Capítulo 5: Confío en ti

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- ¡Ash!... ¡Ash! – la señorita Crawly se encontraba golpeando la puerta de su cabina de ensayos, con una de sus manos tenía tres sobres coloreados, con la otra golpeaba el vidrio de la puerta - ¡Ash, llegaron más cartas para ti!


En esos momentos pasaba Rosita junto a ella, en una de sus manos tenía una botella de agua y una toalla rodeando su cuello; iba a tomar un descanso luego de varias horas ensayando el próximo baile asignado para ella junto a Gunther.

- Señorita Crawly – le dijo al pasar - ¿Qué hace?

- Le han llegado más cartas a Ash y se las vine a dejar – respondió la anciana iguana al voltearse hacia ella


La cerdita miró hacia la cabina de reojo, y al hacerlo sintió una gran extrañeza ante la respuesta que acababa de recibir.

- Pero... no hay nadie ahí - dijo

- ¿Ah? – preguntó extrañada la señorita Crawly

- Ash aún no llega – aclaró

- ¿Qué? – giró nuevamente la cabeza y miró hacia la cabina. Fue en ese momento que se percató que las luces en el interior estaban apagadas y que Ash no estaba – ¡Oh... es cierto!


Miró con una extraña sonrisa de vergüenza a Rosita, quien intentaba ocultar su mueca de risa intentando cubrirse de manera improvisada con su botella.

- Pero no importa – intentó decir, aún con la botella frente a su boca - ... a cualquiera puede pasarle

- Supongo que sí – exclamó, riendo para sí misma – entonces solo las dejaré por debajo de su puerta


En el momento que la iguana tomaba las cartas y las pasaba por debajo de la puerta de la cabina, Rosita finalmente logró soltar la pequeña risa, aunque silenciosa, que estaba intentando aguantar.

- Bien, ya está – dijo la señorita Crawly antes de volver a enderezarse – gracias Rosita

- De nada – respondió, había terminado de reír justo cuando la señorita Crawly se volteó de nuevo hacia ella – nos veremos después


Y ambos caminaron en dirección opuesta, Rosita se fue hacia la izquierda, iría un rato a tomar aire fresco a la entrada del teatro, la señorita Crawly fue hacia la derecha, aún tenía una carta para entregar, esta vez era para Meena, quien se encontraba dentro de su cabina de ensayos, oyendo música con sus audífonos de manera concentrada.


La cabina de Ash permaneció vacía.






Ash fue la primera en despertarse aquella mañana, tardó un poco en recordar por que no estaba en su cama, pero recordó todo al volver a sentir un punzante dolor en su estómago y no veía bien por su ojo derecho, y por sobre todo, al darse cuenta que había estado durmiendo sobre el regazo de Johnny. Él ya no dormía apoyado en el respaldo del sofá; su cuerpo se había deslizado y Ash vio como es que se encontraba con su espalda horizontal en el sofá, solamente sus piernas se encontraban rectas y sus pies tocaban el suelo. Una posición muy incómoda para dormir, pensó Ash.

Sing: Ash y Johnny, una impensada relaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora