Capítulo 19: Ritual definitivo

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El sábado, justo a las 3am de la madrugada, el lobo blanco que había sido atacado por Chris volvió con su dueño, Axel, quien estaba sentado en el suelo recargándose en la pared de piedra disfrutando una noche tranquila. El lobo cuando por fin llego vio a Axel, hizo una reverencia, y en ese mismo instante, su cuerpo comenzó a cambiar. Se puso de pie con las patas traseras y comenzó a crecer, su cuerpo ya no era el de un lobo, en vez de patas tenia piernas y brazos, se convirtió en un hombre, pero no uno cualquiera, este tenía una armadura, y en su mano una gran lanza. El color de su arma, su armadura y hasta el de su piel permanecía con el mismo color blanco, pero sus ojos eran un intenso negro que brillaban aun con poca luz que había dentro de la cueva. El guerrero estaba de rodillas con la cabeza inclinada ante su amo, su voz al hablar era firme aun sabiendo el gran error que cometió, no tenía miedo a algún castigo.
–Mi señor, no pude recolectar el alma que me pidió, hubo unos cuantos inconvenientes, lo peor de todo es que revele información importante sobre usted, la hora en la que comenzara todo, aceptare cualquier castigo que esté dispuesto a darme.

Con un solo movimiento, Axel se puso de pie y camino hacia su soldado el cual aún estaba arrodillado frente a él.
–Ustedes son simples fantasmas que traje con un hechizo que encontré en uno de los libros. Su deber es servirme y cumplir cada orden que yo les dé, sin embargo, me has demostrado que algunos de ellos pueden llegar a fallar.
Axel le arrebato la lanza al soldado el cual aún seguía arrodillado sin hacer ni un solo movimiento.

–Ya no te necesito, al cabo tengo cientos iguales a ti.
Con todas sus fuerzas, Axel lanzo la lanza contra el soldado atravesándolo para que posteriormente este desapareciera, como si el viento se llevara el vapor del agua. La lanza desapareció al mismo tiempo que el soldado caído. Axel no sabía qué hacer, tenía la sensación de soltar una risa muy fuerte, pero se abstuvo. A cambio, solo volvió a su esquina donde estaba descansando.
–Ya pronto llegara la hora, por fin ascenderé a un poder inimaginable.
Teniendo a un lobo al lado, él lo comenzó a acariciar la cabeza del lobo y le comenzó a hablar.
– ¿Sabes por qué deseo todo ese poder?
–No mi señor– Contesto el lobo. –Sea cual sea, es mi deber servir y ayudar a que logre su objetivo.
–Por eso me caen tan mal, ni una pisca de curiosidad tienen todos ustedes.
–Nuestro único deber es solo obedecer, pero si desea contarnos su historia la escucharemos con mucho gusto.
Tras un suspiro, Axel comenzó a narrar de forma breve sus motivos.
–Ni yo lo sé, no tengo muchos recuerdos de mi pasado. Conozco a unas personas y se su conexión conmigo, pero, hasta ahí. Aquel viejo cuando me revivió solo me dijo que obtendría el poder para vengarme, pero, ¿Vengarme de qué?
Axel comenzó a reír de manera desenfrenada, si los soldados en pie y los lobos tuvieran emociones, en ese momento solo sentirían miedo.
–Toda esta obscuridad que alimento ese estúpido viejo me hizo darme cuenta que nadie se preocuparía por mí, que estando en peligro todos te abandonan, no debería confiar en nadie, lástima que él se dio cuenta de eso tarde y lo mate. Así que solo me queda lograr completar aquel ritual, obtener ese poder y así por fin...
Axel quedo unos momentos callados, sus ojos se cristalizaron un poco y de él broto una sola lagrima que seco rápidamente con su mano.
–Para así poder crear un mundo donde ya nadie sufra, donde todo sea mejor.

Llegaron las 11:30 de la noche, una enorme caldera yacía en medio del bosque iluminada solo por la gran luna llena, el contenido de la caldera eran todas las almas recolectadas que se mantenían almacenadas ahí hasta completar el ritual que le daría un gran poder a Axel. Todos los lobos asumieron su forma humana portando armas como escudos, espadas y otros, lanzas. Claro está que todos llevaban el mismo tipo de armadura. Se colocaron haciendo dos filas de forma que se vieran de frente haciendo un corredor, con sus armas y de manera sincronizada, comenzaron a golpear el suelo, golpe tras golpe se podía escuchar un grito que hacían ellos cada vez que se escuchaba el golpe a la tierra: HOH, HOH, HOH, HOH, HOH...
Los soldados seguían golpeando el piso con su grito, mientras que Axel iba caminando entre ellos hacia la caldera, la vestimenta que portaba era una túnica larga y negra, no tenía ni un diseño relevante, salvo dos líneas gruesas blancas que iban desde los hombros hasta la cadera por la parte de la espalda.

Suavemente y de una forma muy tranquila, se metió dentro de la caldera y alzo sus brazos al cielo, en ese momento la gran luna comenzó poco a poco a cambiar de color, en el momento en que muestre un rojizo que brille con intensidad, será el momento en el que el ritual acabe. Sus soldados abandonaron la fila y luego se colocaron de tal forma que hicieran un circulo alrededor de donde se encontraba Axel, el circulo de soldados más cercano a Axel continuaron golpeando el piso y seguir con aquellos gritas de guerra: HOH, HOH, HOH...
Eso era algo simplemente innecesario, simple estética que Axel quiso hacer, lo hacía sentir más poderoso, mas importante.

Cuando los demás soldados iban a acomodar haciendo un gran circulo nuevamente alrededor de todos ellos, él los detuvo, les tenía una misión importante.
–Esperen, a ustedes les voy a pedir un favor muy importante–. Con una gran sonrisa en la cara y con la vista en alto para contemplar la belleza de la luna continúo. –Vayan y atiendan a nuestro querido invitado que está a punto de llegar.

La Cámara de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora