Capítulo 5: Ritual

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Se escuchaba una fuerte tormenta afuera de la capilla donde se encontraban muchas personas vestidas de negro, en el centro había una urna plateada la cual contenía las cenizas de Alice.

Al día siguiente después de aquel mortal accidente, se encontró una nota entre unos libros que tenía Alice en su cuarto, la nota decía:

"Si llega el día en el que deba de partir, quiero que incineren mi cuerpo, y parte de las cenizas las metan dentro de un collar, el cual está oculto en el armario, dentro de una caja rosa oculta hasta atrás, y denle ese collar a Chris, quiero cumplir mi promesa de siempre estar a su lado, aunque sea de una manera distinta a la que él esperaba..."

Dentro de la capilla se escuchaba la lluvia que azotaba muy fuerte contra la ciudad. Las lágrimas de todos los que se encontraban dentro corrían mientras el sacerdote decía unas palabras, Chris, solo sujetaba aquel collar que le dieron muy fuertemente con ambas manos. Al terminar, todos tomaron rumbo hacia sus respectivas casas.

Pasaba el tiempo y Chris no salía en ningún momento de su habitación, los intentos sin fin de su hermana y madre por intentar sacarlo de su cuarto eran en vano, siempre buscaban la manera de que saliera usando el desayuno, el almuerzo y la cena como excusa, sin embargo nunca funcionaba y solo les quedaba dejar la comida frente a la puerta para que el posteriormente la recogiera y pudiera comer. Lo único que hacia Chris en su cuarto era estar acostado viendo el techo y ocasionalmente se sentaba en una silla para observar por la ventana, que aunque tuviera la vista hacia afuera, realmente no miraba algo en específico, tenía una mirada al vacío.

Eran la dos y media de la madrugada cuando Chris decidió salir por primera vez de su habitación, salió de forma de que nadie se enterada de su partida y anduvo vagando entre la oscuridad de la calle. A tan solo unas cuadras de caminata, llego a un parque donde tomo asiento y se recargo en la banca mirando hacia al cielo estrellado de aquella noche. El dolor en su pecho al recordar cada momento feliz que tuvo con Alice hizo que se le salieran algunas lágrimas, "Han pasado apenas un par de semanas desde la perdida de Alice, sé que nunca más la volveré a ver, y aun así pidió que partes de sus cenizas se me fueran entregadas en este collar color dorado en forma de corazón. ¿Por qué lo habrá hecho?, será acaso para tenerme atado a ella de alguna manera, o simplemente quiso hacer un último regalo, un regalo de despedida, dijo que es para estar siempre conmigo, pero, ¿Por qué no lo siento así?, Si hubiera tenido la oportunidad de ayudarla... De esta vez yo ser quien la ayudara, esto nunca habría pasado, ahorita mismo la podría estar abrazando, y de hecho... Hay una forma en la que puedo ir con ella, solo una forma de poder ir con ella". Sujetaba fuertemente el collar entre sus manos al tratar de contener las lágrimas mientras continuaba pensando. "¿Sera esta la única forma?, ¿Sera la forma correcta?, Si lo hago... ¿Realmente podré verla de nuevo?". Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una voz ronca lo hizo dar un pequeño brinco del susto. –Vaya, no es normal toparse a un joven por estos lugares a estas horas de la noche, ni si quiera los delincuentes andan a estas horas–. Tras una leve risa la sombra misteriosa se posó donde daba luz y mostro su forma, la cual era la de una anciana de entre 70 y 80 años, la cual llegava un suéter, pese a que hacía calor, y una falda muy larga. –Señora, vaya susto me ha dado, ¿Qué anda haciendo a estas horas de la noche? –Lo mismo que tu pequeño, decidí dar una vuelta para aclarar mi mente de tanto mal–. Hizo una pequeña pausa y observo la banca. – ¿Puedo? –. Chris asintió con la cabeza haciéndose a un lado para darle espacio a la anciana de que tomara asiento también. –Gracias joven, a esta edad las piernas pueden llegar a ser tu peor enemigo. –Sí, supongo–. Chris volteo a ver a los ojos a la anciana para intentar darle una sonrisa, la cual no se veía como él esperaba. –Es lindo de tu parte intentar disimular, pero conozco bien esa mirada, todo lo veo en tus ojos. – ¿Mis... ojos? –Tienes la misma mirada que mi hermano momentos antes de que se suicidara–. Chris se sorprendió al escuchar eso y desvía la mirada. –Lamento lo de su hermano. –No te preocupes por eso, pasaron muchos problemas entre él y su exesposa, la depresión de haber perdido su trabajo, su casa y a mí, lo llevo a eso, pero pequeño, tú no estarás pensando en hacer lo mismo que él, ¿O sí?–. Chris se quedó sin decir nada y con una dulce sonrisa, la anciana prosiguió. –La vida siempre nos odiara a todos, y al parecer te ha dado un golpe muy fuerte en estos días. –Perdí la persona más importante para mí, dio su vida por mí. –Tu novia, ¿Verdad? –Así es. –No creo que debas acabar con tu vida solo por una chica, eres muy apuesto seguro encontraras a alguien más, tal vez sea duro, pero debes continuar, la vida funciona así, siempre habrá grandes cambios. –Sin embargo no lo hago por eso, yo la amo y me quiero unir a ella donde sea que se encuentre. –Aunque vayas a buscarla, nada asegura que la encuentres, querido joven, tu situación es muy frágil pero debes entender que la actitud que tomas frente a momentos claves en tu vida, como este, resulta decisiva para superar cada desafío que se presente, por más difíciles que estos resulten. Chris guardo silencio unos segundos y luego sonrió. –Tiene razón, sin embargo aún no sé qué hacer. –Uno nunca está preparado para los problemas, usualmente uno responde conforme a situaciones pasadas para tratar de resolverla de la misma manera, y eso no siempre es la solución. –Aquí usted es la sabia, ¿Qué me aconseja? –Tomate tu tiempo y respira, no te quedes encerrado y sal para poder despejar tu mente, solo así podrás saber la respuesta–. La anciana se puso de pie. –Bien es hora de marcharme. –Espere, no me ha dicho su nombre. Con una dulce sonrisa en el rostro y caminando para perderse de vista entre las sombras la anciana solo dijo. –No es necesario que conozcas mi nombre, nos volveremos a ver cuándo haya mucha confusión en tu cabeza de nuevo.

La Cámara de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora