Mareos

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El cuarteto de amigos recorrieron varias de las atracciones del parque, carruseles, montañas rusas, hasta que llegó la hora de almorzar.


Se dirigieron a una cafetería cercana a comer algo ligero. Mientras comían, Adrien no podía evitar mirar a Marinette, quería hablar con ella. Ya había arreglado lo de Lila, pero aún le quedaba una cosa por aclarar y la presencia de Alya y Nino no ayudaba.

- Voy al baño, Marinette ¿me acompañas? – dijo Alya, levantándose. Su amiga solo asintió con la cabeza y la siguió.

- Amigo, ¿Por qué siempre las chicas van al baño juntas? – preguntó Nino, curioso.

- Si tú no sabes, menos yo – respondió su amigo, encogiéndose de hombros.

Un par de minutos más tarde, las amigas estaban lavándose las manos y conversando de lo bien que la estaban pasando, cuando salió un tema un poco especial.

- Estas muy guapa hoy Marinette – dijo Alya, en un tono que daba a entender que había algo más en la frase.

- Gracias – dijo extrañada la aludida.

- Tan linda que los chicos no apartan la vista de ti, bueno un chico – continuó.

- ¿Eh? – exclamó confundida.

- No te has dado cuenta que Adrien no ha apartado la vista de ti – exclamó sorprendida Alya.

- Eh, no – respondió inocente.

- ¡Alo! Planeta Tierra, llamando a Marinette, tú príncipe azul se está derritiendo por ti y ni te das por enterada – la retó.

- Alya no exageres – exclamó la chica, ruborizándose. Se había dado cuenta, pero pensó que era su imaginación.

- Oye, ya sé que lo de Lila te dejo mal, pero recupera tu confianza pronto o se te puede escapar la oportunidad – aclaró Alya, acercándose a la salida.

- ¿Oportunidad? – susurró Marinette. Si Alya tenía razón hoy era un buen día para declararse, pero aún se encontraba un poco dolida y desconfiada por lo de Lila ¿y si había alguien más, aparte de su compañera?

Tras volver a sus asientos y terminar de comer, los cuatro salieron de la cafetería rumbo a alguna atracción ligera. Por unanimidad eligieron el juego de las tacitas de Alicia en el País de las Maravillas.

Cada taza permitía solo dos personas, por lo que "para mala suerte" de dos, el grupo se dividió en Alya-Nino, que se sentaron en una roja y Marinette-Adrien, que fueron a una verde. Lo que grupo no sabía es las tazas tenían distintas velocidades.

Las tazas verdes y celestes eran las lentas; amarillas y rosadas, velocidad media y las rojas y naranjas, las más rápidas. Así que lo que iba a ser un paseo tranquilo, se volvió más movido para los primeros, dejando a Nino más que mareado.

No llegó a devolver el almuerzo, pero no estaba en condiciones de subirse a otra atracción. Como Alya quería conocer el castillo, decidieron ir a ese lugar, solo que:

- Pero,pero... - tartamudeo Marinette, entre preocupada y nerviosa.

- Pero nada, ustedes aprovechen y siguen jugando, cuando Nino este mejor los alcanzamos – respondió Alya.

- ¿Estás seguro? – preguntó Adrien a su amigo.

- Claro – asintió.

Y sin darles más opción, Alya y Nino dejaron solos a sus amigos para que se divirtieran juntos y tal vez algo más.

Adrien fue el primero en romper el incómodo silencio que dejaron sus amigos al irse.

¿Y... a dónde quieres ir?

Cumpleaños EspecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora