Adios Pesadillas

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Llegaron al aeropuerto y subieron al avión ¿Qué tan lejos tendrían que ir? El castaño no quería preguntar, el vuelo duro algunas horas. Kagura tenía puestos sus audífonos mientras trataba de descansar sin darse cuenta que era observada discretamente por el chico a su lado. Se notaba claramente cansada, con ojeras bajos sus ojos, incluso se podía decir que más blanca que de costumbre.

Al llegar rentaron un auto y continuaron su camino durante un largo tiempo más, ella conducía pues era quien sabía el camino. Los edificios y el bullicio de la ciudad poco a poco fue quedando atrás, se veían grandes campos y frondosos árboles.

Narra Sougo

Nos detuvimos en un pequeño restaurante al lado del camino, la china pidió algo ligero tal parece que aun no se sentía muy bien para comer las grandes cantidades de comida que acostumbraba.

-¿Cuánto más falta? – pregunte luego de terminar mi café –

-Ya no mucho – me contesto mientras buscaba algo en su pequeño equipaje – Iré a cambiarme – se levanto y entro al baño – supongo que no quería que su madre la viera con esas fachas y en ese estado tan demacrado -

Yo no necesitaba cambiarme, me siento cómodo con la ropa que elegí además a mi todo me queda bien. Al principio temía que alguien pudiera reconocernos pero las personas son mayores y se nota que estamos demasiado lejos de la ciudad.

Al ver por la ventana del restaurante me doy cuenta de esa extraña paz que se respira en este lugar. Es como estar en el fin del mundo donde los problemas no existen, donde no hay preocupaciones ni temores. Me quede tan relajado con esa sanción que no sentí cuando la china salió del baño y llego junto a mí.

-¿Nos vamos? – me pregunto sacándome de mis pensamientos mientras tomaba sus cosas –

Iba a reclamarle por haberme interrumpido, pero las palabras se quedaron atoradas en mi garganta, ella traía puesto un largo vestido rojo estilo oriental con detalles dorados, abierto a los costados dejando ver sus piernas, el cabello se lo recogio y se puso unos extraños adornos negros con dorado. Se veía bastante diferente.

-¿Y eso? – fue lo único que pude preguntar –

-Usualmente visto así cuando la visito – no mostraba ninguna expresión, quizá debí decirle alguna otra cosa –

Seguimos con nuestro camino, solo espero que el viaje valga la pena. Unos cuantos kilómetros delante el clima y el paisaje comenzaron a cambiar, grandes nubes de lluvia cubrían el cielo amenazando con dejar caer una tormenta, los campos dejaron de ser verdes para volverse grises y lodosos, las casas parecían cada vez más pequeñas. A lo lejos vi una florería y le dije a la china que se detuviera.

-¿Qué pasa? – pregunto mientras detenía el auto –

-Iré a comprar unas flores, no trajimos nada para tu madre – ella me vio algo sorprendida, supongo que no esperaba eso de mí....sinceramente ni siquiera yo lo esperaba – es descortés llegar con las manos vacías –

-Lirios – ella sonrío, creo que dije lo correcto – son sus favoritos –

-Lirios – respondí mientras bajaba y me dirigía a comprarlos –

Unas cuadras más adelante ella volvió a detener el auto, parece que al fin habíamos llegado, bajamos y comencé a seguirla unos cuantos pasos atras, yo veía los alrededores era un pequeño pueblo sin muchos habitantes. No me di cuenta que ella cruzo unas enormes puertas con decorado de ángeles...

Sentí que la sangre se me helo...estábamos entrando a un cementerio.

-Date prisa – me dijo mientras caminaba delante de mí –

Kagura y Sougo - Un Amor de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora