E P Í L O G O

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-¿Segura? -Inquirió.

-Que sí -reí -Quiero pasar este fin de semana allá, además tú te quedarás con Hyungwon en vacaciones.

Asintió.

-Llama si algo ocurre -dijo.

-Sí, oye ¡que soy mayor que tú! -rió -vuelve con cuidado a casa Sunmi, estaré  bien.

Esperé a que dieran el último llamado para mi vuelo a Seúl y abordé, con los nervios a flor de piel, hace un año que todo aquello había ocurrido y desde entonces no me había atrevido a volver a la capital pero supuse que en ésta fecha estaría bien regresar y cerrar un capítulo que ha estado por mucho tiempo incompleto. Debía cerrar el ciclo de dolorosas lágrimas y continuar. Supongo que es algo que él hubiese hecho si no tuviera otra opción.

Después de unas cuantas horas de viaje por fin estuve en el lugar. Una vez llegué al apartamento donde estaría hospedada dejé mis maletas en la estancia y me senté en el sofá viendo hacia el pequeño balcón con las puertas de vidrio cerradas por donde se filtraba la escasa luz del sol.

El día que él estaba aquí se sentía más cálido.

-¿A que no adivinas? -hablé en un susurro hacia la nada -He estado bien... los primeros meses fueron complicados ¿sabes? -sonreí -todos creen que has ido de viaje y esperan con ansias una postal; quizás yo... les envíe una, puede que les agrade...

El sonido de mi celular detuvo mi monólogo. Atendí.

-¿Si? -dije.

-¿Ya estás?

-Hmm~ sip, de hecho entré hace unos minutos.

-Está bien... saldré con unos amigos, te llamo mañana -dijo animado.

-Minhyuk ¡No bebas mucho!

Cortó la llamada después de soltar una carcajada y no pude evitar reír también.

Una idea se cruzó por mi cabeza y rápidamente saqué la pequeña caja de mi maleta, me puse un abrigo y salí del apartamento.

Las calles un tanto frías se encontraban pobladas. Justo como aquel día. Caminé lo más rápido que podía hacia el último lugar en el que estuve, sostenía la caja entre mis brazos como si de un tesoro se tratase.

Una vez que estuve en el lugar dejé escapar un suspiro y con el un halo de vapor. Me senté a la orilla de la carretera. Sostuve el paquete por un par de minutos antes de atreverme a abrirlo y es que lo sentía como si acabase de suceder.

-Esto... -murmuré -¿Porqué no he sido capaz de leerlo hasta el final?

Miré el pequeño cuaderno y lo abrí deteniendo mi mirada en aquella foto mía y la delicada letra al reverso de la hoja.

"Espero no me llegues a odiar..."

-¿Cómo lo haría? -solté en un murmullo.

"[...] Te amo, Minah."

Recordé la primera vez que tuve el cuaderno en mis manos y empecé a leer las primeras páginas, deseé no haberme enamorado de él pero después supe que en realidad fue mi mejor elección.

Logré pasar a la siguiente hoja sin que mis manos empezarán a temblar como un año atrás que lloré sin consuelo y apenas pude leer la primera nota.

"Un día de invierno de tantos que fui capaz de vivir, pude mirar el destino, pude sentirlo, pude respirarlo"

Una foto de la cafetería y las calles vestidas de blanco se encontraba ahí, con esas palabras.

Seguía:
"Se me hizo difícil encontrarte, estabas lejos de mí, de corazón pero lo supe cuando te vi. Es gracioso, sonrío con tan solo pensarlo y es que te amaba y temía que no fueses como antes, Me daba pánico mirar tu rostro y pensar que, tú no sabías quien era yo"

Mis emociones empezaron a agolparse, pensamientos, recuerdos... lágrimas. La sensación de estarse ahogando me entorpecía sin embargo me contuve y continué leyendo.

"Probablemente sea trágico ¿no? Yo sabía lo que podía pasar, lamento mucho haberte metido en esto pero no podía solo dejarte ir ¿lo entiendes? Hubiese sido lo más estúpido en la vida"

Una foto de una taza de café, de ese latte de vainilla que tanto le gustaba. Sonreí y limpié una de mis mejillas por la sensación cálida del recorrido de aquella lágrima.

"No debería hacerlo más doloroso pero ya lo he hecho, nos condené desde el momento en que nos cruzamos en la cafetería, me acerqué a ti sabiendo que las probabilidades de que todo terminara igual eran las que más existían. Quizás actué de manera egoísta pero ¿no es así el querer a alguien?  ¿es realmente un pecado?

Cariño, no te sientas culpable, la vida nos dió una segunda oportunidad sin embargo en el destino estaba escrito el amor en nuestros corazones y la lejanía física que experimentamos. No hay amuleto si eso te preguntas, todo eras tú, siendo impregnada en mí. Es algo complicado pero será más claro al terminar esto."

Una foto nuestra en el almacén con las pinturas de fondo le seguía a aquella página con una última nota escrita.

"No importa qué, el destino siempre jugará sus cartas como le plasca. Así que no intentes detenerlo, todo pasará aunque duela. El mismo sufrimiento del ayer puede ser el del futuro, nada cambia, puede que este amor sea nuestra flor del destino, solo hay una cosa para la que está hecha... para marchitarse, con el correr del tiempo, con el pasar de las estaciones y florecerá como en primavera, en otro corazón. No intentes justificarlo más, ya lo has entendido, solo tienes que dejarme ir".

Las lágrimas cesaron, mi sollozos no se escuchaban más, las páginas de pronto estaban llenas de sentido.
Y no podía ser más claro, "Te daré vida eterna y te encontrarás con ella", vida eterna por supuesto, hasta que me encontrara, luego los días empezarían a correr para él también, luego no podríamos detenerlo, solo esperaríamos por el final, el final con el que nacimos, el final que corría en nuestras venas.

Nada era mentira, la historia que me contó aquel día fue verdadera sin embargo el mensaje implícito de todo esto es que nunca sabemos qué pasará, siempre escuchas lo que quieres ¿realmente prestaste atención? Somos nuestro propio amuleto, es sencillo, naces con él y para desgracia nuestro amuleto era el dolor y nuestra flor del destino era amarnos y dejarnos ir.

Pon tu corazón en lo que hagas, persevera, porque lo único para lo que naces es para tomar riesgos y amar y al final del camino con lo único seguro que te encontrarás es la muerte.

The Boy With Pink Hair ↔ Ki HyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora