Hacían ya cinco días que su hermana no dejaba de llorar en su habitación. Y de no ser por eso, por los gritos espantosos que daba, habría creído que Shiobban no estaba en la casa, puesto que tampoco había abandonado su cuarto en ningún momento.
A los únicos que veía a la hora de la cena eran a sus padres, quienes no decían ni una palabra acerca de lo que estaba sucediendo.
También los había escuchado discutir varias veces encerrados en el despacho del Duque, pero sin llegar a comprender de qué iba todo. Obviamente tenía que ver con Shib, pero Arlet no era tan importante en esa familia como para que le contarán qué ocurría.
Según se había enterado por Víctor, Ewen no le había propuesto matrimonio la noche de la gala como Shiobban había esperado, pero el Rey sí había hablado con su padre para formalizar el acuerdo acerca de la unión en los próximos días, lo que era casi lo mismo.
Shiobban sería la próxima Reina de Sourmun y no parecía que hubiese nada que pudiese evitarlo a pesar de lo que Victor creía. Ella no había descubierto nada en contra de su hermana, nada que fuese de ayuda para los planes del príncipe.
Esa tarde se estaba preparando para ir al cine con Jaques, cuando una de las empleadas le avisó que sus padres la esperaban de inmediato en el despacho del Duque.
No supo si fue la expresión de la joven al hablarle o solo un mal presentimiento, pero supo que andaba mal incluso antes de salir del cuarto.
La mujer del servicio tenía que saberlo, ellos sabían con detalles todo lo que ocurría en la casa, pero Arlet nunca les hablaba si no era para pedirles algo en relación a su trabajo.
Así la habían criado, ella era muy apegada a las reglas que sus padres habían establecido, era un modo de protegerse contra la ira de su padre y sus castigos. Si no hacía nada mal, se había dicho siempre, no tendrían razón para castigarla.
Por supuesto que eso no era del todo cierto, ante los ojos de los duques ella siempre cometía errores pues no era perfecta como Shiobban.
Le abrieron las puertas del despacho y entró después de alisarse la falda y la camisa.
—¿Por qué te tardaste tanto? —Preguntó la Duquesa con censura.
—Lo siento, madre —respondió bajando la cabeza, consciente de que no había tardado más de dos minutos en acudir hasta ellos.
—¿Planeabas salir?
—Jaques me llevará al cine y luego a cenar.
—Lo vas a ver hoy. Bien. Mientras más rápido, mejor.
A pesar de no saber a qué se refería, no preguntó, fue paciente y esperó a que continuara, sabiendo lo mucho que su madre odiaba que la interrumpieran.
Pero en su lugar, fue el Duque quien habló.
—Veras, Arlet. —Musitó levantándose de su antiguo e inmenso sillón detrás del escritorio y avanzando hacia ella—. Lo que ocurre es que tienes que romper tu compromiso con él. Te hemos conseguido un arreglo mejor.
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Los secretos de la reina #Descontrol en la realeza 0.5
Ficção GeralAntes de ser madre, antes de ser la Reina, Arlet fue simplemente una niña. Pero, ¿cómo llegó al trono? ¿Cómo se convirtió en la Reina que todos amaban y odiaban por igual? Arlet tiene muchos secretos, y pronto, van a descubrirlos.