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Esa voz.

¿Diego?

Abrí la puerta rapidamente y salí corriendo escaleras abajo para encontrarme a Diego en la puerta.

Corrí hacia su direccion y salte a sus brazos mientras mis piernas se enrollaban en su ancha cintura.

Busque sus labios y los bese delicadamente para no arruinar su recuperación del labio inferior.

Antes de que me marcaran, no me sentía tan vacía, y ahora que lo hicieron, no duro mas de cinco minutos alejada de ellos, y el hecho de que no haya encontrado a Diego en mi casa en la mañana, casi se me rompe el corazon.

-¡Tranquila, pequeña! ¡Yo tambien te extrañe! -dijo divertido mientras me acariciaba el trasero.

-Maldito, casi me matas -susurre volviéndolo a besar. Sus labios era como una droga, sabia que todos nos estaban viendo, pero eso no me importo. 

-Tranquila, ya se que estoy bueno pero tambien necesito respirar. -Diego me bajo de sus brazos no sin antes darme una nalgada.

-¡Eres un idiota, Diego! ¿Como pudiste dejarme sola? -Le pegue un manotazo en el hombro. Este chico me va a matar de un paro cardíaco.

-Diego, al fin llegas -dijo Sean situándose a mi lado mientras me tomaba de la cintura.

-Si y ... oh, me encontré a alguien en el camino. Dijo que tambien venia para acá. -Una chica entro. Llevaba un mini vestido muy formal y unos tacones mas grande que el amiguito de Aaron.

-¡Sean! -chillo emocionada.- ¡Por Dios! ¡Hace mucho tiempo que no nos vemos! -dijo y volvió a gritar.

-¡Verónica! ¡Has cambiado mucho! -dijo feliz Sean mientras la abrazaba fuertemente.

-¡Santo cielo Sean! ¡Te has puesto mas guapo! ¡Y que músculos! -Toco los brazos de Sean y casi quise saltar sobre ella para que ni siquiera tocara a mi Sean.

-Sean... -hable con la poca paciencia que tenia -¿Quien es ella? -lo tome del brazo y sonrei falsamente.

-¡Oh, cariño! -Dijo Sean abrazándome. Sentí la mirada de Verónica. Ja, apuesto a que esta muerta de celos -Ella es Verónica, mi amiga desde que eramos unos niños.

-Tu debes de ser Erika ¿no? Sean me ha hablado mucho de ti -dijo mientras ''discretamente'' hacia una mueca de fastidio.

-Quisiera decir lo mismo -musite- Pero Sean, nunca me ha hablado de ti. ¿Verdad, amor?

Sean rio nervioso mientras se rascaba la nuca -Mejor vayamos a comer, mi hermana hizo tacos de carne asada.

Uy, adoro los tacos de carne asada.

Caminamos hacia el comedor donde la comida ya estaba servida.

Nos sentamos y justo cuando íbamos a comer, Verónica hablo.

-No me gusta la carne, soy vegetariana -dijo con tanto cinismo que me dieron ganas de meterla la carne por el trasero.

Ni si quiera dijo un ''lo siento''

-Entonces no comas nada -dije 

-Que tierna eres, ¿cuantos años tienes, cinco? -dijo fingiendo interés.

Por Dios.

¿Como se le puede llamar mejor amiga a este tipo de persona?

-Estoy buscando cuando pedí tu opinión, oh espera, no lo hice -dije y me levante de la mesa para irme a la habitacion de Sean.

¿Como es posible que Sean no le dijera nada?

¿Que clase de ''pareja perfecta'' es la mía?

Me tire a la cama y agarre la almohada para descargar toda la rabia acumulada.

Luego me senté en la cama y trate de tranquilizarme.

Minutos después, la puerta se abrió dejándome ver a el pequeño Aaron.

-Lo siento Aaron, no estoy de humor para escucharte hablar incoherencias -dije mirando a la nada.

-Lo siento Erika... -dijo y se acerco hasta mi para abrazarme- Sean no es un mujeriego como lo crees, simplemente no sabe que es el amor. En este momento, le esta dando una lección a Verónica. Y tranquila, el amor que tengo hacia ti, desaparecerá con el tiempo. -dijo el.

Sinceramente, eso me conmovió. Este niño debería ser psicólogo.

-Aww Aaron...

-Pero mientras no se vaya, seguiré molestándote con mis caprichos. -murmuro y beso mi mejilla.

-A veces pienso que tu y Sean son hermanos -murmure para mi misma.

***

El tiempo se había pasado muy rápido.

Ya estábamos por irnos, solo que ayudábamos a Sean a limpiar la mesa.

-.... Aunque no lo creas, ya tengo mi propia casa, Erika -decía Diego animadamente.

-¿Entonces fuiste ahi por la mañana? -pregunte 

-Claro, ¿crees que me veo genial por obra de magia?

Blanquee los ojos.

-¡Diego! -chillo Verónica viéndonos a mi y a Diego repetitiva mente. -Necesito que me ayudes a hacer algo en la cocina, ¿podrías venir?

Bufe

-No vayas Diego, ¿no ves que tiene la cara de un demonio? -suplique haciendo puchero -Se nota a kilómetros que esta mintiendo.

-Lo siento hermosa, pero, ¿y si es verdad? -murmuro en mi oído.

-Pero... -balbucee y el me callo con un beso.

-Estaré rápido aquí, no pasara nada. -dijo guiñándome un ojo mientras se iba en direccion a la cocina.

...

Treinta minutos habían pasado y Diego aun seguía con Verónica. 

Esto es el colmo, iré a ver que sucede allá adentro.

Me levante de mi silla y camine a paso veloz hacia la cocina y efectivamente, ellos estaban hablando.

Pero, Diego se mostraba tenso.

Pareciera que estuviese... molesto.

Mi pequeña mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora