el reflejo de las pantallas sobre los resbalosos adoquines, que le dan un aspecto futurista, de ensoñación. Sí, todo parece un sueño.
Parece que la ciudad se ha vestido para recibirles. Como si esa noche esté hecha para ellos y sólo para ellos.
Mira los ojos que la siguen a través de la máscara de Poison, que pronto ha dejado de convertirse en un simple recuerdo mortuorio, en una especie de lápida: ahora vuelve a ser el símbolo de la libertad, de la rebeldía. Un fantasma que cobra vida para recorrer las calles una noche más.
- Por primera vez siento que estoy viviendo de verdad -sonríe ampliamente, entre suspiros por la falta de aire.
Y Poison le devuelve la sonrisa.
Pero no puede ser más sincera con su afirmación. Porque, hasta entonces, y aunque ella nos se haya dado cuenta, todo ha sido lo más parecido a un sueño. Sobreviviendo, anhelando el día con el que los Killjoys se lanzarían de una vez por todas sobre el peligro, días y noches soñando con este momento. Y jamás pensó que sería tan memorable, algo digno de recordar. Algo digno de vivir.
Un par de rayos láser cruzan delante de ellos, siguiendo los trazos de la carretera. Los Killjoys los contemplan pasar pegados a la negra pared del inmueble, viendo cómo ese destello es reflejado en todas direcciones. Como pensamientos que esta noche cobran vida y recorren la ciudad en forma de luz. Estelas que buscan su ascensión al cielo. Que iluminan el camino.
- ¿Tienes miedo a morir? -inquiere la chica.
Como si buscase respuesta a una pregunta que carcome su mente.
Pero Poison no responde más que con una amplia sonrisa y un grito de guerra, alzando su pistola hacia delante y mandando varias de esas estelas luminosas hacia los Dracs que vienen a recibirles. Aunque más que un grito, se puede confundir con una carcajada, un sonido que tanto los nervios como la adrenalina son capaces de formar. Como la felicidad absoluta. Las ganas de vivir.
¿Morir? ¿A quién le importa? Ganen o no, salven o no a sus amigos, ¿a quién le importa cuál sea la máscara que acabe esta noche sobre el suelo? ¿A quién le importa morir teniendo el corazón tan lleno de vida? ¿Acaso a eso se le puede llamar muerte? No, los muertos son los Dracs, sonámbulos de una vida que se les escapa de las manos. Ellos ya están muertos.
Risas y disparos. Saltos y cañones humeando. Hoy la ciudad se va a teniñir de colores, se dicen a sí mismos, hoy va a quitarse el velo blanco con el que se lleva cubriendo todo este tiempo. Hoy somos libres, somos jóvenes, estamos aquí. Aunque sea nuestra última noche. Hoy estamos aquí.
Pero entre todos esos láseres que convierten las calles en una discoteca de muerte, entre todo el jaleo que montan todos aquellos Killjoys que, al igual que ellos, han decidido mandarlo todo al infierno, quitar el sobre al sobrevivir, se puede escuchar la mente de Sunshine bullendo con diez mil ideas al mismo tiempo: las palabras de Poison, la respiración que se detiene, las dudas, la ilusión, las dudas de nuevo, y la incertidumbre del ¿qué pasará?
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KILLJOYS empieza por...
Hayran KurguBL/ind es el aliado. Los Killjoys el enemigo. BL/ind es en quien hay que confiar. Los Killjoys a quien se debe exterminar. La razón es fundamental. La creatividad una enfermedad. Seguid Sonriendo. O comenzad a luchar.