Capítulo 6: El primer encuentro

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Un amplio cielo nublado se esparcía en toda la nada, lo único que se podía observar era un piso el cual reflejaba aquellas grisáceas nubes, sin embargo alrededor no había absolutamente nada. En el piso yacía acostado Chris en cual comenzó a despertar lentamente y asustarse por despertar en aquel extraño lugar.
– Este lugar, sin duda alguna, es muy extraño, pero... ¿Qué paso antes de que llegara a este lugar?
Chris comenzó a caminar por aquel lugar mientras recordaba todo lo sucedido.
– Hubo un Ritual, pero todo resultó ser un engaño, Mike me mato y de seguro debo estar en... ¿Dónde estoy?, Este lugar no es suficientemente bello como para ser el Cielo, ni lo suficientemente horrible para ser el infierno, al menos, como lo cuenta la gente, nunca nadie lo ha visto en si como es, ¿Y si es el purgatorio?, no creo, debería haber más almas por aquí, a no ser que sea totalmente diferente a como lo describen... ¡El limbo!, Si aquí debe ser donde estoy, aunque, no es tan obscuro como dicen que es, talvez deba revisar el lugar a ver que me encuentro aunque bueno, a lo lejos no se ve absolutamente nada, solo blanco, las nubes grisáceas y este piso...
Chris comenzó a apresurar su paso y luego a correr sin encontrar algo diferente, todo era exactamente igual. Del agotamiento Chris se dejó caer al piso y se acostó boca arriba para contemplar las nubes en lo que recuperaba fuerzas.
– Nunca creí que el destino nos trajera a este adorable joven–. Dijo una voz angelical la cual parecía ser de una mujer.
– ¿Adorable? Yo lo veo débil, no creo que cumpla para lo que vino a hacer aquí–. Contesto una voz demoniaca con una tonalidad muy grave.
– No creo que sea débil, yo digo que aún no conoce todo su potencial.
Chris se levantó asustado y observaba a todas direcciones sin encontrar el lugar donde prevenían las voces, no se veía a nadie en toda la nada que lo rodeaba.
– Lo vez–. Continúo la voz demoniaca mientras Chris continuaba buscando de donde surgían las voces. –Ya hasta nos tiene miedo, de seguro llego aquí por error, dejémoslo ir de una vez.
– La gente teme a lo que no puede comprender, hablemos con el–. La voz angelical se dirigió ahora a Chris. –Querido joven, ¿Cuál es tu nombre?
Chris aun volteando a sus alrededores contesto. –Me llamo Christopher, pero la gente me dice Chris.
– Tienes un lindo nombre, Chris–. Dijo la voz angelical para luego ser interrumpida por la voz demoniaca.
– No sabes cuál es la razón por la que estás aquí, ¿Verdad? Christopher.
– Si se–. Chris se sentó en el piso al entender que esas voces surgían de la nada y ya no tenía caso buscarlas más, solo escucharlas. – Fui engañado por creer en tonterías de que podía ver a mi novia que falleció hace tiempo y me mato una persona que después de muchos años decidí confiar en ella por primera vez y termine a parar en este extraño lugar.
– Lamento mucho lo de tu amada–. Dijo la voz angelical.
– Yo no, así son las cosas muchacho, todos deben morir en algún momento, a no ser que seas inmortal como nosotros, pero a la larga se vuelve aburrido... Muy aburrido–. Contesto aquella voz demoniaca.
– Si tú lo dices–. Replico Chris. –Pero a todo caso, ¿Qué hago yo aquí?
La voz demoniaca fue la primera en tomar la palabra esta vez.
– Debo felicitarte, han pasado cientos de años desde que los humano intentan realizar nuestro ritual y tu lograste llegar ante nosotros.
– Pobres almas en pena que fracasaron nuestro ritual–. Tras un leve silencio, la voz angelical continúo. – Al ver tanta confusión en ti, supongo que no sabes en que consistió aquel ritual, ¿No?
Chris se quedó callado unos segundos para intentar calmar todo ese miedo y desesperación que abundaban en él. – ¿Podrían explicarme que hago aquí?
La voz demoniaca comenzó a reír para luego la voz angelical, junto con la demoniaca, explicarle todo al joven confundido.
– Todas aquellas personas del mundo que buscan ver la belleza de la vida.
– Y la de la muerte, Ángel.
– Llegan ante nosotros, para así adquirir un poder que les abrirá los ojos ante estos grandes misterios, algunos lo toman a mal, pero es porque ellos no son capaces de soportar tanto.
– Te explico, Christopher, si deseas completar el ritual, todas las almas que estén a punto de morir cercano tuyo entraran a un lugar que nos gusta llamar, La Cámara de los Condenado".
– En ese lugar Chris, tú y la alma que se encuentre ahí dentro, podrán ver los recuerdos de la misma, de absolutamente toda su vida y estas personas tendrán que decidir si vivir o morir.
– Christopher, si tú eres el que los juzga, recibirás un horrible castigo, pero aunque no puedas juzgar, si puedes influir a que ellos elijan lo que tú quieras–. Tras una leve risa el demonio dejo lo demás al Ángel.
– Si deciden morir, deja que su alma se vaya, si deciden vivir, tendrás que salvarlos, y a cambio ellos quedaran en deuda contigo y te puedes cobrar el favor cuando tú desees, si deseas aceptar extiende ambas manos con la palma abierta al cielo.
–Tampoco deberás ser tu su asesino, si una persona muere por tu causa, o tomas la decisión por ella, entonces te tocara pagar las consecuencias de tus actos, eso es todo. Si te quieres ir, solo pídelo y dejaremos que tu alma pueda descansar en paz.

Chris se quedó callado unos minutos, "Si acepto, no sé qué ganaría con eso, la verdad no creo que sea un trabajo para mí." Pensó Chris, "Pero, ¿Acaso tengo otra opción? Ya estoy muerto y en otras palabras me dicen que me devolverán a la vida, pero, ¿Para qué volver a la vida?". Tras un leve dolor de cabeza que le dio a Chris, él estaba listo para dar su respuesta.

Sin decir nada, Chris alzo ambas manos hacia el cielo demostrando que aceptaba completar el ritual.

Cayeron dos rayos, uno a cada mano de Chris, la diferencia de estos rayos es que uno era más blanco que la nieve, y el otro más oscuro que la noche. Al golpear las manos, dejaron una marca en cada mano del mismo color del rayo.
– Con esto termina el ritual, Christopher.
–Esto es tu destino, Chris.
– El destino... No existe–. Bacilo un poco Chris al decir eso.
Se escuchó una leve risa del ángel.
– El tejer y destejer del destino guían...
– ¡Calla! Deja que Christopher lo averigüe solo, así es más divertido.
– Querido joven, es hora que regreses al lugar de donde viniste.

La Cámara de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora