Capitulo 7: Dudas

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Ala mañana siguiente Bill ya estaba en la mesa tomando el desayuno, después de unos minutos bajo Tom muy arreglado, Bill lo observo de pies a cabeza pero no dijo nada.

En cambio Tom se acercó a el y beso su mejilla y no el beso acostumbrado que se daban cada mañana.

-Voy a salir-. Decía Tom acomodándose el cuello de su camisa.

-Cosas del trabajo - pregunto el joven pelinegro.

-No, nada de eso -dijo cuando por fin logro acomodar a la perfección el cuello de su camisa - Saldré con una gran amiga, no me esperes para la comida.

Bill levantó las cejas en señal de sorpresa, pero no dijo nada y solo asintió.

Tom salio sin antes despedirse de Bill, en cambio el chico siguió desayunando perdido en sus pensamientos.

escuchó al alguien reírse y su mirada fue hasta el lugar de donde provenía, diviso a Ría que estaba limpiando cerca del comedor y supuso que habían escuchado todo.

- Creo que el joven no es suficientemente atractivo, ni complaciente para el patrón
- decía la chica mientras reía - si fuera yo, le daría el placer que el busca.

Bill en cambio dijo algo en voz alta que los trabajadores que se encontraban cerca pudieron escucharlo.

- Uff... y me alegra que no seas tu -Contesto Bill - por que si no Tom hubiera caído muuuy pero muy bajo y me alegra que pueda conseguir a gente de mejor clase que tu.

casi todos los que estaban presentes se rieron de lo que dijo Bill, la castaña estaba que hecha a humo por las orejas.

El pelinegro se levanto de su asiento y camino hasta su habitación.
Dejo el plato a medio comer, el apetito había desaparecido, entre tanta información.

Ya en su habitación se debatió en si leer, dibujar o dormir.

decidió que lo mejor era leer para mantener su mente despejada, tranquila y entre aventuras fantásticas.
....

Las horas pasaron y el pelinegro llevaba ya bastantes paginas del libro, miro la hora en su reloj de pared y ya era la hora de la comida.

Decidió baja por un bocado, cuando estuvo cerca de la cocina, pudo observar que Tom aun no llegaba, pero recordó que el llegaría hasta después de la comida.

Al haber pasado tantas horas, no pensó que demoraría tanto, ni mucho menos que se aburriría tanto sin compañía.

Era el momento en que echaba de menos su antigua casa, la calidez, el olor y a su padre, que a pesar de siempre estar ocupado; siempre buscaba o hacia un hueco en su tiempo para poner atencion a su hijo, incluso su tío hablaba con el cuando estaba en casa.

O simplemente estar ocupado en los animales era mejor que estar encerrado, ahí ni siquiera tenía algo que hacer respecto a labores de hogar, a Bill le encanta ayudar en lo que fuera, pero parece que al tener personas especializadas en ello, el no podía hacerlo.

Se vistió con ropa casual, iría a dar una vuelta en tan grande fraccionamiento, puede y encuentre con quien charlar.

El día era soleado, las cuatro y media de la tarde el sol en su punto mas alto y calentando como un horno sobre la ciudad.

Bill camino por las calles, sin encontrar rastro alguno de gente, parecía que todos estaban ocupados en el trabajo y de nuevo nadie con quien charlar.

Pensó en Andy pero el peliblanco había salido de la ciudad, el pelinegro no se había enterado hasta el lunes que hablo con él.

Pensó en Natalie pero tampoco sabia de ella, había olvidado pedir su número, le había caído tan bien, mejor que cualquier persona que hubiera conocido ese día.

Matrimonio Arreglado/ TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora