X Primera Lección

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Jack

No podía dejar de dar vueltas en el despacho. Cada paso que escuchaba detrás de la puerta lo hacia pensar que Atenea entraría, echa un llanto por los abusos de la tripulación. Atenea era una verdadera tonta si pensaba que podría dormir con la tripulación sin sufrir las consecuencias. Estaba a punto de salir en su busca cuando el golpe inconfundible de la puerta lo sobresalto.

Entre medio aliviado y medio molesto, se encamino hacia esta y la abrio de golpe, esperando ver los ojos gris tormenta de atenea y su cabellera castaña pero solo se consiguió con un hombre canoso y panzón.

-Gibs- murmuro irritado-Que haces aqui?

Gribs se tambaleo de manera nerviosa de un lado a otro y le extendió un plato con comida-Esto es para ti Jack.

Con confusión Jack tomo el plato extendido, que se encontraba hasta el tope con comida, la cual se veía extremadamente deliciosa. Con el seño fruncido miro a gibs de manera interrogante sin saber de donde había venido aquello pero este solo se encogió de hombros y murmuro algo así como-Yo solo soy el tipo de los recados-para después desaparecer antes de este pudiera abrir la boca para seguir preguntando.

Jack se llevo el plato hasta la mesa y olió para ver si no había signo de veneno, pero este solo pudo distinguir el inconfundible olor a carne asada. Con sumo cuidado probó una pequeña cantidad del plato y espero unos segundos para comprobar que no estuviera envenenado. Cuando nada paso, ataco con avidez. Había pasado un tiempo desde que probaba una comida tan rica y se pregunto de donde la había sacado Gibs, pero no hizo que pensara demasiado en ello porque la respuesta vino de inmediato. Atenea.

Ella debió haber conseguido la manera de cumplir con su tareas como parte de la tripulacion. Pero como era posible? estaba seguro de que este barco no tenia ningún lugar presentable en donde podría haberse llevado a cabo actividades culinarias.

Ya no tendría nada que decir con respecto a su contribución en el barco y eso le supo amargo porque había perdido la oportunidad perfecta para hacer que ella colaborara con el plan que el había formado en su cabeza. Ahora sabia que ella no cedería a el. Al menos no sin antes dar batalla. Y eso extrañamente le gusto.

Tendría que buscar otra manera. Entonces su cerebro empezo a crear una maraña de telarañas en lo que parecía ser un plan improvisado y con aquello ahora se encontraba una sonrisa maliciosa pintado en su rostro.

Atenea

Después de haber recogido el desastre en el había quedado  la cosina se sentó junto a Gibs y Ale que eran los únicos que se habían quedado de la tripulación, los demás hombres se habían marchado con varios saludos y sonrisas para nada atractivas exclamando que ahora era hora del Ron, como si fuera algún postre especial.

-Muchas gracias, por la comida,  señorita- me agradeció Gibs talvez por octava vez esa noche.

Hice un gesto con la mano-Solo llámeme atenea, estoy muy lejos de mi casa para seguir con esas formalidades.

Este asintió regalandome una sonrisa que a diferencia de los demás no estaba podrida con dientes negros.

Levantándome nuevamente, camine hasta una olla que aún se mantenía en el fuego. Con cuidado, saque la comida que estaba calentando y la puse en un plato.

-Señor Gibs, sería usted tan amable de llevarle esto al capitán?

El señor Gibs me frunció el gesto en confusión - claro- dijo este aguantando la curiosidad.

Justo cuando Gibs estaba a punto de salir por la puerta con el plato en las manos se dio media vuelta- Solo dígame Gibs.

Y con otra sonrisa de su parte se marchó.

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