40. Problemas en el infierno

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Habían pasado 3 días desde lo que había ocurrido en la fiesta. Papá había cambiado su fecha de reservación de la habitación de hotel para que pueda dormir yo. Sin embargo, desde ese día no había oído hablar de Noha. Él no se había acercado a mí y yo tampoco a él. Sin embargo, estaba segura de algo: debía enmendar mis errores. Pensar que iba a volver a ser la de antes era un gran error, pero no más que haberle confesado a Noha lo que Red sentía hacia él. Momentos como esos provocaban que comprenda la razón por la que mamá no quería siquiera tenerme cerca. No me extrañaba si Noha tampoco quería que me acerque a él.
Di tres golpes a la puerta de la habitación de Red esperando que esté allí. Ella no solía estar mucho en la residencia ya que salía con una gran cantidad de chicos, pero esperaba que este no sea el día.
Miré la puerta de al lado. Camille seguro estaría allí con Ashton, esperaba que ella también me perdone. Sabía que Red y ella habían sido unas amigas realmente cercanas, pero por alguna razón se separaron. No entiendo cuál habría podido ser el motivo de su separación, pero lo cierto es que cuando llegué yo a la vida de Camille no parecían siquiera amigas.
La puerta de Red se abrió con brusquedad, por lo que me vi obligada a voltear la cabeza hacia ella. Noté que su rostro al verme se volvió duro. Me asesinaba con la mirada y, sinceramente, nunca la había visto tan enfadada. Siempre creí que era alguien rudo, pero nunca demostró signos de enfado.
-La habitación de Camille está aquí al lado- dijo malhumorada. Wow, ¿nada de insultos? Eso era realmente sorprendente.
-No estoy aquí por Camille- respondí mirando a un costado. La había ofendido a ella, no a Camille. Tal vez también a Camilla, pero a ella la había ofendido más-. Vine a pedirte disculpas.
-¿Por qué?- preguntó-, ¿por arruinar mi relación entre Noha y yo?- fruncí el ceño extrañada. Pero él había salido corriendo para saber cómo estaba prácticamente.
-¿Qué?- pregunté. Eso me hacía sentir peor. Saber que yo había sido la razón por la que Noha y Red no se vuelvan a hablar me hacía sentir culpable, aunque a la vez aliviada. Él ya no tendría a Red revoloteando a su alrededor.
-Sí, lo que escuchaste- dijo cruzándose de brazos-. Él no quiere ser amigo de alguien que siente algo por él- se encogió de hombros-, ¿por qué crees que no se lo he dicho nunca? Pero claro, tú, como siempre, arruinas todas mis relaciones buenas- negué con la cabeza confundida.
-¿Qué? No sé de qué estás hablando- realmente estaba confundida. Debía hablar con Noha acerca de esto. Red no se quedaría sin su amigo por mi culpa. No me importa que realmente me odie, yo no toleraría algo como eso. Sencillamente, era inaceptable.
Puso los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza y cerraba la puerta. Parecía agotada de mis habladurías, por lo que decidí dejarla estar. No quería agobiarla.
Cogí el móvil y busqué en mi lista de contactos de WhatsApp el nombre de Noha y decidí enviarle un mensaje de voz mientras decencia por las escaleras, ya que el ascensor estaba roto.
-Noha, ¿dónde estás? Necesito que hablemos- me pasé una mano por el pelo. Una costumbre que Noha me había pegado, lamentablemente.
Solté el botón del audio guardado mi móvil en el bolsillo de mi chaqueta.
No sólo tenía que hablar con Noha acerca de lo que había sucedido entre Red y él, sino también por el hecho de que papá estaba organizando una fiesta de inauguración por su nueva línea de ropa que iba a lanzar en el país. Había leído unos artículos en la web sobre eso, pero él solía ser un hombre algo reservado, por lo tanto no me extrañaba la poca información que encontraba. Tampoco podía preguntarle, ya que a pesar de tener su número, acordamos que la relación que tendríamos sería estrictamente distante, ya que durante la investigación a la que fui sometida por la captura de mi otro padre había estado demasiado tiempo bajo la cámara y ya no quería eso. De hecho, cuando fui a visitarlo, me hice pasar por una amiga de la familia para no llamar tanto la atención. Sin embargo, su novia siempre soltaba comentarios acerca del parecido que teníamos.
Mi móvil vibró dándome a entender que había recibido un mensaje. Inmediatamente deslicé mi dedo por la pantalla dibujando el patrón en ella y abrí el mensaje de WhatsApp que Noha había enviado.
Era una foto de una botella de Whisky. Reconocí la mesada: estaba en su fraternidad. Decidí enviarle un mensaje pidiéndole que no beba, ya que así no se soluciona ningún problema, sin embargo sabía que aquello no funcionaría. Al decirle yo aquello, probablemente haya hecho lo contrario por el simple hecho de que yo se lo hay dicho. Así es, amigos. Aquí tenemos un hombre maduro.
Cogí un taxi que estaba parado en la acera de la calle. El señor que estaba como conductor, al oír la puerta abrirse volteó la cabeza para ver de quién se trataba. Esperaba que no sea uno de esos viejos que babean por jóvenes de mi edad.
-Vamos a la fraternidad Teta Ómicron Pi- dije intentando esbozar una sonrisa amable. Mi humor no era exactamente el de una persona amable, en este preciso momento, por lo que esbozar esa sonrisa costó más de lo que debería haber hecho.
Él asintió poniendo el carro en marcha.
Me conocía la ida y vuelta de esa fraternidad de memoria, tanto los caminos más cortos como los más largos, por lo que por cualquier modificación que haga en el recorrido saltaría del asiento sin importarme que el vehículo siga en marcha.
Marqué el número de la policía por las su acaso, uno nunca sabe lo que podría suceder y fijé mi vista en la ventana preocupada porque no le haya pasado nada a Noha.
Sabía que no podía controlar sus acciones, yo no era su madre para hacerlo, sin embargo deseaba que no sea tan impulsivo. Siquiera sabía porqué bebía ahora. Estaba segura que si su madre hubiera estado con él desde pequeño en lugar de haber muerto, no sería así. Noha sería alguien... normal. No un tío tan macarra como él.
Comprendía el enfado que Noha tenía hacía su hermana, probablemente él también sabía lo que habría sucedido si su madre y su padre seguirían vivos, pero tal vez no estaba enfadado con su hermana. Tal vez, en realidad, estaba enfadado con la vida por hacer lo que hizo. Si mi madre y alguno de mis dos padres hubieran muerto yendo a buscar a una de mis primas, probablemente también estaría cegada por la ira y le echaría la culpa a ella en lugar de pensar en otros factores negativos.
El auto se detuvo frente a la fraternidad. Saqué rápidamente el dinero que había recaudado de mi nuevo trabajo y se lo entregué a el conductor. Parecía que una tortuga había poseído su cuerpo, ya que cuando me devolvió el dinero sentí que había pasado un año entero sentada en este asiento.
Al recibir el dinero salí pitando del coche entrando de la misma forma a la enorme fraternidad. Extrañamente, esta vez, la casa estaba tranquila. No había ningún vaso de plástico tirado en el suelo que indique que hace dos noches alguna fiesta haya tenido lugar aquí. Sin embargo, al levantar mis ojos del suelo, me quedé horrorizada notando que casi todos los chicos estaban en traje de baño.
-Oh Dios mío- murmuré a la par que mis mejillas se teñían de un color rojizo. ¿Por qué estaban usando traje de baño? Aún no acababa el invierno. Es decir, sí empezaba a hacer más calor, pero seguía haciendo frío.
Esto era demasiado incómodo. Debí haber llamado a la puerta.
-Esto...- me aclaré la garganta intentando reaccionar y no quedarme mirando los abdominales de los chicos-, ¿han visto a Noha?
-¿Noha?- preguntó un joven de ojos claros con una extraña sonrisa-. ¿Para qué lo necesitas a él cuando nos tienes a nosotros?- ¿esto era en serio? Fruncí el ceño molesta. Probablemente sea nuevo en la fraternidad y no sabe quién coño es Noha. Es todo una leyenda aquí, nadie se mete con él, pero siempre está el típico imbécil que quiere ignorar cualquier tipo de advertencia.
-Si tienes algo de aprecio por tu rostro, te apartarás de ella- mi rostro se iluminó al oírle, sin embargo al voltear la cabeza hacia la cocina pude reconocer la mueca de fastidio que tenía Noha.
Me acerqué a él rápidamente, alejándome del bosque para ir a la boca del lobo. No importa lo enfadado que esté con el mundo, sabía que no me dejaría sola.
Desde un metro de distancia que nos dividía pude notar que su tan característico aroma a almendras que siempre tenía había sido reemplazado por el del alcohol a gran escala.
-¿Cuánto has bebido?- pregunté. Me sentía responsable por su bienestar. Lo había visto de peores formas, pero seguía preocupándome.
Él rodeó mi cintura con su brazo ignorando mi pregunta y dirigiéndoles una mirada asesina a sus compañeros de fraternidad. Me condujo a la cocina ignorando mi pregunta por completo. Su mirada parecía fría y, por alguna razón, me asustaba estar cerca suyo. Tal vez era el aura que llevaba en ese momento, o en todo momento.
-¿Qué crees que estás haciendo aquí?- preguntó en cuanto estuvimos los dos solos. Él soltó mi cintura para poder sentarse en una silla y abrazarse a su reciente adicción: el alcohol.
-Deja de beber- dije acercándome a él de forma dulce. Era imposible no querer a alguien como él-. Por favor- murmuré cogiendo una de sus manos. Él la apartó esbozando una sonrisa asimétrica demostrandome el desprecio que le tenía a mi petición.
-Tú no lo entiendes porque eres demasiado perfecta- fruncí el ceño mientras clavaba sus ojos en los míos. Noté que el gris de su mirada se perdía en un mar rojo causado por el exceso de alcohol-. Vale, no lo eres- soltó una risa sin gracia-. Olvidé de quién eres hija y quién solías ser- suspiró cruzándose de brazos como si hubiera contado un gran chiste.
Decidí ignorar aquel comentario tan insultante e intentar entablar una conversación.
-¿Qué has hecho estos tres días?- pregunté sentándome en frente suyo apoyando un brazo en la barra. No parecía disgustado con mi movimiento, al contrario sonrió de forma burlona y bebió otro sorbo de su Tanqueray. Cerré los ojos esperando que aquello no signifique lo que yo creo-. Has bebido estos tres días...- murmuré enfadada.
Él soltó una risotada. Tengo suerte de que no consuma ninguna droga. El alcohol no cuenta.
-No, no lo he hecho- dijo apoyando la botella en la mesada tal vez con algo de fuerza-. Es decir, técnicamente no lo he hecho, preciosa- fruncí el ceño confundida-. Contabilizando cada día tiene 24 horas, ¿cierto?- asentí sin comprender de qué iba todo esto- y, si mis cálculos no me fallan bebí 4 horas por día. En sí, si multiplicas 3 por 24 tienes un total de 72 horas, de las cuales sólo tomé 4 horas...- hizo una pausa para beber otro trago de su bebida y prosiguió. Estaba totalmente fascinada por su facilidad de mostrar todo como si fuera poca cosa-. Tenemos un total de medio día, así que no tomé un día entero- sonrió orgulloso de sí mismo por su tan maravilloso cálculo. Esto era imposible. Él era imposible-. No tienes porqué enojarte- fruncí el ceño aún más.
