En la cascada muchas cosas pueden pasar

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Arturo, Hector y Maria iban persiguiendo a MariaElena muy preocupados por ella y del camino que había tomado pero cuando vieron que se dirigían a una cascada extraña que jamás habían imaginado donde estaba Leonor de espaldas en la orilla se sintieron aliviados de que no se hubiera equivocado de caminó aunque cuando vieron que Leonor había saltado con un bebé en brazos y MariaElena también lo había hecho detrás de ella casi les da un infarto sobre todo a Arturo que sin pensarlo fue tan rápido como pudo hasta llegar a la orilla del acantilado donde vio a MariaElena sujetándose con fuerza de ella mientras sostenía a Leonor y su hermanita con fuerza, pensaba que ese día no podía ser peor pero cuando vio que la niña estaba por soltarse se lanzó al suelo y la agarró de la mano sujetándola a tiempo de que cayera, y bueno solo esperaba poder aguantar siempre y cuando no terminará soltandolas por accidente:

-Resistan enseguida las subiremos solo esperad un poco. -Les dijo intentando aparentar que todo estaría bien cuando en realidad ni el estaba seguro de ello-.

-Arturo no creó que soporte mucho tiempo. -Le informó MariaElena a quién las fuerzas se le estaban acabando-.

-No llegaste hasta aquí para rendirte tan fácilmente así que tranquila que todo saldrá bien. Te lo prometo. -Le dijo convencido de ello-.

Maria y Hector se habían acercado para ver que ocurría y se encontraron con Arturo tirado en el suelo juntó a la orilla sujetando a MariaElena quién al mismo tiempo sujetaba a Leonor la cuál sostenía a Liliana en un brazo evitando como sea mirar abajo, era natural que el miedo los hubiera invadido al ver que tan peligroso era aquello y algo se les tenía que ocurrir para así poder subirlas a tierra firme ya que Arturo no aguantaría toda la vida.

Todavía no podían creerlo después de horas y horas caminando por el bosque rodeados de un millón de árboles enormes perdidos sin un caminó que estuvieran seguros de seguir llegar a encontrarse con otras personas que no fueran Polonia o la familia del Castillo era algo que Arturo y Hector no se esperaban y menos terminar en una situación como esa en donde un movimiento en falso y tres criaturas sufrirían las consecuencias si no se daban prisa.

Fue en ese momento cuando a Hector se le ocurrió algo lo cuál no estaba seguro de que fuera una gran idea pero no tenía nada mejor así que fue donde su hermano y se arrodillo juntó a el en la orilla:

-Arturo no se si lo que se me acaba de ocurrir funcione pero es mejor que nada así que escúchame con atención. -Estaba bastante asustado-.

-Bien pero apresurate pasaste una eternidad pensando mientras tu pobre hermano sufría y tu te quedabas como un chiflado parado ahí sin hacer nada por ayudarlo. Igual que Maria también. -Le dijo irritado mientras veía como MariaElena rodaba los ojos-.

Maria movió la cabeza de un lado a otro saliendo de su trance y se acercó al acantilado agachandose junto a Hector muy preocupada y angustiada:

-Mis niños lo siento me quedé paralizada por el miedo y casi pienso que habían caído hasta ahora pero no se preocupen que ya los vamos a ayudar. -Estaba muy segura de ella-.

-Bueno eso es algo gracias Maria pero ya Arturo di que tenemos que hacer. -Insistió haciendo una mueca de dolor y esfuerzo-.

-Bien primero que nada sube a MariaElena hasta tu hombro y sujétala con fuerza de la cintura y tu MariaElena...

-Oye ni sueñes que dejaré que alguien me toque la cintura nunca nadie lo a hecho y no pienso dejar que el sea el primero. -Le interrumpió muy enojada e incómoda al respecto-.

-Pues lo siento pero es la única opción que hay a menos que quieras seguir colgando desde este barranco por toda la eternidad. -Hector se sentía demasiado molestó-.

Los Hijos De La Viuda NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora