Los Hijos De La Viuda Negra

El comienzo del juego

-Cómo fue que nos convencieron para venir con nosotros. -Dijo Polonia corriendo ya lejos de la mansión después de haberse escapado por la ventana del living-.

-Y yo como voy a saber, Hector explícame que apenas me fije.
-Le pidió un muy confundido Arturo que corría mas deprisa que nunca para así poder ir al ritmo de ellos-.

-Los muy manipuladores utilizaron a la pequeña Juliana para convencerme y la mirada lastimera de la pequeña consiguió lo que querían.
-Explicó mirando de reojo a los primos que corrían emocionados detrás de ellos-.

-Hector te e escuchado. -Le gritó Isidoro algo agitado-.

-No pretendía hablar en voz baja primo. -Le grito devuelta sonando irónico-.

Tuvieron que aprovechar que todos los adultos habían salido afuera a ver que ocurría para así poder escapar de la mansión sin ser visto y para sorpresa de todos consiguieron salir sin ser vistos. Tenían que detener al señor Manuel antes de que cometiera una locura y si era cierto lo que decía Arturo entonces debían darse prisa y llegar con el antes que el despiadado lo hiciera primero.

Mientras tanto en en hogar de la familia de la hija del alcalde Manuel yacía en el despacho sentado frente a su escritorio recordando las palabras de su madre y todos sus amigos, era una tontería arriesgarse tan pronto para terminar en manos del asesino pero no podía quedarse en casa por tanto tiempo mientras Laureana se encontraba sola en manos del desgraciado que mató a la esposa del oficial al mando.

Si la viuda negra estuviera aquí ella sabría como ayudarlo pero el problema es que ella también había sido secuestrada y necesitaba ayuda tanto como Laureana, el sabía que su señora no podía ayudarle pero una parte de el aún creía que ella tramaba algo para engañar a su enemigo y escapar de el pero ahora no podía confiar en ella, de seguro estaba muy débil y no podía pedirle tanto.

Cuando cayó la tarde Manuel ya se sentía agotado de tanto pensar en el tema así que ya decidido a marcharse del despacho se levantó de la silla del escritorio empezó a escuchar voces extrañas que le decían:

Tu esposa te necesita

Debes ir al bosque Maldito

No hay otro lugar en donde pueda estar

Si no te apresuras el despiadado la matará

Ella no es a quién quiere realmente

Manuel se agarro la cabeza con una mano intentando amortiguar el dolor que comenzaba a sentir en el cerebro por esas voces que no paraban de hablar hasta que ya cansado empezó a gritar:

-Ya basta salgan de mi cabeza de una vez!!!.

-Pues si eso quieres ven al bosque Maldito antes de que acabé su tiempo. -Manuel casi se cae de la silla al ver a una mujer adulta vestida con un sucio vestido que quizás antes fue blanco sentada en uno de los sofás del despacho-.

La mujer se río fuertemente de el y desapareció sin dejar rastro alguno de su presencia frente a el, Manuel en ese momento sin poder soportarlo más abrió uno de los cajones y sacó un revolver, se lo metió en uno de los bolsillos de su pantalón y salio del despacho lo más rápido posible. Tenia que salvar a su esposa antes de que algo muy malo le pasará y no le importaba si eso significaba tener que entrar al territorio del asesino.

Los niños se demoraron bastante en llegar ya que Dolores y Juliana no estaban acostumbradas a correr, pero cuando llegaron a la casa del señor Manuel vieron que la puerta principal estaba abierta de par en par como si alguien hubiera salido tan deprisa que le importó un jarrón cerrar la puerta antes de irse, en ese momento los hermanos pensaron lo peor y partieron casi al instante por el camino que conducía hacia la entrada del bosque maldito, los gemelos les siguieron con las niñas y Juliana ya cansada le pidió a su primo Tomas que la subiera a su espalda mientras corrían, el gemelo le intento dar excusas de que le dolía la espalda y que no podía cargar con ella mientras corría y ella sin rendirse le insistió hasta que el suspirando frustrado paro un rato dejando a su hermano correr adelante de el y con rapidez subió a Juliana a su espalda y empezó a correr hasta situarse al lado de Isidoro quien negó con la cabeza burlándose por dentro de su hermano.