Capítulo siete.

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RIVER.

Mi cabeza estaba en la parte de atrás del asiento, mis ojos cerrados y escuché el suave ronroneo del auto mientras conducíamos por la carretera. Estaba en ese lugar entre estar dormida y despierta, tratando de ignorar los pensamientos arremolinándose en mi cabeza.
Hace cuatro horas, esto parecía una idea perfectamente razonable, conducir con un chico que acabo de conocer, el mismo tipo que había metido la lengua en mi garganta en un pasillo del hotel.
Su lengua.
Todavía podía saborearlo en mis labios. Él sabía a whisky y sexo.
¿Qué demonios estaba pensando, saltando en el coche de un tipo e ir con él a su ciudad natal? Acabo de aprender su nombre. No sabía nada de él. No teníamos nada en común, estaba segura de eso. Dos mundos diferentes y todo.
Esta es la idea ms tonta, River.
Y yo había hecho algunas mierdas estúpidas, de eso estaba malditamente segura.
Viper corrió a mí alrededor, pero no es como que siempre hubiera sido un ángel. Fui a rehabilitación una vez, después de una mala racha de fiestas antes de que incluso tuviera dieciocho años. Tuve suerte con una representante que era buena con ese tipo de mierda, contraté uno de esos arregladores que pueden manejar con cualquier cosa. Ella me sacó de eso. Ya probablemente estaba ocupada dándole vueltas a esto. Me preguntaba con qué saldría.
¿Huir en medio de la sesión de una película? ¿Ir de paseo a Colorado con un tipo que acababa de conocer?
Este no era mi mejor momento.
Pero probablemente no sería la última decisión estúpida e impulsiva que habré hecho. De hecho, mientras miraba a Elias, con su mirada fija al frente, pensé que l podría ser la próxima cosa impulsiva y estúpido que haría.
El pensamiento envió calidez inmediata a mi centro.
Y con la misma rapidez, me recordé a mí misma que acabo de dejar a mi prometido. Mi novio de tres años. En años Hollywood, eso era una puta vida.
Por supuesto, él era el que tenía su polla en la garganta de mi hermana. Y había pasado meses desde que tuvimos sexo, ya que no me ha tocado de alguna manera, o forma. Esa no fue mi elección. Él echó la culpa a su "arte", este nuevo álbum que estaba haciendo, en el que quería "canalizar su energía".
Cuando el coche se detuvo de nuevo, me apartó de mis pensamientos.
―Descanso ―dijo Elias.
― ¿Cinta adhesiva y cuerda? ―le pregunté, sonriendo.
― ¿Cómo lo supiste? ―preguntó―. Iba a ser una sorpresa. ―Se bajó del coche y cuando abrí la puerta, sujetó la manija. Tomó mi mano mientras me deslizaba fuera del asiento―.Vamos,  ahora  ―dijo―.  No  me  digas  que  esos  chicos  de  Hollywood  no  abren  las  puertas de los autos para ti.
―En realidad no.
―Que maldita vergüenza ―dijo.
Caminó rápidamente y me encontré a un paso por detrás de él en el camino hacia la tienda, distraída mirándole el culo. Entonces me di cuenta de que su caminar era ligeramente cojo, pero antes de que pudiera pensar en lo que eso significaba, volvió la cabeza.
―¿Miras algo?  ―preguntó. Su voz tenía el mismo tono alegre de antes, pero tenía un  borde esta vez.
Tu culo, quería decir. Estaba en la punta de mi lengua, pero no abrí la boca. Negué con la cabeza, de repente muda.
Una mirada oscura cruzó su rostro.
―¿Mi pierna? ―preguntó.
―¿Qué? ―Estaba confundida por lo que estaba preguntando. Sacó la pierna del pantalón ligeramente.
―Ahí está ―dijo y me sentí avergonzada, pero no a causa de su pierna. Me daba vergüenza que me sorprendió mirando su culo y ahora pensaba que era una especie de imbécil, mirando a su prótesis. Sabía que mi cara estaba roja. Podía sentir el calor correr a través de mis mejillas. Había sido el centro de atención durante tanto tiempo, no me avergonzaba fácilmente. Sin embargo, este hombre, cuyo nombre acabo de conocer, tenía su manera de hacerme ruborizar.
En ms de una manera.
―Eso no es lo que yo...  ―empecé a decir, entonces me detuve, porque ya estaba caminando hacia la tienda. Tuve que correr para acercarme a él y cuando lo hice, le puse una mano en el brazo―. Elias.
―¿Qué?  ―Hizo  una  pausa,  me  miró,  sus  ojos  se  estrecharon.  Eran  de  un  color  azul  cobalto, tan brillante que parecía casi antinatural.
Realmente debera ser modelo o algo, pensé. Mi representante estaría babeando sobre él. Me pregunté cómo había ido toda su vida sin ser descubierto.
―No es gran cosa. Es una prótesis ―dijo.
―No estaba mirando tu pierna ―le dije―. No me había dado cuenta hasta que me la  mostraste.
―En  serio  ―dijo,  en  un  tono  condescendiente―.  Déjalo  ir.  No  es  la  gran  cosa,  pero  estás haciendo que lo parezca. Estabas mirando; la gente lo hace todo el tiempo.
―No  lo  estaba.  ―dije,  esta  vez  con  más  énfasis―.  No  soy  una  idiota.  ―¿Por qu siquiera me molestaba en defenderme ante este tipo? ¿A quin le importa lo que piensa?
―No ―dijo―. Pero la mayoría de la gente le encanta los bichos raros. ¿No es lo básico para los realitys de televisión?
Sentí calor en mi pecho, irradiando por mis brazos. Podía sentirlo en mi piel. Siempre me daba esta erupción cuando estaba molesta, todo rojo y espinoso como ronchas. Mi madre solía decir que era porque yo era alérgica a la emoción. No era una bueno que una actriz las tuviera, pero casi nadie sabía de él, por lo menos cuando estaba en el set. Me ocupaba de ello.
S sabes quién soy ―le dije.
― ¿De qué demonios estás hablando? ―Él parecía realmente confundido.
― ¿Reality show? ―pregunté. Me di cuenta de que estaba de pie más cerca de él ahora,  apuntando mi dedo hacia su pecho―. ¿Es algún tipo de comentario sarcástico sobre mi boda?
― ¿Boda? ―preguntó Elias. Hizo un ruido y no podía decir si era una tos o una risa―. ¿Qué eres, una especie de novia en fuga?
―No. ―Hice una pausa, olvidando por un momento que estaba enojada. Supongo que lo soy, ¿verdad?―. Algo así.
―Así que, ¿eres una especie de estrella de algún reality que se va casar? ―preguntó. Las comisuras de sus labios subieron mientras cruzaba sus brazos sobre el pecho. Estaba jodidamente sonriéndome. Qué presumido cabrón.
No sabía por qué estaba tan enojada. Era algo sobre esa sonrisa arrogante en su rostro, como si fuera mucho mejor que yo.
l no sabe nada de m.
―Jódete  ―dije  dándole  la  vuelta  y  caminando  hacia  la  tienda.  Dentro  del  baño  salpiqué agua en mis mejillas. Miré mi reflejo en el espejo, al rubor que cubría mi cara y las manchas rosas a través de mi pecho. Puse mis manos en el lavamanos y tomé unas respiraciones profundas.
Fue su actitud lo que me atrapo, el yo soy mejor que t, esa cosa corto a través de mí como un cuchillo.
Había puesto mi pasado detrás de mí. No era esa chica basura blanca nunca más. La oscuridad de mi pasado, estaba archivada, en la caja hasta arriba de mierda que mi madre seguía guardando, como el oso de peluche hecho jirones con el que solía llorar hasta quedarme dormida en la noche.
Es curioso cómo funciona la vida... Haces todo lo que puedes para cambiar quien eres, para convertirte en la persona que querías ser, la persona que pensabas que eras. Y entonces, sólo tomó un comentario de alguien para sentirte como esa niña estúpida de nuevo.
Siempre pens que eras mejor que el resto de nosotros, River. Eras mi hija, ¿me oyes? Nunca sers mejor que yo. No importa dnde vayas, la cantidad de dinero que tengas, los muchos fans que tienes, siempre sers mi hija.
Lo que dijo no estaba destinado a ser reconfortante.
No era cierto, me dije. Pero mi corazón todavía latía. Busqué dentro de mi bolso y saqué la pequeña caja. Tan pronto como mis dedos rozaron la caja de cuero, sentí una oleada de calor inundando mi cuerpo. Mi ritmo cardíaco comenzó a caer.
Slo estoy mirando, me dije.
Habían pasado seis meses desde que lo hice. Ni siquiera lo hice después que encontré a Viper y mi hermana. Pasé mis dedos sobre la caja de cuero, pero no la abrí. En cambio, deslicé el kit que contiene mi cuchilla de afeitar de nuevo en mi bolsa.
Apreté los puños, excavando las uñas en la palma. El dolor era una distracción, ni siquiera cerca de la misma como el corte. Pero me centro en su lugar.
Tomé una respiración profunda, y me dirigí hacia la puerta. Hacia Elias.
Estaba de pie en frente de la puerta del baño, ni siquiera se molesta en ser jodidamente cortés al respecto, con las manos a cada lado del marco de la puerta. Al igual que el dueño del espacio.
La forma en que me mira me hizo temblar.

ELIAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora