Rueda de la Fortuna

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Minutos antes.

Adrien y Marinette se dirigían al castillo de La Bella Durmiente, cuando una enorme estructura metálica desvió la atención de los chicos.

- Que grande – exclamó Adrien. Las conocía, pero nunca había estado tan cerca de una.

- ¿Quieres subir? – preguntó Marinette.

- Pero y ¿Alya y Nino? – quería subir, pero no podía dejar a sus amigos olvidados.

- Mmmm ¿les dijimos que los íbamos a buscar? – Adrien negó con la cabeza – y ¿ellos a nosotros? – la misma respuesta por Adrien – entonces no veo el problema – dijo inocente.

Adrien la miró sorprendido ¿Marinette quería estar con él? El chico no pudo evitar sonreír de alegría. Además la atracción le permitía sacarse una duda que llevaba casi una semana.

- Pues vamos – asintió el chico, haciendo sonreír a su amiga.

Marinette no es tonta y después de lo que Adrien había hecho por ella, decidió que iba a aprovechar la oportunidad e iba a declararse. No perdía nada con intentarlo.

Los amigos se dirigieron a fila que se había formado para subirse a la atracción. Con cada paso que daban, Marinette se ponía más nerviosa, por firme que estuviera en su decisión los nervios se estaban apoderando de ella.

- ¿Estas bien? – preguntó preocupado, Adrien, colocando una de sus manos, en el hombro de su amiga.

- ¡Si, si, si! Perfecta... es solo... que no había notado que no tenía paredes – mintió la chica.

- ¿Eh? – exclamó, desviando la mirada hacía la atracción.

La estructura era una Rueda de la fortuna que era tan alta como el castillo principal del parque. Tenía siluetas de las cabezas de algunos personajes de Disney, como decoración. Las cabinas eran pequeñas, permitiendo que solo dos personas se sentaran. Y a lo que se refería Marinette, es que no tenían vidrio u otro material transparente, permitiendo que el viento los tocara directamente. El único espacio cubierto era en la parte inferior que por lo que calculaban los chicos iban las piernas, protegiéndolas.

- Si te da miedo, busquemos otro lugar – sugirió Adrien.

- No, no es eso, solo me sorprendió – aclaró la chica – además ya está por tocarnos – indicó.

Desconcertado por la reacción de su amiga, Adrien la siguió. Solo había dos parejas antes que ellos.

Al llegar su turno de subir y como buen caballero, Adrien dejó que Marinette subiera primero. Para llegar a la cabina, debían subir una par de escalones, Marinette iba en el último escalón cuando sintió una que alguien se encontraba detrás de ella, primero pensó que era Adrien, sin embargo, se sentía más... ¿grande?

Tras poner un pie en la cabina, se giró para ver quién era... no era Adrien. Y antes de que pudiera reaccionar, aquel la empujó lo suficiente para que él pudiera sentarse.

- ¡¿Pero qué?! – fue lo único que pudo gritar Marinette. Al ver que el lugar que le correspondía al chico de ojos verdes, había sido "robado" por Gastón.

- Me extrañaste preciosa – saludó galán, ignorando las quejas de la chica.

Mientras Adrien, quien Gastón había empujado para cambiar de lugar, se dirigió al encargado de la atracción para que parara el juego y sacar a su amiga de ahí. Lamentablemente no se podía hacer nada salvo esperar, ya que el mecanismo era automático.

- Vaya, así que le gustan morenos – exclamó una voz femenina, la cual el chico identifico casi de inmediato – me extrañaste – continuó haciendo puchero.

¡¿Lila?!... ¿Qué haces aquí?


Cumpleaños EspecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora