Es de noche en la capital. Algunos soldados están patrullando las calles iluminadas por pequeños farolillos. Las casas están a oscuras y en silencio. Los ocupantes deben de estar durmiendo. Pero, parece que en una de esas casas hay movimiento.
–Hermano, ya es la hora –dice Sans con una sonrisa en la cara.
–Cada día vamos más temprano –responde Papyrus mientras mete unas cosas en la mochila.
–Llevas el telescopio?
–Si...
–Y los aumentos...?
–S... –pero Sans lo interrumpe.
–Y el trípode? Y los recambios? Y...
–Sans! Está todo en la mochila, como siempre.
–Pues entonces, vámonos.
Sans abre la puerta de la casa y sale a la calle. Papyrus tarda un poco más en salir. Ambos siguen el camino de piedra hasta llegar al gran portón de madera de la muralla.
–Quién anda ahí? –pregunta un viejo guardia.
–Los dos esqueletos de siempre –responde Sans.
–Oh, claro. Quien si no iba ha ser a estas horas... –dice entre risas el anciano.
Las grandes puertas se abren, produciendo un chirrido.
–Gracias Gerson –agradece Papyrus.
Los hermanos siguen uno de los varios caminos de tierra que hay, rodeados por un pequeño bosque.
No tardan mucho en llegar hasta la cima de una colina. Papyrus deja la mochila en el suelo de hierba y saca el telescopio.
–Yo primero! –dice emocionado Sans.
–Todo tuyo... –contesta mientras se sienta sobre la hierba.
La luna llena, blanca y brillante, ilumina con una luz tenue el paisaje. Las estrellas y las constelaciones, de vivos colores, pintan el despejado cielo nocturno.
–No es precioso? –pregunta Sans.
–Pues yo lo veo igual que siempre...
–Pff... Papyrus, no sabes apreciar la verdadera belleza.
–Ni tú la cocina... –dice Papyrus con tono burlesco.
–Lo que? Tus espaguetis? –dice sin sacar la vista del telescopio–. Te tengo que recordar aquella vez que tuvimos que llevar a ese monstruillo al hospital, debido a tus espaguetis?
–N- No fue culpa mía! La culpa fue de aquel vendedor que me vendió la salsa de tomate caducada... –dice Papyrus con una mezcla de enfado y vergüenza.
–Ya, ya... Eso díselo a los padres del chiquillo...
Papyrus no dice nada. Se tumba en el suelo, apoya sus manos detrás de la cabeza y cierra los ojos.
–Vete acabando que mañana tengo que levantarme temprano... Ya sabes, los nuevos reclutas... –dice Papyrus bajito.
–Voy...
A la mañana siguiente
Los primeros rayos de sol empiezan a salir sobre las montañas. El cántico de los pájaros inunda el bosque y los monstruos más madrugadores ya están trabajando.
–Abrid la puerta! –dice un humano, montado a caballo al otro lado de la muralla.
–Quién eres y qué quieres? – pregunta el anciano guardia.
–Soy un mensajero real. Vengo del reino de los humanos para llevar a Asgore, el rey de los monstruos, un importante mensaje!
CONTINUARÁ...
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Un ángel en tiempos de guerra (Frisk x Sans) (Frans)
Fiksi PenggemarSans, un joven esqueleto, decide dejar su hogar y marcharse lo más lejos de allí, debido a un suceso que lo marcará de por vida. Ahora, su casa son los caminos... Irá vagando de pueblo en pueblo hasta que, un día, por obra del destino, se encuentre...