Liv
El iPhone que Michael me había regalado yacía en mil pedazos en el suelo. ¿Cómo pudo mi primo arruinarlo todo nuevamente? Tampoco podía decir nada, él tenía 8 años, pero hacía ya tiempo que no veía a Micheal en persona y ese era el único objeto que me mantenía cerca de él. Podría usar mi portátil, pero hace unos días había derramado un licuado sobre él cuando Micheal se quedó a dormir aquí.
—Trip, ¿por qué lo hiciste?— pregunté, esta vez viendo al pequeño pelirrojo. Él tenía una rostro redondo y lleno de pecas, con unos ojos increíblemente verdes que me miraban, ahora, con culpa. El pobre de Trip vivía sólo y únicamente con su padre, por lo que no es sorprendente su actitud: eructa donde sea, come sus mocos, se hecha gases en lugares indebidos. ¿Cómo puede ser tan grosero?
Trip se encogió de hombros; con sus gordos hombros. El padre del pequeño debería cambiarle la alimentación. Debería reemplazar las hamburguesas del Mc Donald's por verduras frescas, las cosas fritas por una buena ración de pescado y los dulces por unas barras de cereales.
—Vete a casa, Trip— dije sintiendo que mi paciencia estaba a punto de acabar. Debía limpiar este desastre y comprarme un móvil nuevo.
—Pero la tía Lily me ha dicho que me cuidarías— ¿Por qué mamá no pudo consultarme antes? Suspiré. Nota mental: hablar con mamá sobre dejarme a cargo de Trip sin consultarme.
—Bien— dije cruzando mis brazos e intentando una sonrisa—. ¿Quieres ver Cartoon Network o alguna película de Disney?— cogí el mando del televisor entre mis manos—¿Qué tal Pokémon? ¿Aún está esa serie al aire?— él se encogió de hombros—. Vale— dije apretando los labios levemente y levantando las cejas. ¿Por qué no habla? Dejé Cartoon Network. De pequeña adoraba ese canal.
Luego de limpiar los restos de mi teléfono móvil, volví a mis libros de Medicina. Debía estudiar el capítulo 14 de memoria para el siguiente mes y debía concentrarme, pero había un monstruito a mi lado que colgaba de mi pierna diciendo:
—¿Tienes algún dulce?— solté un gruñido y negué con la cabeza.
—Trip, distraete con Cartoon Network. Dibuja algo, haz lo que quieras, pero necesito estudiar esto. ¿Si?— me levanté de la silla en la que estaba sentada y fui en busca de una de mis barritas de cereales dietéticas. Solía comerlas cuando iba al gimnasio, pero esto de la universidad online me estaba quitando bastante tiempo. Además del negocio familiar cuyas expectativas estaban puestas sobre mí luego de que Ashton, mi queridísimo hermano, se desconectara totalmente de la herencia familiar.
—Esto no me gusta— dijo Trip con asco al ver la barra de cereal—. Además es dietetica y papá dice que esas cosas te hacen daño— solté una risotada que tal vez mis vecinos hayan podido oír.
—Tu padre no sabe nada de comida saludable. Sólo de comidas chatarra, la cual contiene más grasas y cosas que tu cuerpo no necesita. Esa comida podría tapar tus arterias, generarte hipertensión e incluso un ataque cardíaco y morir en segundos de una forma bastante dolorosa, ¿tú quieres eso?— Trip me miraba con una mezcla de miedo y sorpresa. Negó con la cabeza lentamente al oír mi pregunta—. Bien, entonces deberías comer algo más saludable— Trip aceptó mi barrita de cereal y yo, orgullosa con mi aporte, volví a mis estudios.
—Veamos...— dije intentando memorizar lo que aquel texto decía. Era mi primer año en la universidad de Londres, y gracias a unos contactos que tenía logré seguir la carrera desde donde la había dejado y no volver a comenzar. Lo malo era no tener apoyo de parte de nadie, que una mujer estudie en mi familia era considerado un crimen. Por eso extrañaba tanto a Ashton y Micheal. Sobretodo a Micheal.
—Liv, concéntrate— me dije en vos alta pasando mis manos por mi pelo desde la raíz hasta la punta y tirando hacia abajo. ¿Cómo iba a pasar a segundo año?
Levanté la cabeza para ver qué hacía el demonio.
—No toques eso— le indiqué levantándome de mi asiento para sacarle el cisne de mamá—. Mira televisión— la señalé con el índice con una sonrisa falsa. ¿Por qué debía cuidarlo yo?
Él resopló, pero lo dejó estar. Por suerte. Ya que no quería discutir con un niño de 8 años.
Tres golpes en la puerta me indicaron que el universo no quería que estudiara. Suspiré dejando el cisne en el lugar y caminé a abrir la puerta, pero al ver quién era la cerré de forma inmediata.
—¡Liv!— gritó Jonathan aporreando la puerta para que pueda abrirle. No volvería abrirle la puerta a ese idiota. Es un mentiroso y un fraude. ¡Y sus ojos verdes son falsos! Vi sus lentes de contacto...
Jonathan siguió golpeando la puerta, y yo miraba a esta esperando a que dejara de escucharse ese ruido pesado, sin embargo, no parecía querer cesar nunca.
La miniatura de mi primo apareció como una sombra a mi lado. Me miró a mí y luego a la puerta como buscando una explicación. ¿Desde cuándo debía darle una explicación a Trip?
—Es el repartidor de ensaladas— sonreí de forma convincente. Él abrió la puerta dejándome ver los verdes y falsos ojos de Jonathan. Su cabello castaño estaba despeinado y su camisa empapada de sudar, lo cual me decía que estaba corriendo.
Puse una mueca de asco. Sudoroso y con un olor nauseabundo que penetraba en mis fosas nasales sin compasión, ¿pretendía disculparse? No lo creo, cariño.
—Liv— dijo él, sin embargo levanté la mano para detenerlo antes de empezar a hablar. Supongo que mis dedos cubriendo mis fosas nasales le daba a entender que olía muy mal.
—Primero, no aceptaré ninguna disculpa de parte tuya, aún menos en ese estado— susurré eso último mirándolo de arriba a abajo—. Segundo, no me importa quién seas, si Jonathan, David o cualquier otro. Mentiste para aprovecharte de la empresa en la que mi familia trabaja y eso es imperdonable. Ya hablé con Ashton y Micheal sobre eso— mentí—, y dijeron que tomarían el primer vuelo hasta Inglaterra para darte una visita, y ten seguro que no será para nada agradable— sabía que si los mencionaba a ellos iba a dar el efecto que quería—. Ahora, adiós.
Dicho eso, cerré la puerta. Lo último que me faltaba era que ese idiota esté tras la fortuna de mi familia, esperando que algunas libras caigan arriba de su cabeza. Sorry, not sorry, my dear.
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Volviendo el tiempo atrás {EDITANDO} #WATTYS2018
JugendliteraturLuego de tres meses de aislamiento completo en Alemania, Juliet Stonem regresa a Estados Unidos con una actitud completamente distinta. Ha dejado de ser la niña de 15 años que se embriagaba todos los días para convertirse en alguien responsable. Jul...