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— Me gusta más el de la falda larga —dijo Zuzana otra vez a Melanie, la estilita de moda que Jungkook había contratado para comprarle el traje de novia más lujoso del mercado—

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— Me gusta más el de la falda larga —dijo Zuzana otra vez a Melanie, la estilita de moda que Jungkook había contratado para comprarle el traje de novia más lujoso del mercado—. Creo que me sienta bien.

Zuzana estaba dispuesta a no dejare convenceré por nadie, por muy experta en modas que fuese, y ser ella la que decidiese al menos el vestido que iba a llevar el día de su boda.

— Sí, es muy bonito —Dijo la señora Novák, completamente de acuerdo con la elección de su hija.

— Bueno, si te gusta lo kitsch... —Dijo la estilista secamente in mucho entusiasmo, haciendo una seña a la dependiente para que le bajara aquel traje bordado de perla y lentejuela, y pudiera ver a la luz el efecto que hacia—. Desde luego, es una monada —añadió la estilista en tono irónico.

Zuzana estaba sorprendida consigo mima. Nunca había tenido demasiado interés por la ropa, pero ahora estaba realmente entusiasmada con su traje de novia. Todo lo esfuerzo de aquella estilista por tratar de convencerla para que eligiese un traje sobrio de raso habían caído en saco roto. Aquello representaba para Zuzana un pequeño triunfo personal.

Jungkook le había comprado un ajuar completo de ropa acorde con u nuevo papel de futura esposa de un magnate internacional, sin contar con ella prácticamente para nada. Era un perfeccionista por naturaleza, le gustaba tener todo ordenado y en su sitio, y quería que aquella boda no le faltara de nada. Zuzana era por el contrario una persona muy condescendiente que procuraba no tener problema con nadie y había llegado a la conclusión de que no tenia sentido discutir por teléfono obre algo tan banal como la ropa con un hombre como Jungkook, acostumbrado a llevar siempre la razón y decir la última palabra.

Ciertamente, Zuzana había perdido todo su interés por ir bien vestida y maquillada desde la amarga experiencia que había tenido en su adolescencia, a raíz de la cual había llegado a la conclusión de que era más seguro y cómodo ir vestida de forma sencilla sin llamar la atención de los hombres. Consciente de que no estaba al tanto de las tendencias de la moda, se había dejado guiar por personas más expertas en la materia. Aconsejada por ellas, se había depilado las cejas y se había moldeado el pelo. Ahora ya no tenía aquel pelo lacio en cola de caballo, sino una espléndida melena con cuerpo y llena de brillo. Veía con resignación que, después de todo el tiempo que se había pasado en los salones de belleza y las peluquerías, tenía que someterse ahora además a diversas sesiones de manicura, cera, pedicura y limpiezas de cutis. Aquello se le hacía cuesta arriba. Parecía algo interminable y no sabía hasta cuándo aguantaría. Sus colegas de la clínica veterinaria que le habían tomado el pelo tantas veces por su indumentaria estaban asombrados al verla. El patito feo se había convertido en cisne.

Aunque habían pasado sólo tres semanas desde aquel día que había aceptado casarse con Jungkook di Silvestri, su vida había cambiado totalmente. Quedaban sólo diez días para la boda y Jungkook había estado casi todo ese tiempo en el extranjero de viaje de negocios. Había recibido, sin embargo, a través de un servicio urgente de mensajería, un maravilloso anillo de diamantes, y se había publicado su compromiso en un periódico de tirada internacional del que ella nunca había oído hablar. Tras difundirse la noticia,un paparazzi había ido el día anterior y, oculto tras un seto, le había sacado unas fotos horrorosas saliendo de la clínica tras haber estado asistiendo el parto de un ternero durante varias horas. Estaba sucia, desarreglada y con el pelo alborotado. La foto, con el título irónico de Ésta es la novia del magnate de la jet set, había aparecido esa misma mañana en una revista, pero no le había dado mayor importancia. Un compañero de la clínica le había enseñado la foto de la revista, pero no le había dado mayor importancia. Jungkook, en cambio, no había reaccionado de la misma manera y la había llamado con urgencia para que fuese a comer con él a discutir el asunto.

the heir | jeon jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora