XV Sorpresas

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Jack

Con un movimiento de mi mano lance lo poco que me quedaba de mi ron, por mi garganta. Los hombres borrachos no paraban de inclinarse hacia mi. Celebrando sin ningun motivo existente. Para un pirata la vida era una fiesta constante y eso lo tenia mas que claro, el era la prueba viviente de ello.  

Maldiciendo por centisima vez en la noche, empujo a un viejo borracho que teni­a intencion de chocar su bebida con la suya y fallando completamente. La mejor manera de estar solo era con su mejor amigo, el ron, pero eso no queri­a decir que toleraba la presencia de aquellos borrachos que no entendi­an la razon de su pena, no era que el necesitara una razon para beber. Pero esta vez el teni­a un motivo. Y no uno pequeño. Uno bien grande, llamado Atenea Silvestre.

Esa mujer era su peor pesadilla. Habia intentado de todo, provocarle celos, tratar de hacerla rabiar pero esta solo habi­a respondido con una mirada de desden. Sabia como hacer para que las mujeres normalmente hicieran lo que el quisiera sin la necesidad explicita de sugerirlo, pero con Atenea no era el caso. Y eso lo frustraba.

Sabia que se habia portado como un verdadero imbecil, pero se habi­a dejado llevar por los celos y no habia nada que el pudiera hacer, para remediarlo, Oh si?

Jamas me habi­a encontrado en una situacion como aquella.  Incluso el alcohol parecía no ayudar. Se supone que se había estado emborrachando para mantener su mente lejos de ella. Pero aquí se encontraba. 

Hablando del Diablo. La taberna quedo en completo silencio por unos segundos para después dar paso a silbidos y cumplidos para nada decentes. Antes de darme la vuelta sabia que Atenea había llegado. Trate de ponerme de pie e irme disimuladamente de allí, para buscar alguna de las fulanas para que me distrajera un poco, pero lo único que logre fue tambalearme un poco hasta la barra.

Mierda, talvez esta vez se me había pasado la mano con el ron!

Atenea me había estado evitando constantemente los últimos días y por eso sabia que ella estaba allí para hablar con el, talvez exigirle algo o peor aun decirle que no pretendía seguir viajando en su compañía.

Ese pensamiento lo aterraba. Después de como el se había portado con ella, no entendía porque no se había largado. Es decir, estábamos en tortuga, podía tomar cualquier bote pirata e irse sin mirar atrás. Tan solo de pensar en Atenea pasando tiempo con algún otro capitán le revolvía el estomago y le daban ganas de lanzar su botella de ron por la taberna y comenzar así el típico pandemonio que siempre se desataba.

La mano de Atenea se poso en su hombro. E inmediatamente supo que lo que venia a continuación no le iba a gustar. Atenea nunca lo tocaba a menos de que fuera necesario. ¿A quien quería engañar? Atenea jamas lo tocaba, punto.

Que mal que estaba demasiado borracho para salir de allí corriendo.

-Jack

Trate de no darme la vuelta porque sabia que cuando mis ojos encontraran los de ella, no opondría resistencia a la seguramente rabieta que estaba por explotar.

-Ateneaaaaa, querida,  pelo que solplesa! Vienes a tomar algo conmigo?- Mis palabras salieron mas alargadas de lo que había querido. Esta vez si que me había pasado con el ron...talvez la próxima vez no tome tan...nah eso es una necesidad. Sin ron no hay diversión. 

Sin saber como, Atenea apareció en mi campo de visión. Su ceno estaba fruncido y me estaba mirando con desaprobación. 

-Necesito hablar contigo-La voz de Atenea estaba mucho mas seria, incluso un poco preocupada. 

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