Salí del baño, lista para despertar a Camille e ir juntas al buffet para luego ir a clase, pero cuando pasé por la puerta, ella estaba vestida, sentada en su cama, con la mirada fija en la puerta de entrada.
Sí había algo que había aprendido desde que vivo aquí es que Camille nunca se despiertaba antes de las 8:30, y si lo hacía era porque algo andaba mal.
-Oye, ¿estás bien?- le pregunté, cerrando la puerta. Ella volteó la cabeza hacia mi, y asintió.
-Si, solo estoy preocupada- frunci el ceño. ¿Por qué estaría preocupada? ¿Le ocurrió algo malo a alguno de sus amigos o a su novio?
Supongo que mi cara de preocupación se notaba demasiado, por lo que ella sonrió para tranquilizarme y dijo:
-Mi madre va a venir a verme, y ya te he dicho que ella me odia, pero aún así sigue siendo mi madre. Su anterior mejor amiga, es decir la mujer que fue mi tutora todo este tiempo, le dio la dirección del campus, pasará mañana por la tarde tipo 15 y no quiero hacerle ver que en realidad soy una chica borracha, que engaña a su novio solo para darle celos y que casi nunca asiste a clase- hizo una pausa, mientras yo pensaba en cómo era la madre de Camille, y porqué no le caía bien su hija. Camille era genial, sencillamente genial! ¿Cómo podía odiar a tan increíble persona? Por otro lado, me alegraba y a la vez asustaba saber que la razón por la que Camille se acostaba con otra persona era porque quería darle celos a Ashton. No debería hacerlo. Está mal.
-Sé que te estoy pidiendo muchas cosas, July- arrugué la nariz al oír mi nuevo apodo-, juro que te devolveré todo a través de los favores que quieras, pero ¿podrías acompañarme en la salida con mi madre? Necesito un equipo de apoyo emocional para no meter la pata, además sé que le caerás bien porque eres... una chica buena, sensata y aplicada- sonreí al oír los extraños cumplidos.
Tenía dos opciones: quedarme aquí, hacer la tarea y todas esas cosas con el riesgo de que Noha aparezca y además que me sentiría un poco sola, o quedar con la madre de Camille y Camille a pasar una tarde con ellas. Definitivamente la segunda opción, y no Noha no era exactamente la razón por la que elegí la segunda opción.
-Claro, iré- me hacía mucha ilusión conocer a la madre de mi amiga, solo esperaba que no sea como la mía, así no tendría que estar a la altura de la perfección.
-Gracias, Juliet!- dijo, y se tiró en la cama. Yo reí, y luego dije:
-Tenemos que marcharnos, hay que ir a clase y al buffet- ella bufó, pero sé levantó tomando sus cosas al igual que yo.
Me aseguré de tomar las llaves, cosa que no nos pase como en mi primer semana de Universidad y quedarme afuera, y el celular. Cuando agarré este último, me llegó un mensaje de parte de Richard.
Juliet, espero que no te molestes pero el Sr. Allen contrató a un nuevo pianista, es decir que la oferta de ser la pianista de la orquesta ya no está en pie.
¿Qué? No podía darme una ilusión semejante y luego bajarme de la nube de una forma tan desagradable y horrible. Definitivamente ese mensaje me había devastado, además de haber arruinado el día y haberme bajado el ánimo. ¿Cómo se lo diría a mamá? ¿Qué haría ella? Tal vez no se lo tenga que contar, tal vez no sea necesario. Conociéndola sé que llamaría al Sr. Allen y lo obligaría a que me den ese trabajo a mi, pero al fin y al cabo no había firmado nada. Como Noha había dicho, llegarán más contratos de más orquestas y sino, podría ser una música solista.
Guardé el celular en el bolsillo trasero de mi pantalón, y le sonreí a la mirada de curiosidad de Camille. Podría estar sonriendo todo el día, y nadie notaría lo devastada que me encontraba.
Salí junto a Camille hacia el pasillo, cerrando la puerta con llave. No era nada sorprendente que ella hiciera eco por el pasillo con sus tacos aguja de 20 cm color nute, pero sí era un ruido que me hacía poner nerviosa.
-¿Cómo te ha ido ayer con Noha? Me dijo que te habías sentido mal y te habías ido- asentí. Estaba mal mentir, pero no iba a mandar al frente a Noha. No le iba a decir que me dijo que no me enamorara de él, luego me besó, que lo fui a buscar y lo encontré besando a Red, que le pedí ayuda, que me rechazó y que tuve que volver a la residencia caminando y que a mitad camino había empezado a llover. No soy Noha. Él no es yo. Y yo no voy a ser cruel y lo voy a desenmascarar.
-Si, me dolía un poco la cabeza y el estómago, por lo que quise volver- ella asintió.
-Y pasó algo más?- preguntó con una sonrisa traviesa. No comprendía ese "Pasó algo más", y por la mirada que me regaló no se si quería saberlo.
-No, de hecho no hablamos mucho. Creo que no le agrado- ella sonrió.
-A Noha no le agrada la mitad de la población- yo sonreí, ya que eso era cierto.
No había ni una persona a la que Noha quisiera. Podría jurar que durante su infancia fue el niño que se encontraba siempre en el rincón, entre los revoltosos, al que nunca molestaban por miedo a que les quemen sus casas. En la adolescencia, tal vez empezó a desarrollar el poder de lastimar a las personas con sus palabras y así siguió hasta llegar a ser el rey de la ciudad de los Estoy Enfadado Con El Mundo Por Hacerme Cómo Soy.
Entramos al buffet, y por suerte no había nadie haciendo fila para pedir el desayuno, sin embargo si estaba Noha sentado en una mesa al fondo de todo. Había dicho que no iba a esta Universidad, ¿entonces que hace aquí?
Merida y Chelsea pasaron a mi lado con la cabeza gacha y sin mirarme. Creo que por fin tendría unas amigas, ¿qué había ocurrido? Supongo que mis únicos amigos son Ashton y Camille, ya que Charlie había empezado a tomar distancia en nuestra relación de amistad, sobretodo luego de darse cuenta que el coqueteo descarado conmigo no iba bien. ¡No me malinterpreten! No me hago la difícil con él, ni nada similar, es solo que él es tierno y lo quiero, sí, pero como amigos. Lo cual a él no le pareció bien, y ahora estamos así, distanciandonos cada vez más.
-¿Por qué Noha está aquí?- le preguntó mi subconsciente, el cual siempre pensaba en Noha, a Camille. Ella se encogió de hombros, tomó su desayuno y se fue a sentar con él.
Bufé, y en la caja pedí mi desayuno, pensando que tal vez, no me vio y pueda sentarme de espaldas a él para que no me reconozca, pero en cuanto me dieron el mío, voltee la cabeza y vi que Noha me miraba fijamente como obligándome a sentarme con él.
Caminé hasta el lugar donde estaba él y mi amiga, y le sonreí. Primero la gran noticia de que no voy a estar en la orquesta, y luego Noha con seguramente alguna discusión.
Le sonreí con amabilidad, y me senté en frente suyo.
Tomé la rosquilla, y empecé a partirla con los dedos. No tenía hambre, de hecho no sé porqué me compré algo para comer si no me apetecía.
Sentí que me daban un puntapié y levanté la vista, Camille ya no estaba y Noha estaba cruzado de brazos. ¿Cuándo es que se fue Camille? ¿Por qué me dejó sola?
-¿Para qué pediste comida si no tenías hambre?- preguntó él y yo me encogí de hombros.
-¿Para qué viniste a esta Universidad si no estudias aquí?- contraataque sin muchos ánimos, y él puso los ojos en blanco. Antes de que pueda replicar algo, añadí-¿Por qué le mentiste a Camille? ¿Por qué no le dijiste la verdad?- él gruñó frustrado, y se tiró atrás en el respaldo de la silla.
-¿Por qué no puede mantener su estúpida boca de perra hocicona cerrada?- gritó él, y yo me encogí en el asiento. No espadaña esa reacción de él, sinceramente no sé qué esperaba. ¿Que no se enfade? Improbable.
-No estoy para problemas hoy, ¿okey? Y contigo lo único que me espera son problemas, discusiones y gritos. Si quieres lo podemos dejar para otro día- dije, y me levanté tomando los restos de la rosquilla y el jugo que siquiera había tomado.
-No es una discusión- replicó Noha, a los gritos-. Si tú quieres tomártelo así, pues bien, pero no lo es.
Yo levanté una ceja sin comprender qué pretendía decir con aquellas palabras, exactamente.
-Si, pero así acabamos siempre- dije, ignorando el tema. Él frunció el ceño y se levantó, posicionándose a mi lado.
-Eso no es cierto- gritó, y yo levanté una ceja como diciendo "¿En serio?" -. Ayer nos divertimos...- añadió de forma sencilla, lo cual no era cierto.
-Acabé llorando- le recordé, aunque eso haya pasado antes de la discusión por la que volvería verdaderamente a la residencia-, y en la última discusión me llamaste puta. ¿Eso es divertido para ti? ¿Llamarme puta te divierte?- pregunté, sin pretender levantar la voz, pero así fue...
-No es mi culpa que acabaras llorando. Partamos de la base que siempre lloras, y además una persona aprende a controlar sus lágrimas- solté una carcajada sarcástica, ya que había intentado controlar mis lágrimas toda mi vida, sin embargo lo único que aprendí era llorar en silencio, y utilizar maquillaje para cubrir las manchas rojas que se m
formaban cuando lloraba.
-¿Entonces dices que las palabras con las que me hiciste llorar no eran tan hirientes como para llorar?- pregunté, de brazos cruzados. Quería saber la respuesta que me diría, estaba segura que lo había dejado sin un respuesta coherente como para uno discusión.
-No, estoy diciendo que eres una sensiblera que hace una escena por cualquier cosa, pero eso también. Por ejemplo ahora, que estás haciendo un escándalo porque quieres- levanté las cejas. Yo no era escandalosa, pero si me sacan de mis casillas que no pretenda que me quedaré en la sombra con él escupiendome a mis espaldas.
-El que hace los escándalos eres tú, ¿o acaso te olvidas que casi golpeas al hombre de la caja? , ¿o cuando agrediste al hombre ayer?.
-Eso no es cierto!- ladró, y mis ojos se dirigieron directamente a sus nudillos que seguían rojos. Se supone que se tendría que haber pasado, no que... Oh, diablos! ¿Se habrá metido en otra pelea más?! Acaso no aprenderá que no puede ir por la visa dándole golpes y más golpes a la gente solo porque no hacen lo que él quiere?-. Realmente no conocías las intenciones de ese imbécil, y si las hubieras sabido habrías salido corriendo empeorando todo- ¿Me habrá querido robar? ¿Esas eran las intenciones?
Mi celular vibró en mi pantalón seguido por el sonido de un piano acompañado por el chelo.
Lo saqué fijándome qué era: una llamada de mamá. En este momento me parecía más importante sus explicaciones que hablar con mi madre. Le bajé el volumen para que no se oiga y lo volví a poner en el bolsillo.
-¿Qué intenciones tenía como para que acaben en una pelea?- le cuestioné con curiosidad y firmeza, él se pasó la mano por el pelo. Mentira. Había dicho una mentira. ¿Sino por qué se pondría nervioso?
-Atiende el teléfono- respondió, evadiendo la pregunta-. Tu estúpida madre se preocupará por si ya has acabado los deberes- levanté las cejas incrédula por cómo la había llamado. Una cosa era meterse conmigo, o meterse con mi mejor amiga, también podría soportar que se meta con todo el mundo entero sin razón alguna, pero que llame a mi madre perra. Eso sí que no se lo perdonaría.
-Lo siento, Noha, debo irme- más que sentirlo me alegraba alejarme de esa discusión.
-¿Debes irte? ¿Ahora? ¿No puedes ni llegar tarde a tu clase porque tu madre viene a reprenderte ti actitud? Si mal no me equivoco, tu clase empieza dentro de media hora, y estás cerca del aula- frunci el ceño. ¿Se había fijado en mi horario? No, seguro que se acostó con alguna de primero y por equivocación se quedó pensando en el horario que leyó en su carpeta, tal vez.
-Prefiero llegar temprano que tarde- le dije, caminando hacia la papelera y tirando todo. Me apenada tirar la comida así, pero ¿qué le iba a hacer? No tenía hambre.
-Si, eso ya lo sé. Por eso eres una nerd y tuviste mejor promedio desde primaria- respondió con las cejas levantadas, provocándome a propósito.
-No soy una nerd- lo contradije. No tenía ningún derecho a tacharme como nerd.
-Si no eres nerd, pruébalo- fruncí el ceño sin comprender cómo probarlo. ¿Quemando los deberes? ¿Esparciendo mayonesa en un examen?-Salteate las clases- me respondió de forma sencilla.
No creo que la idea sea muy buena. Siempre había sido una estudiante muy aplicada. En la secundaria, en todas las asignaturas había sacado 10, hasta las que más me habían costado en comprender, o en las que no me iba tan bien, y cuando estaba enferma iba a la escuela de todas formas. No podría perjudicarme así por él.
Aún así quería demostrarle que no era nerd, quería tener razón y acabar bien en una pelea por lo menos.
-No creo que sea lo correcto- murmuré y él se encogió de hombros. ¡Por supuesto que no era correcto! Faltar a clases era algo había hecho una sola vez en en kinder, y recuerdo que luego de ver el tablero de asistencia todo verde y con un punto de inasistencia al lado de mi nombre nunca más quise volver a faltar a clases.
-Bien, yo me divertiré mientras que tú estudias- pasó a mi lado y tomó su campera de cuero negra que estaba colgada en el asiento del respaldar.
¡Yo quería divertirme! ¿Por qué no puedo divertirme? Podría faltar hoy y solo hoy...
-Podría ir contigo- dije, mirando las baldosas blancas del suelo. No sabía si mi elección era segura, pero quería divertirme, y tal vez faltando a clases con él podría llegar a conocerlo mejor.
Él volteó a verme con una sonrisa de superioridad en el rostro
-¿Qué... Qué harás, eh, ahora?- pregunté, tímidamente.
Acababa de darme cuenta que ya no estábamos discutiendo y no recuerdo cuándo fue que dejamos de hacerlo, pero así era con él: en un momento discutir y el otro es todo risas.
-No sé...- se pasó la mano por su cabello con una mueca que decía "Estoy intentando recordar, no interrumpas" -. Entrenar, ir por ahí, tal vez visite a algunas chicas- dejó la frase en suspenso y contempló mi rostro.
Personalmente, la idea de otras chicas con Noha, por alguna razón me daba repugnancia. Me enfermaba, y no lo podía evitar. Era algo que no podía controlar. ¡Pero no era amor! No podía estar enamorada de él. Era imposible. Como mucho me gustaba apenas. No es que no sea lindo, al contrario, es como el demonio más hermoso que haya pisado la Tierra, pero el problema eran nuestras personalidades. Son muy distintas. Somos dos polos opuestos, y sí los polos opuestos se atraen, pero sólo hacen eso: atraerse.
-Ah... Bien- murmuré, algo desilusionada porque visite a otras chicas, y no a mi.
-¿Quieres venir?- me preguntó, mientras se acercaba. Lo miré, justo cuando acababa de pasarse la mano por su cabello color carbón, y la dejaba en su bolsillo de su sudadera gris.
¿Me está invitando a visitar a esas chicas con él? ¿En serio? Eso duele más que cualquier cosa. ¿Acaso quiere demostrarme lo bien que se lleva con las demás y conmigo no?
-No, no quisiera arruinar tus planes con esas chicas- él rió, y yo puse los ojos en blanco, molesta.
-No iré a visitar a nadie, en tu presencia. Puedes venir si quieres- sonreí, como si eso no lo hubiese empeorado.
Eso era como decir "No me acostaré con nadie mientras estés, pero en cuanto cierres los ojos y te vayas te clavaré ochenta millones de puñales por detrás mientras me acuesto con el resto"
-No, creo que sea buena idea. Acabaríamos discutiendo
-¿Lo estamos haciendo ahora?- preguntó con las cejas alzadas.
Sonreí. Tenía razón, ahora mismo no estábamos discutiendo, pero llegaría un momento en el que sí lo haríamos.
-Si no vienes, te arrepentirás. Decide ahora o no vienes- bufé.
Tenía razón, sé que me arrepentiría por lo que asentí y dije:
-Iré.
Él se encogió de hombros, y empezó a caminar hacia la salida, mientras yo lo seguía por detrás.
Esto era algo nuevo. Nunca me había salteado ninguna clase. Ni siquiera la de educación física, que es la que más me costaba. ¿Qué se supone debía hacer ahora? Divertirme. Debía divertirme. Tengo que divertirme. Necesito divertirme. Necesito salir más, y celebrar mi juventud. Pero no demasiado, no quiero acabar en la cárcel, o algo similar.
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Volviendo el tiempo atrás {EDITANDO} #WATTYS2018
Novela JuvenilLuego de tres meses de aislamiento completo en Alemania, Juliet Stonem regresa a Estados Unidos con una actitud completamente distinta. Ha dejado de ser la niña de 15 años que se embriagaba todos los días para convertirse en alguien responsable. Jul...