Capitulo 43

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Nadie pronunciaba ninguna palabra desde el discurso de Sean, y sinceramente, el silencio me perturbaba.

Supuse que para aligerar el ambiente debía hablar algo divertido.

-Así que, ya supieron que...-

-Ahora no, Erika -murmuro Sean

Cada quien me tomaba una mano, Sean a mi izquierda y Diego a mi derecha. Parecía una niña de 5 años, pero, se puede jugar a algo...

Empecé a balancear mis manos junto con las de ellos pero Sean bufo.

-Tenemos que hablar -dijo este

-Seguro, ¿sobre qué? –dije viéndolo.

Habíamos caminado fuera del hotel hasta llegar a la playa. Ahora lentamente caminábamos sobre esta.

-Sobre lo que ha pasado.

-Pues han pasado muchas cosas

-Me refiero a que, desde que llegamos.

-Perfecto -musite- Habla tu primero

-Lo siento, de verdad. Mi intención nunca fue que te sintieras usada por mí, créeme que nunca haría que te sintieras así por culpa mía. Y desde que te conocí en esa fiesta, no crei que fuera una chica como tú...

-Oh vaya, una chica como yo, muchas gracias-dije

-Lo siento, no me refiero a eso, es que, como tenías trece años, no crei que fueras tú. Pues una chica estaba a lado tuyo y pensé que era ella, pero cuando me acerque a ustedes el olor desprendía de ti y no de ella. Al principio me sorprendí pero luego, comencé a amarte como no te imaginas. Tú, me rechazabas al principio y no sabes cuánto me dolió el golpe que me diste en mi entrepierna. -Reí y Diego también, pero luego Sean nos miró serio y dejamos de reírnos.- De verdad, me gustaste desde el primer día que te vi. No eres rubia, tampoco alta...

-Si eso me lo repiten a diario -comente divertida.

El rio.

-Tampoco eras una chica con cuerpo de modelo, como las demás niñas de tu edad, pero vi que tenías ese aire protector sobre tu familia, que a pesar de ser la más pequeña, tú los proteges. Supe de inmediato que sería feliz a tu lado. Sé que no he sido un mate, ni Alfa ejemplar pero solo te digo que te amo más que a mi propia vida, Erika, y solo te pido que me perdones por lo tonto que he sido.- Sus ojos estaban cristalizados.

Rayos, siempre que quiero superar algo es lo mismo. Malditos sentimientos que siento por Sean.

-Te perdono Sean, pero solo porque yo también te quiero.

-Oigan, yo también estoy con ustedes. -Se quejó Diego

-Ay por favor, ustedes saben que yo los quiero mucho, déjense de ridiculeces y vamos a divertirnos. Estamos en Hawái y aun así no hacemos nada más que dormir y comer.

-Por cierto, Erika, debo decirte que te ves jodidamente sexy con ese pijama -aclaro Sean.

-Lo sé, nene lo sé -sonreí y ellos se rieron.

-¿Qué les parece ir a explorar la playa?- Dijo Sean

-¿Qué vamos a encontrar? Arena y agua.

-No te olvides de los caracoles.-me completo Diego que hasta ahora había estado callado.

-Hablo en serio.

-Nosotros también, Suny- digo inocentemente.

-Supongo que cuando Cindy me decía así sonaba aterrador y enfermo, pero si tú lo dices suena excitante y erótico. Vuélvelo a decir.

-No, suena patético.

-Anda dímelo, pero en un gemido. -me miro con picardía

-Ahora tú eres el enfermo.

-¿Te imaginas estar en una relación en donde tú nos obedezcas en todo lo que queramos?-me pregunto Diego.

-Ay no, yo no seré la sirvienta, par de machistas -me negué frunciendo el ceño.

Apenas y me levantaba para bañarme en la casa y querían que ayudara en todo la limpieza de la casa o peor, que les llevara la comida a la cama. Ni de broma.

-Yo no me refiero a esa clase de obediencia. -dijo Diego y miro a Sean que lo miro cómplice.

-No entiendo.

Sean sonrío - ¿No entiendes? -Negué- Creo que a lo que Diego se refería, es que nos tienes que satisfacer todas nuestras necesidades -se miraron entre si pícaramente y luego me miraron a mí. -Necesidades de hombre, Erika, en la cama, en el baño, en la pared o en donde sea.

-Te refieres a que... -me calle. Que mente más enferma tienen.- Son unos pervertidos.

Ellos rompieron a reír a carcajadas.  

Mi pequeña mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora