Después de besarnos y darnos un poco de amor, caminamos hasta el estacionamiento, cogimos su auto y él empezó a conducir hasta la casa de sus padres.
Estaba tan nerviosa que las manos me sudaban.
Christian me dijo que no me haga mucho problema, que ellos eran muy amables, pero hasta que no lo vea, no podré tranquilizarme.
Alrededor de 1 hora, llegamos frente a una casa preciosa, Chris estacionó el auto y me ayudó a bajar. Tomados de la mano comenzamos a caminar hacia la puerta.
Tocó la puerta, este me tomó de la cintura, cuando la puerta fue abierta y una mujer hermosa nos recibió.
Debe ser la madre de Christian.
-¡Hijo! ¡Ven aquí para que pueda darte un beso!-Dice la mujer eufórica.-
-Hola mamá...-Dice Chris, abrazando a la mujer.-
-Siempre tan hermoso.-Le halaga, esta se gira y me ve interrogante.-
>¿Hijo? ¿Quién es esta hermosa señorita?-Dice con una sonrisa.-
-Mamá, ella es Elizabeth Wood. Mi novia.-Dice Christian, tomándome de la cintura.-
Ella se sorprende y me aprieta entre sus brazos, dándome un abrazo cariñoso.
-Hola pequeña, Soy Isa. La madre de este hermoso señorito. ¡Eres preciosa! Me alegro que mi hijo tenga una novia tan bella.-Dice sonriéndome. Me sonrojo, bajando la mirada.-
-Un gusto conocerla, Señora Smith. Gracias, usted también es muy bella.-Le digo con una sonrisa apenada.-
-¡Nada de Señora Smith! Dime Isa, Cariño.-Me dice con una sonrisa dulce.-
-Bueno Isa...-Le digo sonriendo.-
-¡Perfecto! Tienes que conocer al papá de Chris.-Me dice emocionada, tomando mi mano y tirando de ella.-
>¡CHRISTHOPER! ¡VEN AQUÍ!-Grita, tirando de mi mano, caminando a una gran sala.-
De las escaleras, vemos baja a un hombre guapo. Su cabello estaba con pequeños cabellos grises, llevaba puesto unos jeans azules y una camisa negra al cuerpo. Al terminar de bajar, ve a Christian con una sonrisa.
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EL JEFE
RomanceQuién diría que el atractivo hombre con el que te besaste en un antro, sería tu jefe al día siguiente. Elizabeth Wood, una jóven, que tras una salida de amigas, se topa con un atractivo hombre. Pero sin saber, que aquel hombre, sería su perdición. ...