Cumpleaños Especial

Cajas

Después de unos minutos Adrien volvió con una bolsa de papel de tamaño medio. Los tres le iban a preguntar que había comprado, pero se limitó a decir que era una sorpresa.

Por la cantidad de cajas que tenían y la hora, decidieron ir a un local de comida a cenar. No tardaron mucho en decidir, fueron a un restaurant ambientado en la película, La Bella y la Bestia.

Apenas entraron, los cuatro quedaron asombrados, sin poder creer lo que veían. El restaurant era una réplica casi exacta del salón del castillo de la bestia, la misma cerámica, el mismo papel tapiz en las paredes, hasta los candelabros. Lo único diferente es que en vez de la mesa larga de comedor, había pequeñas mesas para cuatro personas en la habitación.

El grupo fue dirigido, por una mesera, a una de las mesas que para suerte de ellos, daba a un gran ventanal, artificial, que mostraba el balcón y el patio de la película.

Tras recibir los platos que habían pedido, sacaron las cajas para, por fin, ver lo que habían conseguido. La primera en abrir una, fue Alya.

- ¿Nino? – preguntó divertida, al que la figura era de su novio akumatizado.

- No, no es Nino le faltan los audífonos – comentó divertido Adrien.

- Muy graciosos – respondió el chico, haciendo puchero.

Quitando las bromas, la figura tenía muchos detalles, aparte de una base para ponerlo de pie. En el interior de la caja, también había una hoja con todas las figuras que tenía la colección, incluso tenían raras las que solo se veían las siluetas. Siendo dos más reconocibles, Chat noir acostado y una ¿Ladybug con cuernos?

- No creo que sean cuernos – comentó extrañada Marinette. Se enojaba con Chat pero nunca tanto para que la representaran de esa forma.

- Habrá que abrir las demás para ver si la encontramos – dijo animado Adrien. Tomando una de las suyas - ¿Eh?

Nino y Alya miraron la figura de un hombre enmascarado y traje morado que sujetaba un bastón, con extrañeza. Les sonaba haberlo visto, pero no sabían dónde. Sin embargo, Marinette y Adrien...

- Menos mal que no me tocó a mí sino lo quemó – pensó la chica, abriendo una de las cajas - ¿Alya? – exclamó al ver a Lady wifi.

- ¡Dame! – exclamó Nino, quitándosela de las manos - ¿Qué? Esta bonita... que Adrien te de una para compensar, tiene muchas – agregó completamente rojo. Los tres estallaron en carcajadas.

Uno a uno fueron abriendo las cajas, apareciendo los otros akumas, como Tormentosa, Faraón, Timebreaker, , Horrificator. Una vez más volvió aparecer Hawkmoth, pero a Marinette.

Alya fue la primera en terminar de abrir sus cajas. Aparte de Bubbler, obtuvo Horrificator, Princesa Fraance, El Mime, una Ladybug con su yoyo y una "Volpina", que al verla no pudo evitar ruborizarse.

- ¿Qué raro, no Volpina debería tener el pelo de Lila? – preguntó confundido Nino.

- N-ni idea – exclamó Alya, nerviosa – se habrán equivocado – dijo riéndose nerviosa. Dejando más confundido al chico.

Solo Marinette sabía la respuesta de porque la melena de la figura se parecía a la de su amiga, pero no podía decir nada. Así que en respuesta abrió su última caja. Contando "la robada", obtuvo a Hawkmoth, La Titiritera (la que se la iba a regalar a Malón) e Illustrator.

- Qué bonito – exclamó al verlo. Tenía una pose de ataque en la que se disponía a dibujar en su tablet – es muy tierno.

- Si, un poco – respondió Adrien, sin disimular su molestia. Hasta de juguete era un molestia.

Alya y Nino lo miraron divertidos. Se le notaba a leguas los celos. Para disimular, abrió sus cajas, le quedaban varias.

Por la cantidad que había comprado, era casi obvio que le iban a salir los mismos que a las chicas y otros más. Aquellos eran los que el chico no pudo evitar fruncir el ceño, como Cupido sombrío, que estaba a punto de lanzar una de sus flechas. La siguiente fue Reflecta, al pobre le dolieron los pies al verla. Aun recordaba los tacones.

Y la guinda del pastel y con el cual se puso pálido, El Coleccionista.

- ¿Cómo? – preguntó sorprendido al verlo. Solo él y Ladybug lo vieron.

Ante las miradas de extrañeza, tuvo que explicar que hasta su padre había sido akumatizado.

- Qué raro – comentó Marinette, tan pálida como el chico.

- Si uno pensara mal, solo faltan ustedes ser akumatizados – bromeó Nino, haciendo reír a Alya. Mientras, Adrien y Marinette rieron nervioso, ni en broma les hacía gracia.

Cuando iba por la mitad, Adrien tomó el resto y le entregó dos a cada uno.

- No esperaban que me iba a quedar con todos – dijo sonriendo. Sus amigos le agradecieron, en especial Alya.

- ¡¡Me salió la rara!! – exclamó al ver que obtuvo otra Ladybug. La cual, tenía la pose de cuando activa el Lucky Charm - ¡Gracias Adrien!

- De nada – respondió, abriendo otra. Salió Kung Food – creo que es mejor que tú lo tengas – dijo entregándoselo a Marinette, quien le agradeció el gesto. Y como no hacerlo si era su bisabuelo.

- ¡¿Un dinosaurio?! – exclamó Nino, al sacar el suyo.

- Animan – respondieron Adrien y Marinette, al unísono. Ruborizándose.

Al igual que su amigo, se lo entregó a Alya, ya que sabían que era el padre de la chica. En respuesta, le dio la otra caja que tenía. Al abrirla, Nino se encontró con la Volpina "rara".

- Cuídala con tu vida – lo amenazó, Alya.

- De, de acuerdo – contestó nervioso.

Marinette no pudo evitar soltar una risita, que trato de disimular con su caja. Le dio ataque de risa.

- Es un raro – exclamó Alya al verlo.

- ¡Es él! – exclamó aun riendo. La figura era un Chat noir, mostrando "sus garras" – más lindo.

Adrien no pudo evitar sonrojarse ante el comentario y su caja no ayudo. En ella estaba la Ladybug de la polémica. Como se imaginaron, no eran cuernos, eran orejas de gato. Por poco y Adrien comienza a maullar, lo mato.

- Eh planeta Tierra llamando a Adrien Agreste – llamó su amigo – sabemos que es bonita, pero cálmate.

- Lo siento – exclamó nervioso.

- Es mejor que se apuren o los abren después, en media hora más sale ultimo bus – dijo preocupada Alya al ver la hora.

- Mejor nos vamos, sino no vamos a llegar – dijo Nino.

Sus amigos asintieron, el restaurant se encontraba casi en la mitad del parque. Por lo que tenían mucho que caminar.

Terminaron de comer y con la promesa de terminar de abrir las cajas en el bus, salieron de lugar.