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— ¿Qué te parece si me cuentas eso tan importante que tienes que decirme cenando juntos tranquilamente esta noche? —Le preguntó Jungkook con una amplia sonrisa

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— ¿Qué te parece si me cuentas eso tan importante que tienes que decirme cenando juntos tranquilamente esta noche? —Le preguntó Jungkook con una amplia sonrisa.

Zuzana se sintió herida en su orgullo. No estaba dispuesta a cometer el mismo error dos veces.

— No, lo siento, no sería buena idea —Dijo ella mirándolo fijamente—. Necesito hablarte de algo relativo a mi familia.

— ¿Tu... familia? —Exclamó él sorprendido, con el ceño fruncido.

Jungkook tenía una mirada cautivadora de la que era imposible sustraerse. Ella sintió de repente que los pezones se le ponían duros y tiesos. Alzó la barbilla en actitud defensiva, comprendiendo lo que significaba aquella respuesta de su cuerpo. Jungkook di Silvestri era un hombre increíblemente atractivo y tenía que admitir que pocas mujeres podrían mostrarse indiferentes al poderoso magnetismo de su masculinidad. Y su cuerpo parecía especialmente programado para reaccionar de forma instintiva e instantánea a su llamada. Era como si se produjese algún tipo de reacción química cuando estaban juntos, o actuase sobre ellos alguna fuerza oculta de la madre naturaleza.

— Preferiría no hablar de este asunto aquí —Respondió ella, dirigiendo una mirada discreta a los empleados de aquel lugar.

Jungkook se dio cuenta de su nerviosismo y se preguntó cual podría ser la causa. Pero, en seguida, se fijo en su cuerpo, y sintió un deseo irrefrenable de verla desnuda y ardiendo de deseo hacia él.

— Vayamos a mi casa entonces —Dijo él, haciendo un ademán con la mano para que la chica lo siguiera hasta la entrada de la mansión, donde ambos habían aparcado sus vehículos.

El pelinegro se sentó al volante de su deportivo y observó a través del espejo retrovisor cómo ella sacaba al somnoliento galgo del charco en el que se había quedado dormido, lo tomaba en sus brazos, sin preocuparse de que el animal pudiera mancharle la ropa, y lo ponía en la parte trasera de su viejo Land Rover. Luego vio como se dirigía hacía los otros dos perros y los trataba con tanto mimo como si hubiera estado alejada de ellos un día entero en vez de apenas una hora. No lograba comprender la compasión que demostraba hacia aquellos animales sin hogar. Ella era una mujer hermosa, pero se comportaba como si no lo fuera. Sin duda, algo muy importante tenía que haber ocurrido en su vida para haberla llevado a adoptar aquella actitud discreta y reservada, evitando siempre ser el centro de atención.

Zuzana aparcó su todoterreno junto al Ferrari de Jungkook, frente a la entrada de la espléndida casa de estilo isabelino. Construida con ladrillos de tonos suaves y adornada con unas elegantes chimeneas y una hilera de ventanas geminadas con parteluz que reflejaban la luz del sol, Halston Hall era un edificación llena de encanto y tradición. Aunque Stella, la ama de llaves, había recibido en cierta ocasión a su madre y a ella en las dependencias de la cocina, Zuzana no había puesto nunca un pie en la casa propiamente dicha.

the heir | jeon jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora