Capitulo 63

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Todos estábamos acomodados en el sillón viendo directamente hacia la televisión.

Yo estaba en medio, como siempre.

Habíamos escogido una película de terror.

Sinceramente no me importaba, siempre me quedaba dormida en medio de la película así que, no hay problema.

Cuando la película se acabó, me levante del sillón perezosamente para estirarme. Cielos, sentía todo mi cuerpo entumecido. Cali estaba echada sobre Diego mientras que él le acariciaba su pelo suavemente mientras cerraba los ojos.

Bostece y pude ver la hora en mi teléfono.

Las 8 de la noche.

Camine hacia mi dormitorio pues los chicos estaban dormidos profundamente y no quería despertarlos. En otro caso, hubiera hecho un sinfín de dibujos en sus rostros con un rotulador negro pero ahora estaba demasiado exhausta como para ser todo un Picasso.

Me quite mi ropa quedando en ropa interior y me eche en la cama sin importarme que duerma así y no en pijama.

Iba a cerrar mis ojos cuando sentí la cama hundirse de un lado.

-Erika, ¿ya estas dormida? -murmuro Diego.

Murmure algo que ni yo misma pude entender y el me beso en los labios suavemente.

Creí que solamente era un beso de buenas noches hasta que mordió mi labio.

-Joder Diego, ¿Qué ocupas? -balbucee atontada.

-Tú sabes lo que quiero -susurro en mi oído y poso su entrepierna en mi trasero moviendo sus caderas lentamente contra mí.

-Estoy cansada, Diego. Otro día lo hacemos -dije.

-Mierda Erika, ya no puedo. He estado así desde que salió la parte de la película más caliente.

-¿Desde que empezó? ¿Y por qué no haces... mm... ya sabes... eso con tu mano? -Me senté sobre mis piernas y lo mire. Esta vez ya estaba un poco más despierta.

-Porque no puedo -dijo obvio.

-¡Oh por favor! Antes lo hacías casi a cada minuto. ¿Por qué no hoy? -hable moviendo mis manos exageradamente.

-¡Joder, Erika! ¡Yo quiero que lo hagamos ahora! ¡Tal vez no esté aquí cuando me necesites! -dijo

-¿Qué? ¿A dónde iras? ¿Por qué? -suspire triste.

-Yo... el Alfa de la manada de Rusia me dijo que tal vez sería un buen lobo guerrero. Su territorio está siendo atacado por vampiros y, el otro día, cuando estaba de visita me vio entrenando. -Dijo viéndome. -Iré a Rusia, sorpresa -murmuro sin humor.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-Estabas muy contenta, no quería que te deprimieras.

-¿Cuándo te iras?

-El lunes en la mañana.

Hoy era viernes.

-¿Cuánto?

-¿Cuánto qué?

-¿Cuánto tiempo estarás allá?

En realidad no quería saberlo. Pero a veces mi curiosidad puede molestar.

-Seis meses.

Joderr.

-Pero, te perderás mi transformación.

-Lo sé, pero no puedo hacer nada al respecto.

-Entonces, ven acá. -susurre- Tendremos una larga noche.

Él sonrió maliciosamente y comenzó a besarme desesperadamente.

***

Me desperté sudando por el gran cuerpo de Diego, de nuevo.

Abrace a Diego intentando dormir mas pero no logre conciliar el sueño.

Eran las seis de la mañana y ya estaba despierta.

¡Y en sábado!

Mire el rostro de Diego. Era perfecto.

Sus largas pestañas descansaban sobre sus mejillas que a su vez, estaban sonrosadas por el calor. Sus labios tambien estaba de un color rosa volviéndolos apetecibles. Su cabello, Dios, su cabello me encantaba.

-Mm -Escuche un ronroneo de Diego- Me encanta cuando me miras así. Me hace sentir sexy. -lo mire a los ojos y el me miraba sonriendo coquetamente.

-Sexy y bueno en la cama -susurre para mi misma esperando que no me escuchara.

-Woah, no conocía ese lado tuyo, amor -Esa palabra causaba que pequeñas mariposas revolotearan en mi estomago haciéndome cosquillas. Amaba que me llamara así.

-Joder, tu cuerpo esta caliente. -murmure subiendo mi cabeza a la almohada y no al brazo de Diego.

-¿Quieres enfriarme? -sonrio seductor esta vez.

-Ya quisieras. -respondí divertida mientras me acomodaba bien en la cama.

-Arrodíllate. -dijo el parándose.

-No quiero, mejor ven aquí -hice un puchero mientras extendía mis brazos en su direccion. El vino hacia mi y se recosto como un niño pequeño en mis brazos, justo como estábamos en la mañana. Solo que yo en su lugar y el en el mio.

-Me siento como un cachorro -susurro Diego justo en mi pecho.

-Eres mi cachorro. -susurre sobando su cabello suavemente. Sonaba ilógico que dijéramos eso pues el es el mayor y yo soy una adolescente. Aunque el si parecía un cachorro. Siempre hacia pucheros y era muy tierno conmigo cuando estaba triste o cuando estaba aburrida.

Siempre trataba de animarme.

-Mm, seré tu cachorro pero, ¿de que manera? -dijo mirándome picaramente.

-¡Joder! ¡Empezaron la diversión sin mi anoche! -exclamo Sean entrando a la habitacion.

-¿Envidia, Sean? -se burlo Diego sacandole la lengua.

-No trates de imitar a un cachorro que no te queda. -rugió Sean sentándose a mi lado mientras me tocaba las piernas.

-Pues aunque no lo creas, Erika me dijo que seria su cachorro con derechos. ¿Entiendes? -gruño Diego como un niño.

-Cachorro con... -Sean me miro interrogante a lo que yo solo me encogí de hombros. -Eso no existe. -hablo después de unos minutos.

-Pues ahora si -respondió Diego y su rostro se fue a mi cuello.




Hola, preciosas.

¿Les gusto el capitulo?

Espero que si, me esmere mucho en hacerlo.

Ademas, ahora si viene lo shido, otra vez.

Pasaran muchas cosas después de que Diego se vaya de viaje.

Comenten mucho, pues como sabrán, sus comentaros hace que me inspire en seguir con la novela que parece no tener fin.


Mi pequeña mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora