Loguetown 2: Law x Luffy

Alianza 7

Nota: ¡¡¡Por fin, ya está aquí!!! Fue una larga batalla pero lo logré... Le gané a la fatalidad y por fin les puedo presentar este capítulo... A mí me gustó, y espero que a ustedes también... Se acerca lo mejor... jijiji... XD

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Esa misma noche, Law se encontraba en su departamento, analizando la información que había reunido hasta entonces.

De los trece territorios de Jaya, tenía el nombre de seis de sus líderes; Lola, Cricket, Bege, Kuroneko, Buggy y Bellamy. Cada uno de ellos tenía una organización a su mando, especializado en diferentes ámbitos. Por ejemplo; Lola controlaba la pesca que entraba por su costa. Además de comprar y vender pescado a buen precio, también tenía la prioridad de encontrar marido para no quedarse atrás de Shifón, su gemela y esposa de Bege... El viejo Cricket manejaba el comercio de partes y repuestos de embarcaciones. También alquilaba a su gente para hacer rescates marítimos de tesoros y otras cosas... Entre sus negocios, Bege invertía (lavaba) el dinero que sus socios le entregaban... Pero fue Bellamy quien llamó más su atención, tenía por costumbre obtener periódicamente un porcentaje de las ganancias de los comerciantes que tenían la mala fortuna de estar situados dentro de su territorio y destinar una pequeña parte de las inversiones que tenía junto a Bege, a cierto negocio. Al mismo tiempo, cada semana recibía la visita de un hombre que se presentaba como el maestro de ceremonias del afamado circo itinerante llamado "Casa de las Bestias". El sujeto se llamaba Disko, sin embargo, nadie en la isla había visto la carpa que anunciara semejante espectáculo.

Law no había tenido la fortuna de ver con sus propios ojos a ese sujeto, pero había escuchado que al menos una vez por semana, llegaba a la casa de Bellamy para recibir cierto dote por parte de éste. ¿En qué consistía la transacción? Nadie lo sabía a ciencia cierta. Era un secreto a voces, que aquellos encuentros pactados eran acordados por una tercera persona. Éste individuo, oculto en las sombras, determinaba el día y la hora de visita de su compinche.

Con toda esta información, el instinto policiaco de Law se disparó a niveles alarmantes. Estaba seguro de estar en la dirección adecuada, y sabía que sólo era cuestión de tiempo para que el nombre de Joker saliera a relucir. Sin embargo, se sentía tranquilo y satisfecho con su propio trabajo. Pero no podía tomar el crédito por completo. De una manera angustiosa para él, Mugiwara había hecho un gran trabajo ayudándolo.

Miró casi por instinto, el sillón donde aún colgaba de una manera casual, la frazada con la que dos noches atrás había dormido su fugaz huésped. Sabía que la maleta con la que había llegado para vivir con él, aún estaba ahí, a medio abrir. No había querido ni tocarla para que en el momento en que Luffy llegara por ella, se tardara lo menos posible en salir.

La expresión de Law se endureció luego de suspirar. Se recriminaba a sí mismo al encontrarse por enésima vez, recordando el día en el que el chico había sido la única persona en Loguetown en acudir a los muelles para despedirlo. En ese momento no le dio importancia, creyó que sólo se trataba de una formalidad de agradecimiento con respecto al resultado del juicio donde testificó a su favor. El protocolo que siempre es presentado ante una sociedad conservadora y de buenos modales... Pero ahora, ya no estaba tan convencido, porque a fuerza de tratar con Luffy en los últimos días, entendía que aquel loco y despistado muchacho no se regía por el protocolo y la buena educación. Luffy hacía las cosas como quería y si quería. Desgraciada o afortunadamente, a Law le constaba que a Mugiwara no se le podía obligar a nada que él no deseara.

Tuvo un momento de autoestudio. ¿Por qué estaba pensando en Luffy? Ya había decidido que no se involucraría más con ese chico. Mugiwara no Luffy ya estaba en el pasado. Sólo tenía que entregar su maleta y todo quedaría finiquitado para los dos.