Los Hijos De La Viuda Negra

Ahora es tu turno

La viuda negra/ Paula

Cuando al fin logré abrir los ojos lo primero que vi fue el cielo azul y despejado con un sol resplandeciente que casi me ciega al sólo fijarme en el, en ese momento como me hubiera gustado restregar me los ojos pero tenia un problema, no podía mover mis brazos al igual que mis piernas, era como si estuviera paralizada sin saber por qué o como hasta que me di cuenta de una cosa, estaba en brazos de alguien que me estaba llevando por un camino rodeado de árboles hacía un lugar incierto y quién me llevaba tranquilamente y bien sujeta era nada menos que el maldito del despiadado quién parecía tener algo en mente.

Me quedé mirándole transmitiéndole todo el odio que sentía y las ganas que tenia de alejarme de el inmediatamente para después matarlo con mis propias manos pero como mi cuerpo estaba totalmente paralizado tenía la horrible desgracia de estar débil e indefensa y a su merced, el maldito ni siquiera se digno a mirarme ni a ver si ya había despertado y eso era mejor para mi ya que no quería escuchar su voz y lo peor es que ahora no tengo idea de que pretende hacer en este bosque que ahora creó que logró reconocer, estamos en el bosque de Santa Julia eso significa que estoy muy lejos de Hugo que en estos momentos debe estar sufriendo mucho por la muerte de su padre como quisiera estar con el, ahora es cuánto más necesita de mi pero desgraciadamente no me es posible ir con el aunque si logró sobrevivir prometo que cruzare hasta el mismo infierno con tal de ir a su lado.

En otros tiempos me hubiera enfurecido la sola idea de no llevar mi rostro cubierto por aquel fiel velo que siempre me acompañó pero ahora que veo todo con más color me doy cuenta que ya no me interesa que la gente vea mis marcas, son el recuerdo de mis enemigos caídos y allí se van a quedar por lo tanto ahora lo único que debe preocuparme verdaderamente es como escapar de aquí.

El despiadado parecía no cansarse nunca y lo peor es que yo parecía ser menos pesada que una pluma al parecer, siguió caminando unos largos minutos que para mi se hicieron eternos hasta que paró justo frente a un árbol apartado de todos los demás como si éste fuera especial, me dejó acostada juntó al árbol y luego se alejó un poco para mirarme fijamente mientras yo totalmente paralizada me dediqué a mirarle fijamente esperando que hiciera algo, como le gusta tanto hablar de seguro que ya me quiere explicar por qué demonios me trajo aquí:

-Sabeis mi señora esa mirada que me está dando no es una que sea mucho de mi gustó si se me permite opinar. -Se agachó arrodillando una pierna en donde apoyó su peso para mirarme de más de cerca-.

-Pues no debería sorprender te usted sabe perfectamente que de mi sólo recibirá esta clase de miradas y ahora dígame que demonios pretende trayendo me aquí?. -Le pregunte sin rodeos-.

-Pues es muy sencillo su merced la e traído aquí para que se encargue de la salvación de unas inocentes personas a las cuales usted fue considerada igual hace mucho tiempo.

-Inocentes personas? De que hablas explica té de una vez.
-Exigí irritada ya que no podía moverme ni nada-.

-Cuando los encuentres sabras de que habló pero por ahora será mejor viuda negra que empieces a buscarlos antes de que sea tarde. -Lo dijo divertido antes de pararse del suelo y darse la vuelta dispuesto a marcharse-.

-No te saldrás con la tuya, no de nuevo eso te lo juró.

-Lo jureis en vano mi señora ya que a partir de ahora la mala suerte será su sombra y yo mismo me encargaré de que sea tan letal como no se imagina.
-Siguió caminando alejándose cada vez más de mi sin siquiera volver la vista hacia atrás mientras yo intentaba moverme utilizando casi todas mis fuerzas para conseguirlo-.

En ese momento me di cuenta de que el muy desgraciado había desaparecido sin dejar rastro alguno dejándome sola en aquel bosque, intenté por minutos lograr moverme hasta que de la nada empecé a sentir cada parte de mi cuerpo y a ver que recuperaba el control, eso lo supe en el instante en que pude mover mi mano y después el resto de mi cuerpo.