Me encontraba trabajando en unos papeles que Christian me había entregado temprano.
Ya había pasado una semana desde el encuentro desagradable con Nicholas.
No le he dicho nada a Christian ni a nadie por miedo a que cumpla con lo que dijo aquella vez. No quiero que le haga nada a las personas que amo.
Todo este tiempo que ha pasado, he sentido que alguien me observa. Sea donde sea, siento una mirada en mí, en el trabajo, cuando salgo a correr por Central Park, hasta cuando estoy en casa.
No sé si Chris me ha visto algo extraña o paranoica, pero espero que no se haya dado cuenta de nada.
Mi estómago comenzó a revolverse recordando por lo que estoy pasando. Suspiro, levantándome de mi asiento y camino lentamente hasta el despacho de Christian, toco tres veces y escucho su voz indicándome que pase.
Al entrar, me arrepiento de ir a molestarlo. Estaba con la camisa arremangada, su cabello estaba revuelto y tenía el escritorio lleno de papeles.
Lucía agotado.
-Amor... No me siento del todo bien. ¿Puedo ir a casa?-Digo caminando hasta él.-
-¿Te encuentras bien? ¿Quieres que vayamos al hospital?-Dice levantando rápidamente su vista de los papeles.-
-Si, Cariño. Solo...-Suspiro y llevo una mano a mi frente.-Me duele un poco la cabeza y quisiera descansar.-
-Bien, recoge tus cosas y espérame en el estacionamiento. Te llevaré a casa.-Dijo comenzando a guardar sus cosas.-
-No, tranquilo. Tomaré un Taxi, tu tienes mucho trabajo.-Dijo sonriendo a medias.-
Dudo un poco, pero terminó aceptando. Me despedía de él con un beso y salí hacia mi zona de trabajo para buscar mis cosas, así podría irme a casa. Salí de la empresa, caminé hasta la zona de Taxis y me monté en uno, dándole al chófer mi dirección.
Cuando llegué a mi casa, di un fuerte suspiro de cansancio. Camine sin mis zapatos hasta la habitación para quitarme toda esta ropa molesta. Me di un baño rápido, colocándome ropa interior negra, unos shorts cómodos y una blusa algo grande de color gris con el logo de mi serie favorita.
Bajé las escaleras descalzas, caminé tranquila hasta la cocina mientras tarareaba una canción de un comercial. Mi estómago pedía un poco de comida, iba a sacar las cosas necesarias del refrigerador, cuando mi celular suena. Frunzo el ceño confundida y lo cojo de mi bolso.
Desconocido:
"Te veías Sexy con aquella Ropa Interior Negra"
¿Qué Carajos?
La paranoia vuelve a mí, haciendo que mire hacia todos lados. Mis manos comienzan a temblar, revelando que un ataque de pánico estaba por llegar a mí. Tomo algo de valor y le respondo.
"¿Quién rayos eres y qué es lo que quieres?"
Trago saliva nerviosa, mientras me siento en el taburete de la cocina y espero el mensaje.
Desconocido:
"No soy tan estúpido para decirte quién soy, Guapa. Pero muy pronto lo sabrás".
"¡Mira Maldito! ¡Soy Una mujer comprometida! Si no paras con este circo, llamaré a mi prometido en este instante o a la policía"
Desconocido:
El inepto de tu prometido no puede hacerme nada. Antes de que mueva un músculo, lo mataré. Debo decir que verte desnuda en la ducha me ha puesto mucho, Cariño.
Mi corazón se detiene a leer esto último, mi respiración se agita y corro con el celular en la mano hasta la puerta de la entrada y la trabo, vuelvo a correr hasta la habitación y también la cierro. Mis ojos se llenan de lágrimas de la impotencia que siento en estos momentos, la poca valentía que corría por mis venas se está yendo.
Bajo mi vista al ver como mi celular comienzan a vibrar debido a que tenía una llamada. La llamada estaba siendo realizada de forma privada, por la que no podía ver el número. Trago saliva y atiendo, llevando lentamente el móvil a mi oreja.
-¿Hola?-Susurró en un hilo de voz. No se escuchaba nada del otro lado de la línea, solo una respiración pesada.-¿Quién es?-
-Hola Zorra.-Dijo una voz grabe.-Dije que nos veríamos muy pronto.-
-¿Quién habla? ¡Esto no es gracioso!-Digo desesperada.-
-Me duele que te hayas olvidado de mi.-Dice la voz burlona.-
Abro los ojos apretando el celular con algo de fuerza. Los recuerdos llegan a mi como ráfagas de viento.
-¿Nicholas?-Digo nerviosa.-¿Qué es lo que rayos quieres?-Parecía que mi valentía venía de a rato.-
-¡Cuidadito como me habas, Belleza!-Gruñe.-El que da las órdenes soy yo.-Escucho como suspira.-¿Ves? Ya me haces poner violento y yo solo quiero tu bienestar, Cariño.-
-¿Mi bienestar? No me hagas reír.-Digo sarcástica.-
-Cielito, no me hagas enojar con tu linda boquita y mejor ciérrala.-Dice soltando una risa leve.-
-Sólo déjame en paz, Nicholas. ¡Juro no decirle a nadie!-Dijo al borde del colapso.-
-No, eres mía. Toda tu me pertenece.-Dice negando.-Quiero tenerte a mi lado siempre. Follarte cuando se me plazca, no masturbarme viendo como el idiota de Christian te folla a su antojo.-
-¿Qué?-Suelto un jadeo asqueada.-
-Te he estado espiando todo este tiempo, Amor.-Dice con tranquilidad.-He visto cada parte de ti, como despiertas y como duermes. Hay cámaras en toda a casa. Lo único que me molesta es la presencia de Smith allí, ocupando el lugar en el que yo debería estar.-
-Estás demente...-Digo mirando hacia todos lados con lágrimas en mis ojos.-
-Demente por ti. Hago todo esto porque te quiero.-
-No... Llamaré a la policía.-Digo apretando mis manos en puños.-
-¡Escúchame, Perra! Si abres tu dulce boquita, te irá muy mal.-Gruñe furioso.-Y no te irá mal a ti... Se donde viven tus padres, tu amiga, hasta los padres del estúpido de tu prometido. No me hagas rabiar o todos terminarán muertos ¡Y te lo enviaré en pedazos!-La llamada es cortada.-
Suelto un sollozo, llevo mis manos a mi rostro. Un ataque de ansiedad junto con un ataque de pánico invade mi cuerpo. Escucho como la puerta es abierta, pero lo único que logro escuchar luego, es el grito de alguien y mi vista se pone oscura, chocando mi cuerpo contra el suelo.
ESTÁS LEYENDO
EL JEFE
RomanceQuién diría que el atractivo hombre con el que te besaste en un antro, sería tu jefe al día siguiente. Elizabeth Wood, una jóven, que tras una salida de amigas, se topa con un atractivo hombre. Pero sin saber, que aquel hombre, sería su perdición. ...