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Con el corazón roto, Arlet volvió al palacio asumiendo que su vida había cambiado para siempre, o por lo menos por un largo tiempo

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Con el corazón roto, Arlet volvió al palacio asumiendo que su vida había cambiado para siempre, o por lo menos por un largo tiempo. No se arrepentía de haber escogido a su hijo que la necesitaba más que nunca, pero los sentimientos encontrados seguían presentes, porque su amor por Jaques la jalaba hacia el lado contrario, el lado del arrepentimiento.

Aún así, Arlet enderezó los hombros y forzó una sonrisa para su esposo al llegar al palacio.

Dentro de todo, se sentía afortunada porque Ewen fuese así de bueno, de otra forma no habría sobrevivido a quedarse allí por tantos años. Si su esposo fuese un hombre cruel, como Víctor, tal vez sí habría accedido a matarlo para poder escapar.

—¿El Consejo ha hablado? —Le preguntó a Ewen apenas verlo.

El príncipe apretó los labios y negó con la cabeza. —Aún no.

—¿Estás nervioso?

—Un poco —asintió y le tomó la mano.

Ella sonrió con cariño. —¿Quieres ser Rey, Ewen?

Él se encogió de hombros. —No es como si tuviera la opción a elegir. Nunca he pensado en eso, es algo que me han impuesto desde siempre. Si la otra opción fuese viable, tal vez consideraría renunciar.

—Pero no lo es —se lamentó Arlet—. No me gustaría imaginar a Víctor como rey.

—A mi tampoco. El poder enferma a ciertas personas, mi hermano sería una de ellas, jamás podría ver por el bien de alguien que no fuese él mismo.

Ella coincidía. Además, con la influencia de la reina, que había demostrado ser su cómplice en su peor faceta, las cosas no podrían ser peores.

Quiso preguntarle si no tenía miedo de que el poder lo enfermara también a él, pero no se animó. No quería infundirle más miedo del que podría llegar a tener en ese momento, pero en su interior, ella temía por la bondad y compasión de Ewen. Ser rey a tan corta edad de seguro tendría que traer sus consecuencias con el tiempo.

Los integrantes del Consejo tardaron en llegar a la sala de reuniones del palacio, pero cuando por fin estuvieron todos juntos, no tardaron más de una hora en tener un dictamen, lo que fue sorprendente porque se esperaba una reunión que durara horas.

El miembro más viejo de todos salió a darles la noticia. Ewen era el elegido.

—Eso no tiene ninguna lógica —espetó Víctor poniéndose de pie.

—Respetamos los deseos del difunto rey, Lord Víctor.

No más "Su Alteza", el hombre utilizó el que ya era el nuevo título de Víctor y todos se estremecieron por la expresión de furia del joven.

—No tienen ningún derecho, mi padre no tenía ningún derecho a quitarme lo que me corresponde por herencia.

Arlet quiso sonreír y tuvo que apretar los labios para no hacerlo. Miró a Cristal que estaba dedicándole una mirada asesina como si presintiera, o temiera, que ella fuese a decir algo.

El señor, del que Arlet no conocía el nombre, no se inmutó por las demandas ni el tono de Víctor.

—La decisión está tomada —dijo con voz monótona e hizo una breve reverencia hacia Ewen y Arlet—. Majestad, si no nos necesita, procederemos a retirarnos. Mañana volveremos a comenzar a planear los detalles de su coronación y fijaremos una fecha exacta.

A Arlet le llamó la atención que nadie hiciera mención al funeral del rey, pero siguió en absoluto silencio, más tarde descubriría que el funeral de Thomas llevaba años planeado y ningún detalle había sido dejado al azar.

—Espero que estés feliz, hermanito. Has ganado —le espetó el mayor.

Ewen habló por primera vez desde que había sido nombrado rey. —Nunca creí que esto fuese una competencia, Víctor.

—Dices eso solo porque has ganado —escupió—. Me has quitado mi derecho de nacimiento.

—Nuestro padre me dejó a cargo por algún motivo, no es nuestro trabajo cuestionarlo —sentenció el nuevo rey y se dispuso a marcharse tomando la mano de su esposa.

Arlet miró hacia atrás solo por un momento y se cruzó con las miradas agriadas de la reina Cristal y de Víctor que fulminaba la espalda de su hermano, y de haber sido capaz, lo habría hecho caer muerto en ese mismo instante.

No fue sino hasta entonces que cayó en la cuenta de que Ewen no era el único que había cambiado su estatus. Todos lo habían hecho, incluso ella.

Ahora era reina.

Reina Arlet, repitió una voz en su cabeza. Reina Arlet, dijo una vez más y terminó sonriendo. Podía no tener al amor de su vida junto a ella, pero tenía mucho más poder del que jamás podría haber imaginado, mucho más poder del que ninguna mujer ni siquiera soñaría.

Y lo usaría, lo aprovecharía en su beneficio.



¡Ya sé que es un capitulo corto, por eso, para compensarlos, mañana o pasado estaré publicando otro!

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Los secretos de la reina #Descontrol en la realeza 0.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora