Escuché tintinear la campanilla que colgaba a la par de la puerta del local, avisando que alguien acababa de entrar. Levanté la mirada y me encontré con un chico alto y bastante musculoso, vistiendo una camisa blanca con cuello alto y una gran abrigo color café. Me miró con una sonrisa ladina.
-Un espresso -dijo.
Me giré y preparé el vaso con el café. Se lo entregué a prisa para que se largara lo antes posible.
-Pase a caja, el chico le cobrará.
-¿Siempre tratas así de malhumorada a tus clientes? -inquirió
-Por favor HyunWoo, déjame hacer mi trabajo -dije, algo molesta. Ahora se le ocurría aparecerse en todos lados.
-Pero si yo quiero hablar contigo -ladeó la cabeza e hizo un puchero, se miraba jodidamente lindo.
Abrí y cerré la boca en varias ocasiones, sin saber qué contestar y cuando tuve algo en mente...
-¿Puede atenderme ya? -dijo una voz detrás de mi ex.
-Sí, disculpe -intenté verlo pero Hyunwoo me lo impedía -Ya vete -le dije casi en un susurro al muchacho, este se limitó a sonreir de manera burlona o al menos ese gesto había captado yo.
Cuando el otro chico se acercó a la barra, muchas imagenes atravesaron mi mente, como cuando el viento sopla y caen las hojas en otoño dejando levemente al descubierto las ramas de los árboles. Así mismo se revelaron aquellos recuerdos.
Desde el día anterior en que rompí la taza cuando choqué con él hasta la hora en que salía del bar y me miró de manera profunda.
-¿Qué se le ofrece? -inquirí
-Un latte de vainilla -dijo sin dejar de ver el celular entre sus finos y pálidos dedos.
Lo hice rápidamente, algo en él me inquietaba, no se qué pero me hacía sentir nerviosa; como si había algo más, otros lugares donde me lo había encontrado, de eso estaba segura, lo había visto y no solo en aquel bar o dentro de esta cafetería.
Le tendí el vaso. Y lo tomó tranquilamente para pasar a pagar y sentarse cómodamente en una mesa de las más alejadas, donde casi nadie iba mientras seguía tecleando con gran agilidad y afán, como si de ello dependiera su vida.
-¿Oye te dormiste? -dijo una voz a mis espaldas haciendome dar un respingo.
-¡Madre mía! -me puse una mano en el pecho -me espantaste.
-Lo siento -se disculpó Jaeyong.
-No hay porqué -le sonreí.
-¿Quería preguntarte algo? -se rascó la nuca, nervioso.
-Uhum.
-Pues... es que... Bing y yo... nuestro aniversario es dentro de un par de semanas y no se qué regalarle; ya le he dado de todo: aretes, pulseras, maquillaje, vestidos -suspiró -¡se me agotan las ideas!
-hmm~ intenta darle algo no material.
Compra entradas para una película o vayan a un restaurante o cocina tú y llevala de día de campo, un picnic o algo parecido. Compra rosas y chocolate o el dulce que le guste.-Eso es diferente y tal vez le guste -miraba con interés los vasos como si eso fuera... interesante.
-Sí, ella es una gran chica e igual tú un gran chico, seguro sea lo que sea que le des ella se sentirá agradecida -subí el pulgar.
-Gracias, niña -me tocó el hombro y volvió a una de las mesas.
Las horas pasaban con rapidez, las personas entraban y salían, las calles que se divisaban a través de las ventanas estaban vestidas de un lindo blanco gracias a la maravillosa nieve que caía en éste invierno que amenazaba con quebrar tus huesos, incluso así el clima se disfrutaba demasiado.
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The Boy With Pink Hair ↔ Ki Hyun
Fanfiction"Desapareciste junto a esta ligera brisa, pero no importa, aunque no escuches quiero decirte que te amo"