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Hubo un gran silencio en la habitación, Robert buscaba las palabras adecuadas para poder explicarle a su hija lo sucedido

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Hubo un gran silencio en la habitación, Robert buscaba las palabras adecuadas para poder explicarle a su hija lo sucedido. La mirada de Zuzana se posicionó fijamente en él, haciendo que dicha acción provocara más nerviosismo en su padre.

— Siento tener que decírtelo a ti, pero es que no tengo el valor suficiente para contárselo a tu madre. Después de todo por lo que ha tenido que pasar, creo que esto acabaría con ella...

— ¡Para! Para un momento y dime de una vez lo que está pasando —exclamó Zuzana, sentándose a su lado—. ¿Qué es eso tan estúpido que dices que has hecho?

La castaña miró fijamente a su padre. No podía creer que hubiera hecho nada malo. Seguramente, llevado por su bondad, estaba exagerando. Era un hombre pacífico y muy respetuoso por todos los que lo conocían.

- Bueno... Para empezar, tengo que decirte que he pedido prestado dinero, mucho dinero... a unas personas que seguramente no eran las más apropiadas - Respondió Robert con un gesto afligido.

Zuzana, sorprendida, abrió los ojos como platos. Era lo último que se hubiera imaginado.

— ¡Dinero! ¿Ése es el problema? ¿Has contraído una deuda?

— Sí, pero eso es sólo el comienzo. ¿Recuerdas aquel viaje que hice con tu madre después de su tratamiento?

Zuzana asintió con la cabeza. Después de las duras semanas de tratamiento con quimio y radioterapia, su padre había llevado a su madre de viaje en un crucero. Había sido el viaje soñado que nunca habían conseguido hacer por falta de dinero.

— Me sorprendió que tuvieras el dinero necesario para hacer aquel viaje, pero me dijiste que era el ahorro de toda tu vida.

— Te mentí —dijo él bajando la cabeza— Nunca conseguí ahorrar nada en mi vida, como tampoco conseguí ver realizada ninguna de mis ambiciones de juventud. Las cosas han sido siempre muy difíciles en nuestra familia.

— Así que pediste prestado el dinero para poder hacer aquel crucero... — Repitió para sí misma lo que segundos antes su padre le había confesado-. ¿Y a quien se lo pediste?

— Al hermano de tu madre, Piero Ferrara —confesó finalmente Robert de mala gana.

— Pero, ¿como se te ocurrió una cosa así? Mi tío Piero es un tiburón para el dinero, ya le conoces. Toda la familia de mamá es así, lo sabes mejor que nadie. No comprendo cómo se te pudo pasar una cosa así por la cabeza.

— Fui primero al banco a pedir un préstamo, pero no me lo concedieron. Tu tío era la última posibilidad. Estaba muy sensibilizado con la enfermedad de tu madre y me dijo que no me preocupase por el dinero, que no corría prisa y que se lo devolviera cuando pudiese. Fue muy amable y razonable. Pero ahora sus hijos se han hecho cargo del negocio. Guido y Marco parecen ver de forma diferente a la gente que les debe dinero.

the heir | jeon jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora