Mátame

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Lo miré pasearse a lo largo de la habitación casi a oscuras, no había hablado desde que me habían traído aquí, no podía descifrar alguna emoción en su rostro. Ni siquiera decepción.

-¿Qué haré contigo? -inquirió por fin, mirándome fijamente en el piso.

-Padre... -alcancé a decir antes de ser interrumpida por el sonido de una puerta abriéndose.

Mi padre miró a la persona y esperó que hablara.

-Señor -hizo una reverencia -el prisionero... ¿Quiere que sea ejecutado ya?

Mi padre asintió levemente, sentí como mi corazón se acelaraba, miré al guardia y a mi padre, aún si poder procesar bien las palabras de antes.

El hombre se retiró y entonces entré en pánico.

-¿Qué le harás? -inquirí.

-Lo que debo, no dejaré que tu estupidez afecte a mi reino. Si es necesario me desharé de esa escoria yo mismo -respondió fríamente.

Todo después de eso pasó demasiado rápido, empujones, gritos y llantos.

-¡Mátame! -dije en un sollozo -¿Quieres que el reino esté bien? ¡¡MÁTAME!! ¡¡ESO ES LO ÚNICO QUE PUEDE SALVAR A TU PUEBLO!!

Y la espada y más gritos.

Fuertes sacudidas y una voz diciendo repetidamente mi nombre me despertó  y fue entonces que me descubrí a mi misma gritando y sudando.

Solo fue una pesadilla. Miré a Minhyuk con los ojos bien abiertos, sentado al borde de la cama, quien al verme abrir los ojos suspiró y dejó caer sus hombros.

-¿Qué fue eso? -me miró.

-¿El qué?

-Los gritos, el sudor, las patadas. ¿Qué tan feo fue el sueño para que todo eso pasara?

-No fue nada -me limité a responder.

-Ya es hora de que te vayas al trabajo -se levantó de mi cama y salió de la habitación.

Pasé mis manos por mi rostro y me desprendí de las sábanas azules que me cubrían. Me apresuré a bañarme, una ves que estuve lista salí, sin comer algo antes pues ya iba demasiado tarde.

Esperé un taxi cerca de mi casa pero al ver que ninguno se iba a dignar en pasar, corrí, lo más rápido que pude hasta llegar frente a la cafetería. Miré a través del cristal de la ventana, ahí se encontraban Jaeyong y Bing.

-Buenos días -dijo una voz a mis espaldas.

-Bue... -claro, ¿Tenías que ser tú?

-Suspiró y esbosó una sonrisa -No estás de humor.

-¿Y que si es así? -intenté entrar al local pero me detuvo de un jalón.

-Aún te recordaba como una niña tranquila y dulce ¿sabes? Duele que ya no más.

-¿Eso te duele? -reí sarcástica -A mi me duele recordar todo lo que di por ti, me duele recordar, no puedo siquiera escuchar la palabra "Siempre" porque me recuerda a ti -aclaré mi garganta pues empezaba a sentir un doloroso nudo -era lo único que decías y nuestro por siempre acabo en unos cuantos meses.

-Sabes porqué lo hice.

-No, no lo sabía. Si Sunmi no me lo decía, diez... Diez malditos meses después, seguiría pensando que hice algo mal. Y todo porque tú creías que no te apoyaría.

The Boy With Pink Hair ↔ Ki HyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora