Lean on me || PanWinkDeep (Wanna One)

Capítulo 2

Había despertado en la mañana y no había rastros de Jihoon por ninguna parte, le pregunté a mi madre y dijo que salió apurado por la mañana y no quiso tomar el desayuno, probablemente tuvo que irse temprano para ir a su casa y preparar sus cosas para el primer día de clases.

Cuando crucé el umbral de la entrada principal del colegio aún faltaban 30 minutos para que sonara el timbre. Siempre llegaba muy temprano para tener el lugar junto a la ventana, para las clases aburridas era mejor mirar afuera que tratar de atender al profesor.

Me sorprendí al sentir una mano que se agarraba fuertemente de mi brazo.

—Guanlin, ¿me extrañaste durante las vacaciones? —Seonho siempre había sido muy cariñoso conmigo. Éramos muy cercanos y algunas personas creían que éramos pareja.

—Claro que sí, todos los días pensaba en ti.

—¿Es en serio? —Se sonrojó al instante, hacer comentarios que lo apenaban era realmente divertido para mí. —Justo ahora me arrepiento de haberme ido de vacaciones a Jeju, me hubiera quedado aquí contigo.

—Tranquilo, ahora podemos estar todo el tiempo juntos. —Sólo ver su cara me alegraba el día, siempre estaba sonriendo.—Hoy empezamos el primer año de la escuela media, es una ventaja que sea un centro escolar y no haya que hacer examen para ser aceptado.

—Lo sé, además vamos a ser compañeros de clase otra vez.

—¡LinLin! —Reconozco aquella voz al instante y dirijo mi mirada hacia la persona que roba todos mis suspiros. Logro ver molestia en la cara de Seonho pero decido no darle mucha importancia, seguramente está celoso porque siempre lo dejo de lado por estar con Jihoon. Me siento un terrible amigo, pero cambiaría cada cosa por pasar tiempo con mi persona favorita.

—¡Hyung! ¿Ya te sientes mejor?

—Por supuesto, no sé qué haría sin ti.

—Seguramente estaría mejor. —Ambos volteamos a ver a Seonho quien había susurrado aquello, pero aun así fue audible.— Me adelantaré, te veré en el salón de clase. —Dejó ir mi brazo y me dedicó una sonrisa. —Sunbaenim. —Hizo una venia de 90 grados y se dirigió a la que sería nuestra aula durante el ciclo escolar. Nosotros hicimos lo mismo entrando al edificio y avanzando hacia nuestros destinos.

—Creo que te metí en problemas.

—No te preocupes, Seonho es muy celoso, no es nada personal.

Se detuvo de golpe y me miró confundido.

—¿Estás saliendo con él?

—No, no, no, no. —Solté una risa por los nervios, no podía dejar que Hyung creyera eso, mis posibilidades serían menores a cero. —Es mi mejor amigo.

Tomó su pecho de forma dramática y no pude evitar reír.

—Pensé que yo era tu mejor amigo.

—No. Tú eres algo más.

—¿Tu súper amigo?

¿Era demasiado inocente o quería evitar el tema? Bueno, yo también prefiero evitarlo, o por lo menos no hablar de eso hasta que tenga la seguridad que puedo darle a Jihoon todo lo que se merece.

Nuestra amena conversación fue cortada por el prefecto quien se acercó rápidamente hacia nosotros cuando nos vio doblar el pasillo hacia los salones de primero.

—Park Jihoon, que bueno que lo encuentro.

—¿Sucede algo?

—Más o menos. Tenemos un alumno nuevo de segundo y como fuiste presidente de clase el año pasado me gustaría que lo orientaras en lo que necesite.

—Claro, iré de inmediato.

—Está en la dirección, su nombre es Bae Jinyoung y lo transfirieron aquí porque... —Se aclaró la garganta un poco antes de proseguir, aquella situación era bastante peculiar. —Sus padres fallecieron y ahora está en una casa de acogida, procura ser muy amable y paciente con él.

—Claro señor.

—Usted también joven Lai, procure ser muy discreto.

—Si señor. —No me quedaba de otra, además de que no sería capaz de usar algo tan delicado como chisme.

El prefecto regresó sobre sus pasos y Jihoon se acercó para darme un abrazo. Esas cosas me encantaban.

Me gustaba imaginar que eramos pareja y que después de aquél abrazo, él se pondría de puntitas para darme un beso en los labios.

—Suerte en tu primer día de clases LinLin, si necesitas algo sólo necesitas mandar un mensaje y estaré enseguida contigo.

—Gracias Hyung.

Él comenzó a caminar hacia la dirección y yo sólo atinaba a ver su lindo caminar. A mitad de pasillo se detuvo para dedicarme una última sonrisa y guiñarme un ojo.

Eso era lo que más me encantaba de él. Probablemente algún día moriría de un paro cardiaco por lo rápido que latía mi corazón después de ver eso.