-Eres increíble- murmuré molesta levantándome de mi asiento y empezando a pasearme de un lado a otro. Me pregunto cuánto habrá tardado en hacer ese cálculo estando sobrio, si es que alguna vez estuvo sobrio realmente.
-Sí, ya lo sé- dijo de forma orgullosa-. Puedes irte a tomar por culo, si quieres o puedes poner tu culo en ese asiento y seguir discutiendo acerca de mis defectos y fingir que tú no tienes ninguno- voltee la cabeza hacia él molesta.
-Yo no he dicho que no tengo ningún defecto- grité enfadada hacia él-, pero tampoco me paseo por la vida ebria y arruinando relaciones de años- conduciría la conversación al asunto de Red y él y no acabaría hasta que entre en razón y me diga lo que ocurrió entre ambos.
-¿Qué? ¿De qué hablas?- preguntó fingiendo desconcierto, sin embargo pude reconocer que secretamente sabía de lo que le hablaba.
-Tú y Red- aclaré-, y no hagas como si no supieras lo que ocurrió cuando tú más que nadie está involucrado- me crucé de brazos notando mi respiración irregular a causa del enfado.
-Esos son mis asuntos, y no dejaré que te involucres en ellos- hablaba como si hubiera peligro alguno en hacerlo, pero yo sabía que el único peligro ya lo había afrontado, y era él.
-¿Por qué no?- pregunté. No pretendía ser una insolente, pero no podía irse de rositas. Red formaba parte de su vida y estar sin ella equivalía a quitarse una uña.
-Oye, que seamos novios no significa que tienes que saber todo de mí, ¿sabes?- dijo con un toque de diversión en su tono de voz. Parecía querer burlarse de mí y mis sentimientos, pero yo no se lo permitiría.
-Tú y Red eran amigos, ¿por qué te alejaste de ella?- pregunté ignorando su comentario.
Ser novios significaba afrontar los problemas juntos, ¿no era así? ¿Entonces por qué no confiaba en mí?
-¿Desde cuándo tú y Red se hablan?- preguntó-. No, lo siento. ¿Desde cuándo tú y Red son amigas?- lo miré realmente enfadada. Estaba intentando solucionar un problema y él lo evitaba a toda costa. Me ocultaba algo, ¿pero qué y por qué?
-Desde que empezamos a salir- respondí con simpleza.
-Pues, teniendo en cuenta que empezamos a salir hace unos días y Red es mi amiga con derecho- fruncí el ceño dolida por sus palabras. Él puso una mueca fingiendo estar arrepentido-. No... No debí haber dicho eso, ¿cierto?- él se estaba volviendo en alguien tan... falso.
-¿Qué?- pregunté en un susurro. Sentía las lágrimas acumularse en mis ojos. El dolor por el hecho de que me haya engañado era demasiado-. Tú...- mordí mi labio inferior y tragué saliva.
-Oh, ¿vas a llorar?- preguntó sin preocupación alguna-. Esto es una venganza, muñeca- dijo con una sonrisa de desprecio.
-¿Pero qué me estás contando? Noha, yo no te he engañado en ningún momento- grité dejando que algunas lágrimas rueden por mis mejillas. Me sentía tan sucio por estar saliendo con alguien como él. Eso de que un ángel puede enamorarse de un demonio es puro cuento, aunque a este punto ya dudaba quién era el ángel y quién el demonio.
-¿Ah no?- preguntó cogiendo su móvil y deslizando su dedo de un lado a otro hasta dar con una imagen, la cual me mostró.
Relajé las cejas al reconocer la conversación que tuve la noche anterior con Lenin. Estaba sacando todo fuera de contexto.
-Una cita de estudios, Noha- grité-. Lenin estudia piano conmigo y necesita mis apuntes y una ayuda para estudiar- no podía creer que estuviera celoso de Lenin. ¿Además cómo coño había conseguido aquella conversación?
-Oh, y por eso irán a un restaurante a cenar. ¿Crees que me voy a tragar eso? ¿Me crees tan estúpido como para tragarme eso?- gritó casa vez más enfadado-, ¡y una mierda, Juliet!- cogió la botella de Tanqueray arrojándola contra la pared dejando el cristal que contenía aquel apestoso líquido en el suelo y una mancha de alcohol en la pared que se deslizaba de forma lenta y precisa al pavimento.
Voltee mi vista nuevamente a Noha sin tener de sus reacción. Todo era lo mismo. Volvía a ser como cuando los había conocido.
-No me importa si te lo tragas o no porque entre él y yo no sucederá nada- grité claramente enfadada, y tenía mucho derecho para estarlo-. Los amigos van a cenar a restaurantes por diversión, ¿sabes? Y así como tú tienes a tus amigas, yo también puedo tener mis amigos- el sonido de la guitarra dulce de Wonderwall me anunciaba una llamada entrante de parte de mi padre, un gran fan de Oasis, por lo que saqué mi móvil del bolsillo y miré el nombre.
-Claro, atiende a ese imbécil- gritó soltando una cruda carcajada.
-Es mi padre, y para tu información me está llamando para confirmarle tu asistencia a su cena de inauguración- su rostro palideció al oír la frase "Es mi padre, pero decidí no darle importancia y atender.
-Hola- dije intentando demostrar alegría, aunque fallando por completo. Decidí no molestarme en volver a intentarlo, por lo que solté un suspiro pesado.
-¡Juliet!- exclamó él con acento alemán. Fuera de su país, hablaba en inglés, por lo que para mí suerte significaba hablar como una persona normal-, ¿estás bien? Te oigo algo apagada.
-¿Qué?- pregunté fingiendo indiferencia-. No, para nada. Estaba...- miré a Noha deteniéndome a pensar si debía mentir o no- viendo una película, un cliché amoroso, de hecho. El chico estaba discutiendo con su novia porque estaba celoso de uno de los amigos de la chica- mis ojos estaban completamente enterrados en los de Noha, sin embargo él no mostraba expresión alguna.
-Oh, ¿en serio? ¿Cómo se llama la película?- ¿cómo se llama la película? Oh, Dios. ¡¿Cómo se llama la película?!
-Eh... No lo sé, no la he puesto yo, sino Noha- él levantó ambas cejas sorprendido. Frunció el ceño no muy seguro de qué hacer luego, pero yo tampoco sabía lo que estaba haciendo.
-Oh, vale. Usad protección, no quiero mini Juliet o mini Noha corriendo por casa- dijo en un intento de sonar como un padre severo y guay a la vez. Sin embargo, lo único que había provocado era que mis mejillas adquiriesen un color rojo vivo.
-Papá- le dije avergonzada. Uno de los temas de conversación que evitaba a toda costa, y aún más con mis padres, era hablar de sexo. Incluso con Noha.
-Vale, vale- le oí soltar una leve carcajada. Probablemente sabiendo la reacción que tuve-. ¿Vendrá Noha a la cena? Quiero ver si es digno de estar con alguien como tú- arrugué el entrecejo.
-Papá, no está pidiendo mi mano. No tienes porqué hablar de él- dije, no obstante sabía que mi elección de palabras no era la mejor. Se lo tomó mejor de lo que esperaba.
-¿No puedo saber cómo es tu novio? Eres mi hija. No me alcanzan con tus vastas descripciones. Siquiera me has dicho nada de él- miré el rostro de Noha. Decirle que tenía tatuajes en todo su cuerpo, o piercing en su rostro sólo provocaría que quiera alejarme de él, así como lo hizo mamá.
Papá es un estilista de moda. Crea diseños de ropa y los comercializa. Tiene un gran prestigio en el mundo de la moda, es por eso que presentarle a alguien con el rostro perforado y con dibujos recorriendo su brazo, abdomen, panza y cuello no era buena idea.
-Aguarda un segundo- dije apartando el auricular del móvil de mi oreja. Una idea se me había ocurrido, y era realmente grandiosa a mi parecer. Miré a Noha tapando el micrófono-. ¿Irás a la cena de gala?- él frunció el ceño.
-¿Ir a la cena de gala de un mafioso? No, gracias. Me sorprende que tu vayas- murmuró eso último como si fuera un delito decirlo en voz alta. Había olvidado por completo que él no sabía la existencia de mi otro padre.
-No- dije soltando un suspiro-. Tengo dos padres: el que conoces era, de hecho, el novio de mi madre pero que me crió como su hija, y luego está el otro que es un empresario y hombre importante en todo el asunto de ropa- miró sus prendas, probablemente pensando que yo, y luego a mí.
-Ni de coña- solté un bufido. Esa era su respuesta a todo. Parecía que se tomaba la vida tan poco en serio.
-Por favor, Noha- supliqué-. Sólo será una noche- no tenía argumentos muy válidos a mi favor. El clásico "es mi padre", parecía carecer de sentido para él, por lo que me limité en mirarlo como si fuera un cachorro.
-Ya has oído mi respuesta- dijo esta vez con un tono de voz más duro. Comprendía que no iba a cambiar de opinión y tampoco le iba a insistir demasiado. Podría sobornarlo de otras formas. Podría sobornarlo en su campo de batalla.
-Tú vas a la cena y yo te hago un favor- él sonrió de forma pícara.
-¿Qué clase de favor?- suspiré queriendo ocultar mi rostro detrás de una maceta e irme rodando hasta el hotel en el que me hospedaba.
-Esa clase de favor- dije dándole a entender que estábamos teniendo las mismas ideas.
Noha levantó ambas cejas sopesando sus opciones. Ir a la cena por un favor sexual, ¿cuán complicado era?
-Suena tentador- dijo mirándome de arriba abajo. Me sentía como un muñeco, y empezaba a pensar que mi mote cariñoso cobraba algo de sentido-, pero siquiera quiero conocerle. Así que...
-Habla con él por teléfono- presioné-. El favor sigue en pie- dejar a mi padre con la intriga no era bueno. Podría llegar a mandar a un detective para saber quién rayos era Noha.
Extendió su mano dándome a entender que le entregue el móvil y yo esbocé una sonrisa realmente feliz.
-Gracias- susurré acercándome a él y plantándole un beso en la mejilla. Noha puso los ojos en blanco, aunque sospechaba que en realidad no le molestaba aquello. Es decir, hablar con un padre... ¿Cuán difícil debía ser?
-Hola- empezó a hablar Noha-. Soy Noha, el tío con el que sale su hija- no era un gran comienzo-. No, lo siento. Juliet me debe un favor y no podremos ir a la cena- dijo sin mostrarse apenado. Así que, yo tampoco iba a poder ir. Vaya, que noticia. Eso no estaba en el acuerdo-. Creo que ella sabe cuidarse sola- realmente una charla entre ambos iba a ser desastrosa-. Sí, ya lo sé, pero que sea el novio no significa que deba cuidarla como un perro. Preferimos darnos nuestro espacio, si sabe a lo que me refiero- recién había comenzado el interrogatorio y ya parecía querer botar el móvil a la trituradora-. Trabajo para una revista- me senté en frente suyo, de vuelta en mi asiento en la barra-. Saco algunas fotografías y...- se mantuvo en silencio unos segundos confundido-. ¿Qué coño? No- parecía disgustado. Me moría de intriga saber qué le estaba diciendo.
-Ponlo en altavoz- dije en un susurro. Él puso los ojos en blanco negando con la cabeza-. ¡Por favor!- supliqué poniendo mi mejor cara para conseguirlo-. Anulo nuestro trato- es Noha, amante del sexo. Una amenaza como esa no la puede rechazar.
