Alianza 25 «Especial Marco x Ace»

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Loguetown, hace 12 años...

Un fuerte toquido se escuchó en la puerta principal del departamento 333 de Kokoyashi. Marco abrió los ojos y vio los crecientes rayos de sol entrar por la ventana. Demasiado temprano para las visitas, pero no tanto para una emergencia, de esas inesperadas que siempre le quitan el sueño a cualquiera.

El desesperado golpe se volvió a escuchar contra la madera, y ahora, seguido por un estruendo que el hombre identificó pronto como una patada. La persona en el pasillo en verdad debía estar impaciente por entrar. Resopló con hastío y fue directo al lugar del llamado, sin nada encima, excepto los calzoncillos largos con los que siempre dormía.

→ ¿Qué haces aquí, Ace? ←Cuestionó al chico frente a él con una mirada indolente que siempre le dedicaba a aquellos que siempre se le acercaban sin motivo aparente.

→ ¡Me escapé de mi casa, Marco! ←Exclamó el chiquillo pecoso de apenas unos diez años.

→ ¿Y eso qué tiene que ver conmigo? ←Parecía molesto, aunque en verdad no lo estaba, pero sí podía llamar a eso Costumbre.

Ya estaba acostumbrado a ser el punto final en las pequeñas travesuras del chico que cada vez se hacían menos pequeñas y más preocupantes. Apenas la semana pasada había molestado a un pescador en los muelles. El mes pasado había instado a sus hermanos a cazar un tigre en las montañas y antes de eso, robó una botella de sake del almacén de Dadan.

Todos en la ciudad sabían que el temperamento de Ace ponía en jaque al Alcalde Roger, y que éste, no hacía nada sólo por tratarse de las travesuras de un niño, sin embargo, a medida que crecía, las cosas empezaban a ponerse más serias. Ahora decía haber escapado de su casa, seguramente pasó la noche rondando por ahí explorando las calles de Jaya, donde en el día no lo dejaban entrar. Por supuesto, y como cada una de la veces anteriores, llegaba a refugiarse con Marco, el hijo mayor de su padrino Shirohige.

Pero aunque Marco era veinte años mayor que el chico, no tenía intensiones de ser su niñera ni mucho menos algo parecido a un tutor. A sus treinta años, el muchacho era un soltero empedernido que se alejaba de los niños y las mujeres que buscaban un compromiso. Se concentraba únicamente en su trabajo y por la expresión en su rostro parecía estar aburrido de la vida. Quizá, era precisamente ese rasgo en él, lo que hacía que Ace se empeñara en alterarle los nervios. ¡La vida era grandiosa, como para pasarse los días en semejante aburrimiento!

El entusiasmo de Ace era algo que Marco no alcanzaba a comprender, y tampoco era que le interesara hacerlo. Sólo no quería que lo involucrara en eso.

Entró a la habitación después de suspirar. Él era el adulto, así que tenía que comportarse como tal. Mientras, el niño saltaba de mueble en mueble en la sala y se carcajeaba con unas ansias que a punto estuvo de contagiar al muchacho a pesar de la distancia que los separaba. Al cabo de unos minutos, Marco volvió vestido para salir y con la misma mueca acostumbrada en el rostro.

→Vamos, te llevaré de vuelta...

→Pero... ¡Pero yo quiero estar contigo, Marco! ←Exclamó con los ojos llorosos, haciendo un puchero aferrándose a la mano del mayor.

→Cuando tengas hijos, entenderás la angustia que le estás haciendo pasar a tu padre... ←Le dijo serio pero indiferente al dirigirlo a la salida. En el pasillo, Marco se puso a su altura→. Un hombre debe arreglar sus problemas, Ace, no huir de ellos...

Le alborotó su negro cabello y luego cerró la puerta del departamento dejando a la vista el número grabado en ella. 333.

Salieron del edificio tomados de las manos y durante el camino, Ace no dejaba de sonreír.

Loguetown 2: Law x LuffyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora