El pánico se apodera de la capital. Las campanas de la iglesia suenan, el fuego se extiende y la columna de humo empieza a bajar, haciendo que las calles se cubran de una espesa niebla de cenizas.
Unos cuantos soldados de la Guardia Real, liderados por Grillby, van en busca y captura de los fugitivos, pero se encuentran con un pequeño grupo de humanos armados con lanzas y espadas, robadas del arsenal.
–Rendios si queréis vivir! –advierte Grillby.
Pero los humanos solo cargan contra los monstruos, tal vez porque quieren que el mayor número de prisioneros puedan escapar, o simplemente porque no tienen nada que perder.
Tres horas más tarde...
–Asriel, recuento de bajas –ordena Chara.
–Pues... De los 126 presos, 53 han sido devueltos a las cárceles, hay 20 muertos y el resto han desaparecido.
–Y de monstruos?
–Ni siquiera un herido. Todos están perfectamente.
Chara se sienta en el trono, mientras Asriel se queda de pié, mirándola, con la mano sobre la empuñadura de su espada.
–Se sabe quién es el culpable de esta revolución? –pregunta la chica, con curiosidad.
Asriel asiente.
–Traedlo! –grita para que lo escuchen los de la otra sala.
Las puertas se abren y dos soldados entran. Traen consigo al hermano de Chara, el rey de los humanos.
–Vaya... Algo me decía que el responsable de esto eras tú, hermano.
Tiene cortes por toda su ropa y heridas en brazos, piernas y cara, brotando por ellas pequeños hilillos de sangre.
–Saludos, hermana –dice con una falsa sonrisa.
–Por que lo has hecho? –pregunta Chara mientras se pone en pié.
–Es mi pueblo, mi gente, y como buen rey, tengo que hacer todo lo posible por ellos –responde mientras la mira a los ojos.
La sala se queda en silencio por unos cuantos segundos.
–Sabes que esto tendrá un castigo, verdad?
Su hermano mira las manos de Chara. Están manchadas de sangre, al igual que su cuchillo, que cuelga del cinturón.
–No me importa... –responde–. Por lo menos, unos cuantos compañeros podrán volver a sus casas y huir muy lejos de aquí con sus esposas e hijos.
Chara suspira, mientras se vuelve a sentar en el trono.
–Bien, pues... Preparad la plaza. Mañana al alba se celebrará una ejecución.
–Si señora –dicen los dos soldados al mismo tiempo, mientras se llevan al preso.
–Nunca te vas a cansar, verdad? –pregunta el hermano, mientras se lo llevan–. Te gusta ver muerte y sufrimiento...
Chara se ríe con esas palabras.
–Te recuerdo quién empezó la guerra? Te recuerdo quién intentó asesinarme para poder conseguir la corona del reino de los humanos!! –grita mientras golpea el reposabrazos del trono con su puño.
El humano se queda callado.
–Ahora pasarás lo que te queda de tu triste vida en una fría prisión...
Los soldados se lo llevan fuera de la sala del trono, dejando a Chara y Asriel solos.
–Asriel, coge un caballo y recorre cada pueblo de nuestro reino. Busca a humanos y pregunta a los campesinos, para saber si ellos han visto algo, entendido? Ah... Y llévate a unos cuantos soldados, que tu aún no has absorbido ninguna alma, y no quiero que te pase nada.
–Vale, pero... Que pasa si encuentro a un humano?
–Lo haces prisionero y si se resiste, lo matas.
Asriel nunca ha matado a nadie, ni tampoco tiene el valor ni la sangre fría para hacerlo.
–Y si hay algún monstruo que ayuda o ayudó a algún humano, arréstalo también.
–Y tu que harás? –pregunta Asriel.
–Yo haré lo mismo, pero en el reino de los humanos... –contesta.
CONTINUARÁ...
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Un ángel en tiempos de guerra (Frisk x Sans) (Frans)
FanfictionSans, un joven esqueleto, decide dejar su hogar y marcharse lo más lejos de allí, debido a un suceso que lo marcará de por vida. Ahora, su casa son los caminos... Irá vagando de pueblo en pueblo hasta que, un día, por obra del destino, se encuentre...