Como predije, me filminó con la mirada para puso el altavoz.
-Lo que oíste- dijo mi padre. Parecía intentar presionarlo para que se incomode y abandone la conversación. Era obvio que no conocía a Noha tanto como yo.
-¿Por qué coño me pregunta eso?- preguntó Noha. Lo fulminé con la mirada.
-Noha- dije en un tono de advertencia. ¿Cómo pretendía caerle bien a mi padre si utilizaba palabras como coño?
-¿Qué?- preguntó él a la defensiva. Solté un bufido y negué con la cabeza.
-¿Qué planes tienes a futuro?- preguntó mi padre. Por su tono de voz pude imaginarlo con el rostro ceñudo, mirando a través de la ventana de su habitación de hotel desaprobando toda la conversación que habían tenido hace unos minutos. ¿Cuántas preguntas le habrá hecho? ¿Tres? Y ya lo había eliminado de su lista de favoritos. Sé que sigue prefiriendo a Nate, es un buen chico pero no tiene la chispa que tiene Noha. Nate no me hacía sentir como lo que me hace sentir Noha.
-¿Oyó hablar alguna vez del vive como si fuera el último día?- puse los ojos en blanco y suspiré mirando el reloj que se situaba cerca de la ventana. Era un reloj donde las agujas eran las piernas de una ventiañera. Aquel reloj y algunas lámparas demostraban perfectamente la clase de cerdos que vivía en esta fraternidad, sigo sin comprender cómo hizo Liv para vivir con tanta cantidad de adolescentes amantes de la diversión juvenil.
Aún faltaban unas horas para mi tercer día de trabajo. Entraba a media noche y faltaban unos minutos para que dieran las 5. Claro que solía tardar en prepararme, aún más teniendo la clase de trabajo que tenía.
-Oye, papá- dije interrumpiendo la conversación. Noha pareció aliviado-. Debo irme ya. Podrían hablar más tarde u otro día- sugerí amablemente. Noha soltó un bufido al oír aquello último. Sé que su último deseo era ese, pero debía intentar caerle bien a mi padre. ¿Cómo podría él aceptarlo en la familia si no está dispuesto a formar parte de la misma?
-Claro, cariño. Cuando quieras. Por cierto, te confeccioné un vestido azul marino que hacía juego con un bolso que vi en el armario- sonreí-, y avisame cuando estés a punto de llegar al hotel para que cuando llegues tengas el servicio a la habitación con tu merienda lista- decidí ignorar aquello último.
-Gracias. Cuando tenga tiempo me lo probaré- ese era el lado positivo de que tu padre sea diseñador de indumentaria-. Venga, adiós- corté la llamada rápidamente y puse el celular en el bolsillo del pantalón.
-Niña de papá- levanté la cabeza hacia Noha con el ceño fruncido.
-¿Qué?
-Niña de papá- volvió a repetir. Puse los ojos en blanco acercándome a él. Noha rodeó mi cintura con sus fornidos brazos repletos de tatuajes. Observé que tenía la marca tenebrosa tatuada en el brazo.
-¿Te gusta Harry Potter?- pregunté sorprendida por aquello a la vez que él se acercaba más a mi rostro.
-¿A ti no?- sonreí divertida sintiendo sus húmedos labios sobre mi cuello provocando un escalofrío.
-¿De qué casa eres?- pregunté.
-Slytherin- mordió mi cuello y yo mordí mi labio. ¿Una Ravenclaw puede estar con un Slytherin?
Lentamente fue dejando besos por mi rostro hasta llegar a mis labios donde depositó un apasionado beso. Su lengua empezó a jugar con la mía y, una vez más, el beso sabía a alcohol. Como las últimas veces que lo había besado. Su mano fue ascendiendo por el interior de mi playera y era fácil adivinar qué quería.
Me separé incómodamente.
-Noha, no- parecía que estaba regalando a un perro, ya que él siguió intentando besarme a pesar de que yo lo rechace continuamente-. Noha, basta- dije, y esta vez me vi obligada en empujarlo para que se separe de mí. No me importaba su mirada de perplejidad, la cual inmediatamente pasó a la furia, mi asistencia en el trabajo en este momento era más importante. Podría pedir una beca.
-Bien. Creo que me reconciliaré con Red, como tú misma me has sugerido- lo fulminé con la mirada. Vaya mierda. ¿Que se reconciliará con Red? ¿Luego de haberle rechazado?
-Eres un idiota- cogí mi bolsa y salí de allí echa una furia. Sus compañeros de fraternidad me miraban con curiosidad. Obviamente había interrumpido su sección de fotografía para el calendario.
Había olvidado por completo que me estaban en traje de baño, por lo tanto me detuve sorprendida por aquello.
-¿Quieres unirte?- preguntó uno de los muchachos. Eran tantos que no supe distinguir quién era el que hablaba. Me limité a poner una mueca de asco.
Al oír la puerta de la cocina abrirse seguí con mi camino hacia el hotel. Debería ir a hablar con Camille y tener una noche de chicas, pero la noche ya la tengo ocupada con el trabajo. No es tan malo, de todas formas.
Abrí la puerta de entrada saliendo prácticamente corriendo. La fraternidad estaba apartada de la ciudad por una razón: las fiestas. A unos 5 metros se encontraba el asfalto por el que pasaban los autos a gran velocidad, pero entre la fraternidad y la calle había una gran cantidad de árboles y, si bien quería alejarme de Noha, no me sentía lo suficientemente aventurera como para perderme en un bosque.
Sentí la mano de Noha rodear mi muñeca.
-¿Qué coño quieres?- grité molesta-. Ve a pedirle disculpas a Red y a meterte entre sus bragas con toda la alegría del mundo- Noha me miró con aquellos ojos rojos por el exceso a alcohol. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
-¿Realmente crees que iría a ver a Red para tener sexo con ella? ¿Por qué no comprendes que a al única que quiero eres tú? No quiero tocar ningún otro cuerpo que no sea el tuyo- se supone que aquellas palabras debían aliviar mi enfado, pero no logró nada. Seguía pensando que, si no tuviera miedo de perderme o a quedarse solo, entonces no me vendría a buscar con tanta desesperación.
-Me necesitas ahora, pero antes no, por lo que no me vengas con tus mentiras de amor porque lo único que te interesa es tener sexo con cualquier vagina que camine- Noha parecía bastante sorprendido por mi respuesta, hasta yo lo estaría. ¿Cómo pude hablarle así y no retractarme en aquel instante? ¿Cómo pude dejar pasar el tiempo como si nada hubiera ocurrido?
-¿Crees eso de mí?- su tono de voz y su rostro no me dejaban descubrir sus sentimientos. ¿Estaba herido? ¿Enfadado? ¿Le daba realmente igual?
-Eso es lo que demuestras- frunció el ceño en desacuerdo.
-Definitivamente iré a ver a Red- mordí el interior de mi mejilla. En lugar de resolver las cosas, las empeoraba. Sacó del bolsillo de su Jean unas llaves que reconocí como las de su moto y empezó a marchar hacia la misma-. Tú has lo que se te de la gana, puedes ir a ver a tu padre, o...
-Iré a ver a Lenin- mentir. ¡Qué gran idea, Juliet!
Encendió el motor provocando un gran estruendo. Puse una mueca. No debería conducir estando ebrio...
-Noha- lo llamé para que no lo haga, pero él me ignoró y dijo:
-Diviértete con el ratón de la biblioteca, digo, Lenin- se puso en marcha al inicio de forma zigzagueante pero finalmente derecho. O un intento.
¿Y ahora cómo volvía a tiempo al hotel?

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Volviendo el tiempo atrás {EDITANDO} #WATTYS2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora