ADVERTENCIA: Si no viste la película Ginger y Rosa, y tenés intención de verla, la estás viendo o cualquier cosa similar, te recomiendo que no leas el capítulo hasta que veas la película, ya que contiene SPOILER de toda la película completa. Ahora está en vos seguir leyendo o no.
Me acosté en la cama y puse Ginger y Rosa en el televisor. Este había sido mi plan desde un inicio, ¿por qué tuve que haber cambiad mi plan por hacer algo que no quería? No tenía sentido! Era mi cumpleaños, no el de ninguno de ellos.
Empecé a comer los pochoclos que había agarrado del buffet, y los dejé al lado de los pañuelos que sabía que necesitaría para cuando empiece a llorar.
Ginger y Rosa es una película que va sobre unas chicas que son mejores amigas y viven en Londres en los años sesenta. Son rebeldes por naturaleza y un poco problemáticas, las dos sueñan con ser más independientes que sus mamás, ya que son amas de casa. Ginger y Rosa se unen a una campaña para detenerlo todo y están comenzando a descubrir su sexualidad. Pero su amistad se ve comprometida por la afectividad que muestra el padre de Ginger hacia Rosa y la sensación de incertidumbre que se genera por la Guerra fría y un posible holocausto nuclear. Es una historia que vale la pena por sus enseñanzas y situaciones que las chicas viven, es por eso que me gusta y es mi película favorita.
Cuando Rosa empezó a servir los espaguetis golpearon la puerta, por lo que me vi obligada en poner en pausa la película y me levante para abrir la puerta.
Me sorprendí mucho al encontrar a Noha allí, con las manos en el bolsillo y los ojos vidriosos. Seguía teniendo olor a cerveza, y a algo más que no sabía reconocer.
-¿Qué haces aquí?- pregunté con tono de voz dudoso, pero claramente confundida.
-¿Qué? Ah... Eh... Nada, olvídalo- respondió de forma misteriosa, y yo fruncí el ceño. Tenía la mirada perdida dentro de mi habitación, tal vez quiera pasar.
-¿Quieres pasar?- pregunté siendo amable-Estoy viendo una película- se encogió de hombros, y me aparté para que entrara, lo cual hizo.
La verdad, no estoy segura de querer que esté en mi habitación. Siempre que estamos juntos me lastima, y la verdad, a nadie le gusta que los lastimen.
Examinó la habitación como si nunca hubiese estado aquí, como si este fuera un lugar desconocido o como si haya olvidado que nos conocimos en este espacio.
Es curioso, porque desde el primer momento me insultó y, de cierta forma, supe que no tenía que acercarme a él porque él era dañino.
-¿Qué miras?- preguntó en tono neutral, notando que en la pantalla Rosa servía espaguetis.
-Ginger y Rosa- dije, cruzandome de brazos de forma incómoda, y Noha se mantuvo mirando la pantalla unos segundos, mientras caminaba hacia la cama y me acostaba en ella.
Me resultaba extraño que Noha haya venido sin que yo lo llame, o sin que Camille lo llame. Tal vez ella le pidió que venga a ver cómo estaba, ya saben, Camille se comporta como una hermana mayor.
El aire se había puesto incómodo, y luego de que Noha voltee la cabeza hacia mi, recordé lo ridícula que me encontraba con mi pijama gris con pequeñas rosquillas de diversos colores distribuidas por la camiseta y el pantalón. Sabía que en algún momento iba a soltar algún comentario sobre él, pero ¿qué iba a hacer? ¿Cambiarme solo porque Noha, el chico malo de la ciudad, el ángel con las alas negras, está aquí en mi habitación?
-Vas a poner la película o ¿qué?- preguntó de forma brusca. ¿Acaso se quería quedar a ver la película... conmigo?
-¿No te sientas?- dije, sabiendo lo mucho que le molestaba que le responda a sus preguntas con otra pregunta. Debía sacarme esa costumbre en presencia de Noha, lo único que lograba así era provocarlo y que se enfade conmigo.
Él puso los ojos en blanco, y lo seguí con la mirada desde la punta de mi cama hasta un lado de la misma, y cuando estuvo al lado mío dijo:
-Hazme espacio, ¿no? No creas que me sentaré en el piso cual perro faldero- fruncí el ceño y tomé el boul de pochocolos, los pañuelos descartables, y me moví lo suficiente como para que ambos entremos en mi pequeña cama.
Él se sacó su botas, y como había predicho sonrió de forma burlona y dijo:
-Bonito pijama- y sonrió con superioridad. Puse los ojos en blanco
-Que gracioso- murmuré y Noha sonrió con aún más superioridad, acostándose a mi lado casi tirando la comida-¡Noha!- le recriminé en cuanto un par de pochoclos cayeron al suelo. Él rió, y negué con la cabeza con una sonrisa plasmada en mi boca, volviendo a poner en mi posición anterior.
Me estoy divirtiendo? Con Noha? Tal vez no acabe tan mal...
Dejé los pochoclos encima de mi panza, y agarré un puñado al igual que él.
-Nadie te dio permiso que agarres mis pochoclos- dije, con tono enfadado y haciendo énfasis en "mis". Claramente era una broma, es absurdo enojarse porque agarren de tu comida, y él soltó una risa, y dijo:
-Nadie me dice lo que debo y lo que no debo hacer- lo miré, mientras se ponía un pochoclo a la vez en la boca.
-¿Siquiera la ley?- le pregunté curiosa.
-No, tampoco ellos- asentí, y volví a poner la película.
Como siempre, empecé a llorar cuando Ginger empezó a gritar por Bella mientras la arrastraban a un lugar distinto al que se dirigía su... amiga, pero la peor parte, en la cual había empezado a sollozar fue cuando ella le confesó que Richard, su padre, se acostaba con su mejor amiga, es decir Rosa. El sufrimiento que sentía Ginger, y Natalie, luego del descubrimiento, era indescriptible. Realmente me enfadó y me lastimó cuando Richard dijo que su hija se podía valer por sí sola, y comparto la opinión de Mark "Ginger es suficientemente grande para tratar de salvarnos de la catástrofe nuclear, pero suficientemente joven para necesitar que la cuiden".
En toda la película Noha no paró de comentar algo. Cuando Richard y Rosa se estaban por besar con la presencia de Ginger, él dijo -"¿Se la quiere violar? ¿En presencia de otras personas? Es un puto asco", y cuando Ginger fue a la casa de la madre él comentó algo así como que era una pésima mentirosa, pero en ese momento quería escuchar la película, ya que recién había pasado un minuto y él había suspirado más que siempre y tomaba un mechón de mi cabello rubio y lo enrollaba en su dedo, por lo que no acabó de decir eso último cuando le puse en puñado de pochoclos en la boca.
Cuando Ginger y Roland estaban en el hospital, no podía más con el llanto por lo que apoyé mi rostro en el hombro de Noha. Odiaba el final. Amaba la película, pero el final era desgarrador.
Me mantuve llorando hasta que acabaron los títulos, y él se mantuvo en silencio todo ese tiempo. Pero no había puesto mi cabeza en su hombro porque sí, porque quería, sino porque sabía que luego de llorar tenía la cara hinchada, la nariz roja, y unas pequeñas manchas del mismo color en mis mejillas, por lo que cuando acabé Noha murmuró:
-Ya que dejaste de llorar y cubriste mi campera con tus lágrimas, ¿podrías levantar tu cara?- negué con la cabeza.
-No. Tengo la cara hinchada, la nariz roja y unas manchas del mismo color y no quiero que las veas- él rió agitando su pecho, lo que provocó que una sonrisa se extienda en mi rostro.
-¿Y ahora te preocupas? ¿Luego de que te haya visto llorar demasiadas veces?- tenía razón, pero el hecho de que me haya hecho llorar él y por culpa suya se me origine mi cara y que se la recuerde, no es algo de lo que me enorgullezca.
Levanté la cabeza a regañadientes, y lo miré:
-Lamento haberte arruinado tu campera- me disculpé mientras él se la quitaba, al igual que su remera negra. Si hubiese sabido que se la quería quitar lo hubiera dejado estar y me hubiera levantado antes. No es porque quiera verle su torso, sino porque sabía que le incomodaba.
Observé que, desde la última vez que lo había visto sin remera, se había hecho un nuevo tatuaje. Éste era un dragón en blanco y negro que rodeaba a la joven como si la estuviera atrapando.
-Está bien. No eres la primer chica que llora en mi hombro- comentó, y me sentí herida porque lo haya dicho de forma tan directa.
¿Qué acaso no podía acabar nada bien? ¿Qué acaso todo iba a ser así de... horrible?
-Tengo sueño- dije cuando él volteó a verme, y me acosté dándole la espalda, como él estaba del lado de la mesa de noche no pude apagar la luz, por lo que supuse que la apagaría en cuanto se vaya.
Él se levantó, y yo aproveché para meterme adentro de las cobijas, sino tendría frío. Al menos se iría ahora y en cuanto me abandonaría podría apagar la luz sin tener que mirarlo a la cara. La vergüenza que sentía en ese mismo momento, era demasiada.
Cuando sentí que me quitaban parte de las cobijas, voltee la cabeza y él hundió su cuerpo en mi cama.
Me senté apartándome de él.
-¿Qué haces?- pregunté, exigiendo una respuesta.
Él apoyó la cabeza en mi almohada y cerró los ojos, mientras ponía sus manos detrás de su cabeza ocupando toda la cama.
-¿A ti que te parece? Duermo- dijo con tono de obviedad.
-Pero no puedes- abrió un ojo y sonrió. Luego abrió el otro, y con calma dobló su brazo de tal forma que se apoyaba en su muñeca, mirándome con curiosidad y maldad.
-¿Por qué no? No tienes novio. Tampoco me importaría acostarme contigo teniendo novio, pero eso complicaría las cosas entre ustedes. De hecho, avísame cuando tengas novio así puedo arruinarles la relación- lo miré dolida.
Creí que estábamos avanzando en nuestra relación de amistad. Creí que no iba a seguir diciéndome cosas hirientes. El hecho de que me haya dejado llorar en su hombro, o que me haya dejado apoyar mi cabeza en su pecho cuando veíamos la película me hizo pensar que estaba cambiando, que había una posibilidad entre nosotros. Aunque sea de amigos.
-Ay, no me digas que...- mi labio inferior empezó a temblar.
-Creí que...- no pude acabar la frase, ya que él sonrió de lado y dijo:
-¿Creíste que me estaba enamorando de ti? Es decir, ¿como en alguna de tus absurdas novelas románticas? ¿Chico malo y chica buena? Eso es ficción. Ningún chico malo se enamora de una chica buena- me limpié las lágrimas que iban a caer en cualquier momento.
-Vete- dije, saliendo de la cama. No podía estar en la misma habitación que él, y menos ahora luego de esas horribles palabras.
Le dí la espalda. Lo intento. Lo intento una y otra vez, pero siempre acaba igual, ¿cómo es que no aprendo? ¿Por qué no hago caso a lo que dicta mi sentido común? Siempre me dice que me aleje de él, pero en cuanto estamos juntos, lo primero que se aleja, es mi sentido común.
-No. No me iré- dijo en tono decidido y firme. Me giré hacia él bruscamente.
-¿Te he dicho que te vayas!- grité con lágrimas en los ojos. Y tan bien que nos la estábamos pasando...
-¡Y yo te he dicho que no!- Me volvió a gritar- ¿¡Por qué mierda de razón tendría que irme!?
-Por hacerme ilusionar!- volví a gritar, y notando lo patética que había sonado quise abofetearme en ese mismo instante. Si pudiera volver el tiempo atrás, juro que lo haría... No demasiado, tan solo lo suficiente como para enmendar todos los errores de mi vida, y aconsejarme que me aleje de Noha y cambie de habitación.
Él soltó una carcajada fría provocando que un escalofrío recorra toda mi espina dorsal, y de la forma más cruel e hiriente replicó:
-¿Por ilusionarte? A ver, tú no lo entiendes, ¿cierto? ¿ Acaso puedes comprender que nunca me podría enamorar de alguien como tú? ¡Las historias que leíste no son reales! Solo me divierte hacerte ilusión y luego ver cómo sufres, pero nunca me voy a parar en pensar en tus sentimientos- puse mis manos como puños clavándome las uñas en la palma.
Estaba cansada de tanta discusión, y que ambos nos gritemos hasta que yo acabe en llanto.
-¡Ya basta!- grité, pero él siguió hablando.
-¿Qué? ¿No quieres que te diga la verdad? Esto te duele porque estás acostumbrada a tu mundo de fantasía, pero ¡Despierta, Juliet! Adivina qué? La vida es dura y no puedes vivir en tu puta idea del mundo. La realidad es una mierda, haznos un favor a todos y aprende a vivir en él de una vez por todas! - negué con la cabeza, apartando
-Ya déjalo!- grité-. Deja de venir a mi vida y solo gritarme!
-Y tú deja de ser tan correcta!- contraatacó, y yo me crucé de brazos.
-¿Ser tan correcta? Oh, disculpa si soy como soy. Yo no me quejo de ti- chillé casi tan alto como él, pero como siempre Noha tenía una respuesta:
-Que no te quejas! ¿En serio?- sin verlo venir le dio un golpe a la lámpara de noche del abuela haciéndola añicos. Me encogí un poco al ver la violencia con la que había empezado a destrozar mis cosas. De pronto ya estaba de pie destruyendo aún más mi lámpara-. Lo únicos que haces es empezar alguna discusión por algo absurdo- gritó y estrelló mi lámpara contra la pared y los pedazos cayeron en el piso y un poco en la mesa de noche.
-No!- grité demasiado alto, pero ya era tarde-. Deja de destruirlo todo! Basta!- él me miró, pero estaba cegado de furia por lo que tomó la mesa de noche-. No! Espera! Esa no!- tiró el brazo con la mesa atrás, y yo fui corriendo detrás para detenerlo. Cuando lo iba a tomar del brazo la tiró contra el espejo-. Detente!- grité al ver que se paseaba por mi habitación buscando qué romper-. Noha, ya déjalo- le supliqué, notando que mi voz estaba quebrada.
Él me miró como si le diera asco, y la intensidad de su mirada hizo que aparte la vista hacia los que quedaba de la mesa de noche, el espejo y la lámpara.
"La foto", pensé.
Caminé rápidamente hacia los restos, y me puse de rodillas buscando la fotografía.
Empecé a levantar los restos de las cosas que él había roto. Cosas que eran valiosas para mi, excepto el espejo. La lámpara era la única cosa que me quedaba de mi abuela antes de que muriera, y la foto era lo único que me recordaba que una vez tuve una familia feliz. Mucho antes de que mis abuelos de parte materna mueran de un disparo y mi padre tome el puesto de segundo líder en el absurdo mundo de la mafia.
Finalmente la encontré. Estaba rasgada. La cara de todos tenía un rayón blanco, y como yo era una bebé y estaba en brazos de una prima lejana también la mía estaba así.
-No puede ser- dije, tristemente.
La foto de aquella Navidad estaba rota, ya no podría ver lo felices que estában allí. La cara de enamorado de mi padre hacia mi madre, la abuela haciendo cara de pato y el abuelo con la boca abierta. No sé qué estaba diciendo, pero tampoco quiero saberlo. Mi tía, con sus bucles perfectos tirados en ambos brazos. Su hijo corriendo para llegar a la foto... Todo estaba arruinado. Ese buen momento que habían capturado, el esfuerzo que tuve que hacer para conseguir esta foto, ahora ya no valía la pena. La lámpara era lo que menos me dolía, pero aún así, mi abuela me había dicho antes de morir que a pesar de todo lo que había sucedido, que me quería, que yo no tenía la culpa de nada, y que quería que yo conservara aquella lámpara que había pasado de generación en generación, y conmigo hubiese sido la décima generación que tenía esa lámpara, y ahora estaba rota.
Voltee la cabeza cargada de furia, y me levanté dirigiéndome a Noha quien estaba al lado de mi escritorio.
-Vete de mi habitación ahora mismo! Has destruido las únicas cosas que me quedaban de mi familia!- grité de un tono tan alto que ni yo sabía que tenía, a pesar de que mi cabeza esté por explotar. Sentía mis cuerdas vocales desgarrándose en mi garganta, sin embargo, poco me importaba.
-Tú misma lo has provocado todo!- gritó-. Si no me hubieses dejado pasar ahora estarías con tus estúpidos recuerdos intactos.
-VETE!- grité, está vez con un tono aún más alto. Lo miré, y miré los restos.
Empecé a sollozar, mientras me sentaba en el suelo observando los restos. Lo odiaba. Ya no quería que esté aquí conmigo, ojalá nunca aló hubiera conocido. Deseaba tener el poder de levantarme y estrellar cosas como él, como si nada me importase, pero yo no era Noha y él era alguien que, en este momento, detestaba.
Quería que me pidiera perdón, que se disculpe por romper dos de las cosas más preciadas para mi, y esperaba que lo haga, pero cuando vi que se volteaba y se iba de la habitación renuncié a que me lo dijera ahora, pero tal vez mañana o algún día me lo diga.Cuando abrí los ojos al día siguiente, los notaba agotados, como si no hubiera descansado en años. Sabía que lo que provocaba eso era la discusión de anoche con Noha, y los restos de lo que él había causado los tuve que recoger yo sola anoche. Uno por uno, los pedazos acabaron dentro de una bolsa, y uno a uno me fui despidiendo arrastrando lágrimas de tristeza.
Apoyé mis pies en el suelo, y Camille salió del baño.
-Santo Dios!- gritó, y yo fruncí el ceño sin acabar de comprender su espanto-. Pareces un puto zombie. Necesitas maquillaje urgente.
-No, no hace falta- unn fuerte dolor en la garganta había provocado que mi voz suene rasposa y débil. La discusión con Noha, él fue...
Camille empezó a acercarse a mi.
-Oye, ¿estás bien?- me preguntó, y yo asentí con la cabeza. Ella se sentó a mi lado.
-Si, sólo estoy algo cansada- puso los ojos en blanco, e intenté aclararme la garganta, pero me dolía por lo que tan sólo fue un ruido molesto.
-Déjame adivinar. Mientras mis amigos y yo nos emborrachabamos, tú te viniste a la residencia, Noha fue en tu busca y acabaron gritando. Él rompió un par de cosas, como el puto espejo que necesito y tú te arruinaste la voz intentando hacerlo razonar. ¿Correcto?- encogí un hombro. En parte tenía razón, y en parte no.
Había perdido un poco la voz porque le había gritado a Noha que se marchara de mi habitación, y luego de que lo haga empecé a gritar como una loca un tiempo más, pero no había intentado hacerlo razonar. Bueno, sólo cuando rompió mis cosas.
-Él es así- dijo, y suspiró-. Un idiota sin remedio.
-Ya, a veces se pasa- comenté, y puse los ojos en blanco, mientras Camille reía.
-Sí, pero se lo perdona porque está bueno- sonreí y sentí que me sonrojaba. Ella levantó las cejas, al ver el rubor en mis mejillas, por lo que intenté cubrirlo con mi cabello despiezado.
Tendría que hacerle algo a este pelo... Como un baño de crema, o algo similar.
-Sé que es difícil de tratar, y puede que suene como una loca, pero él siente algo por ti. No digo que sienta amor, pero no te trata como al resto de las chicas.
-Tienes razón, a mi me trata peor- dije, sin controlarlo.
-No, él juega con ellas y una vez que las hace llorar una vez se va. Pero, por alguna razón vuelve a ti más de una vez. Mi instinto de mujer me dice que acabarán juntos, pero no te haga ilusiones, porque puede que falle.
Sonreí. Si intento de hacerme sentir mejor funcionaba, al fin y al cabo, las palabras tienen el poder que le quieres dar. Camille quiso hacerme sentir mejor, y funcionó. Noha me quiso lastimar, y funcionó. Tan solo fueron palabras. Palabras que se perdieron en el viento, pero no en mi cerebro.¿QUÉ? ¿Cómo es que Noha siente algo por Juliet? ¿Será cierto? ¿A Noha le gusta Juliet?
En mi opinión Juliet debería dejar de confiar tanto en la gente, así la lastiman. Es decir, podés confiar en Camille, pero ¿en Noha? Yo no confiaría en ese manipulador...
Nuevo capítulo, espero que les guste y también ansío sus votos y comentarios, suculentos amiguitos.
Les mando un beso sensualon como yo sé hacerlo, y nos vemos en el próximo capítulo. Jadios!En multimedia el trailer de Ginger y Rosa, espero que les guste tanto como a mi.
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Volviendo el tiempo atrás {EDITANDO} #WATTYS2018
Ficção AdolescenteLuego de tres meses de aislamiento completo en Alemania, Juliet Stonem regresa a Estados Unidos con una actitud completamente distinta. Ha dejado de ser la niña de 15 años que se embriagaba todos los días para convertirse en alguien responsable. Jul...