¡Tercer año en Wattpad!
Dedicado a todos los que de una forma u otra siempre me han apoyado.•Parte 1
El teléfono sonaba desesperado, como si la persona que estaba al otro lado transmitiera sus emociones. Inspiré, solté el aire tranquilamente y respondí.
—Buenos días, oficina Dreyar, ¿Qué puedo hacer por usted?
—¡Ayudar, eso es lo que tenéis que hacer! —gritó el hombre desde el otro lado del teléfono, lo aparté algunos centímetros de mi oído.
—Dígame cual es su problema —dije controlando mi tono de voz.
—¿¡Mi problema!? ¡Mi problema sois vosotros, hace días que la electricidad en mi casa se va cuando se le viene en gana! —me quedé mirando a mi compañera, ella me sonrió con lastima, todos los clientes gruñones me tocaban a mí. Seguí hablando con aquel hombre y le tome los datos.
—Señor, se lo comunicaremos a la central eléctrica, ellos se encargarán del problema, gracias por su llamada —colgué y me apoyé en el respaldo de la silla.
—Odio mi vida —susurré. Después de esa llamada recbi unas cinco más y atendí a tres clientes que decidieron venir personalmente...un caos. Me alegré cuando mi turno llegó a su fin, salí de la oficina lo más rápido que pude, me dirigí hacia la librería, por la mañana había visto un anuncio donde se precisaba personal, pero cuando llegué el anuncio ya no estaba, así que decidí entrar.
—¿Hola? Vengo por el anuncio. —Una mujer mayor salió de detrás las estanterías.
—Buenas tardes, ya hemos encontrado a alguien, lo siento pequeña —sonreí y le di las gracias, me quedé a mirar los libros, si había un sitio donde me sentía bien, era allí, entre esos libros.
Estaba leyendo la sinopsis de un libro cuando una voz masculina me interrumpió.
—Eh, esto no es una biblioteca, es una librería —aparté la mirada del libro y la puse en él. No dije nada, me quedé allí, de pié, mirándolo.
—¿Me has oído, enana? —fue entonces cuando reaccioné, ¿Me había llamado enana? Iba a dejar pasar que la mujer que trabajaba allí me llamara pequeña, pero que ese hombre me llamara enana, no iba a permitirlo, había tenido un día bastante malo.
—Sé muy bien que no es una biblioteca, las se diferenciar —lo miré de arriba a abajo fingiendo una mirada de desprecio, ropa negra, pelo largo y piercings —.Además que sabrás tú.
—Lo se muy bien, trabajo aquí, es mi primer día —cerré el libro de golpe, él me había robado mi puesto de trabajo.
—¿Enana, vas a comprar el libro?
—No, se me han ido las ganas, y además, mi nombre no es enana.
—Entonces —dijo mientras se acercaba a mi —.Deja el libro donde estaba y si no es mucho pedir, dime tu nombre —se quedó a poca distancia de mí, me arrebató el libro y lo puso en una de las estanterías.
—Una de las cosas que no puedes hacer cuando estás en el trabajo es coquetear con los clientes —dije dando un paso atrás.
—¿Coquetear? ¿Yo? Tienes una idea equivocada de lo que es coquetear, si tenemos la suerte de encontrarnos fuera de esta librería, quizás te muestre lo que es —volví a dar otro paso hacia atrás y choqué con una mesa. Él sonrió con picardía, una sonrisa perfecta y atractiva.
Empezó a acercarse a mí, mi respiración empezó a ser irregular, me aferré con fuerza a la mesa, pegando mi espalda a ella. Pasó por mi lado mantenimiendo su sonrisa y se fue hacia la mesa de recepción.
—¿Tienes la tarjeta cliente? —miré hacia él aferrada aún a la mesa.
—¿Estás bien? —Preguntó, asentí con la cabeza.
—¿La tienes si o no?
—¿Si tengo el qué? —pregunté confundida.
—La tarjeta cliente.
—Si, la tengo.
—Pues debo informarte de que la han cambiado, si me la dejas te la actualizaré.
—¿Llevas unas horas aquí y ya sabes como va todo?
—Aprendo rápido —volvió a sonreír, mi corazón no aguantaría mucho más. Me acerqué a la mesa de recepción, busqué en mi cartera la tarjeta y se la tendí. Mis dedos rozaron los suyos, provocando un hormigueo en mi brazo y después recorriendo cada parte de mi pequeño cuerpo.
Miró mi tarjeta bastante interesado y me miró.
—Levy McGarden, bonito nombre, pero para tí me gusta más enana, va más contigo —volvió a sonreír, y me devolvió la tarjeta.
—¿No ibas a actualizarla?
—No, sólo quería saber tu nombre.
—¡No puedes hacer eso!—repliqué.
—Pues lo he hecho, adivina el mio —dijo apoyándose en la mesa, retándome.
La mujer mayor salió del almacén y nos sonrió con ternura.
—Gajeel cielo, recuerda ordenar los libros por secciones.
—Si... —me miró con cara de fastidio, esta vez fui yo la que sonreí.
—Gajeel... ahora estamos en paz.
—Eso parece —salí de la librería, vi mi reflejo en el cristal, estaba sonriendo.
Cada día después del trabajo iba a comprobar si había libros nuevos y si él seguía allí... (Sólo lo comprobaba por si se marchaba poder ocupar su lugar), si, estaba allí, el chico de la librería. Cada día que pasaba nos hacíamos más cercanos.
—¿Me estás diciendo que trabajas en una librería y sólo has leído los libros que te obligan a leer en la escuela?—
me miró de nuevo con esa sonrisa.
—Si, y eso que algunos no los leí, eran horribles... ¿Cuántos libros has leído tú?
—Muchísimos, he perdido la cuenta, pero debido a mi trabajo no leo tantos como a mi me gustaría.
—Vaya...trabajas en la empresa Dreyar, ¿no?—dijo sorprendido.
—Si, la sección telefónica.Cada dia que pasaba tenía la necesidad de ir allí y quizás ya no fuera por los libros, pero últimamente en el trabajo había algunos problemas y tenía que quedarme hasta tarde.
—McGarden, necesito que atiendas todas las llamadas —Ordenó Laxus, mi jefe.
—Si, señor.
Cuando la empresa estaba a punto de cerrar recibió una última llamada y por supuesto la atendí.
—Buenos tardes, oficina Dreyar, ¿en que le puedo ayudar?
—Buenas tardes, ¿Con quién hablo?
—Levy McGarden.
—Verás señorita McGarden, tengo un problema.
—Dígame cuál es su problema.
—Pues... hace dias que no te veo por la librería, ¿Crees que me puedes ayudar?
—¿¡Gajeel!?
—Hola, enana —Era él, mis piernas empezaron a temblar, y di gracias por estar sentada, miré a mi alrededor para comprobar que nadie me estuviera escuchando.
—No he tenido tiempo, estoy algo liada...y no puedes llamarme en mi trabajo, tengo que colgar.
—¡Espera! Te seguiré llamando a menos que aceptes una cena conmigo, esta noche, es más, te espero fuera de tu trabajo, no tardes.
—Está bien —Había aceptado, colgué el teléfono y quedé mirándolo. ¿Qué me estaba ocurriendo? Gajeel había llegado a mi vida sin apenas darme cuenta, pero él me había arrebatado mi única esperanza de salir del actual trabajo... aunque eso él no lo sabía.Ordené mi mesa, pasé por el cuarto de baño y me arreglé lo mejor que pude, tomé aire y salí.
Lo vi enseguida, estaba apoyado en una moto enorme, al reconocerme me sonrió... Esa sonrisa, capaz de hacer que olvidara todas mis preocupaciones.
—Has tardado mucho —dijo incorporándose.
—Has llegado muy pronto —le repliqué.
Volvió a sonreír y me tendió un casco, me quedé mirándolo ¿Acaso pretendía llevarme en esa moto?
—¿A qué esperas? Póntelo —dijo sin apartar el casco.
—¿Y cómo se pone esto?
—Te doy una pista, es para cubrir tu cabeza.
—No te rías de mí —murmuré apartando la mirada de la suya.
Entonces suspiró y me puso el casco sobre la cabeza y me examinó con la mirada.
—Te queda bien...muy bien —se dió la vuelta, pasó una pierna por encima de la moto, se sentó sobre ella y se puso su casco.
Me quedé plantda delante de él, mirándolo.
—¿Levy, qué ocurre? ¿Acaso nunca has subido a una moto? —negué con la cabeza.
—No te preocupes, apoya un pié en este pedal e impulsate, agárrate a mi para hacerlo —me tendió la mano, dudé unos instantes pero finalmente se la di, me agarró la mano con fuerza, noté como su calidez subía por mi brazo y llegaba a cada parte de mi cuerpo. Su pulgar acarició el dorso de mi mano con suavidad.
Mi corazón latía desbocado, temía que lo notara.
Puse mi pié donde me había dicho y tal como había hecho él un instante antes pasé mi pierna por encima de la moto, mis pantalones cortos subieron hasta mis muslos, sólo esperaba que no se diera cuenta de ello.
—Enana agárrate a mí. —puse mis manos es su cintura.
—¿Así está bien? —quise saber.
—No —agarró mis brazos e hizo le que rodeara el torso.
—Así está mejor, no te sueltes. —La moto rugió y empezamos a movernos, hizo una curva con la cual casi tocamos con las rodillas al suelo y me agarré mas fuerte a él.
Nos paramos en un semáforo y apoyó su pié al suelo. Noté una de sus manos rozando mis brazos. Cerré los ojos y suspiré.
—¿Estás bien? —quiso saber.
—Si, estoy...bien —el semáforo se puso en verde y la moto volvió a rugir.
Fue entonces cuando me percate de que no sabía donde me llevaba, hasta que reconocí la calle de la librería. Aparcó la moto, bajó y me ayudó a bajar con sus manos en mi cintura.
Me dejó en el suelo y me quité el casco, una vez se quitó el suyo, levantó el asiento de la moto y los dejó.
Mientras aseguraba su vehículo lo miré, apoyé mi espalda en la puerta de la librería. Me coloqué mis pantalones por debajo de mis muslos. Una vez hubo terminado se dió la vuelta y se acercó a mí, quedó a unos centímetros de mí. —Cuando nos conocimos te dije que si nos encontrábamos fuera de esta librería te mostraría lo que es coquetear...bien, para mi es esto. — Sus nudillos acariciaron mis brazos, subieron hasta mis hombros y mi cuello, luego acarició mi rostro y enredó su mano en mi pelo.
—Me gusta tu pelo —dijo en un susurro.
Instintivamente cerré los ojos unos segundos y al volver a abrirlos su rostro estaba tan cerca del mio que apenas pasaba aire entre los dos, noté su respiración mezclándose con la mía.Espero que os haya gustado esta primera parte.
En cuanto termine la segunda parte la publicaré.
Pido perdón una vez más por mí tardanza, desaparecí algunas semanas, no estaba emocionalmente bien para publicar nada 😣
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¿Mejores Amigos? (GaLe)
Fiksi PenggemarLevy está a punto de cumplir su sueño, abrir una librería. Gajeel su mejor amigo quiere cumplir el suyo; Decirle a Levy que en realidad la ama. Está prohibido hacer copia o adaptación.